lunes, 1 de febrero de 2010

El monoteísmo ético, un aporte judío a la humanidad

El monoteísmo ético, un aporte judío a la humanidad

El monoteísmo, la creencia en un solo D-os
“Shemá Israel, Adonai Eloeinu, Adonai Ejad”. Escucha, oh Israel, Adonai es nuestro D-os, Adonai es Único. Esta oración es una base con el contenido principal de la creencia religiosa judía: un D-os Único, Uno solo. Está escrita en la Torá, en Devarim (Deuteronomio) y forma parte también de la liturgia judía. Es una expresión que el pueblo judío ha recitado en todas las partes del mundo en las que se ha encontrado, y que lo ha mantenido unido en su fe y creencia monoteísta, y llevado a cumplir con la ley judía, con las mitzvot, los preceptos.
El monoteísmo ha sido, indudablemente, un rasgo característico del pueblo judío a lo largo de su milenaria historia. En la antigüedad le costó persecuciones y matanzas, de parte de paganos o de quienes solo creían en el poder terrenal del hombre; mas luego la humanidad comprendió la idea de un solo D-os, y millones de personas, desde diferentes creencias, abrazaron este concepto, consagrado luego de la religión judía especialmente en las religiones que de ella se desprendieron: el cristianismo y el Islam.
Ahora, cabe agregar que el monoteísmo judío no fue el único monoteísmo que existió en los años antiguos. En Egipto, Amenofis IV (también conocido como Ajnatón) estableció, como lo menciona André Néher, un “momento de monoteísmo: instante pasajero, puesto que el sucesor inmediato… Tut Ank-Amón… devuelve a su sitio las reglas convencionales, y restablece, en toda su rígida fijación, el culto a Amón…”. Por más que no duró mucho, el culto establecido por Ajnatón debe contarse entre los monoteísmos. En el llamado Himno a Ajnatón, hay una línea que dice “Oh, Dios único después de ti no hay nada”. Hay otros ejemplos que el ensayista Alejandro Oliveros rescata y los denomina “monoteísmos paganos”, refiriéndose a ciertos casos, en los que en la mayoría la única divinidad era el sol. Incluso los incas llegaron a establecer la creencia en el sol.
Entonces, si hubo otros monoteísmos en la antigüedad, ¿cuál es la particularidad del monoteísmo judío y por qué trascendió tanto? Aparte de que es un monoteísmo que perduró en el pueblo en vez de ser meramente transitorio, y perteneciente de manera fuertemente arraigada a un pueblo que sobrevivió cuando los demás se fueron extinguiendo, es un monoteismo ético. Esta última es una virtud sobresaliente y determinante del pueblo judío.

El monoteísmo ético, una creencia profundamente moral
El monoteísmo ético implica una serie de cuestiones trascendentales además de creer en un solo Di-s: se desprenden principios morales y normas éticas que organizan un modo de vivir y ver la vida. Es la creencia en un solo D-os y la realización terrenal de esa ley e inspiración divina, traduciendo en actos y pensamientos las enseñanzas que obtenemos de D-os, el cumplimiento de los preceptos como personas y como pueblo.
El pueblo judío como Pueblo Elegido por D-os, es el encargado de la aplicación y transmisión de esta moral, y cuenta con las fuentes sagradas para guiar sus pasos por el camino de la redención. Es en base a estos pensamientos, estas filosofías, reflexiones, a la fe, que el mundo judío va a focalizar las visiones de un mundo de libertad y justicia. Libertad, gracias a la cual los individuos somos precisamente personas libres, con posibilidad de elegir. Hacemos y no hacemos por nuestra propia voluntad, disfrutamos de nuestros logros, asumimos nuestros errores, somos responsables. La libertad y la responsabilidad podemos verlas remarcadas en dos fechas importantes dentro del judaísmo: Pesaj y el Yom Kippur.
Aprendemos de Pesaj que fuimos esclavos, sometidos bajo el yugo del faraón. Fuimos liberados por el brazo extendido de D-os, pasamos de ser un pueblo oprimido a ser una nación libre rigiéndose por sus propias normas bajo la soberanía de los propios gobernantes. Y en lo respectivo a Yom Kippur, somos perdonados por nuestros pecados cometidos a lo largo del año, y vale hacer aquí una observación: como lo explica el rabino Sergio Bergman, en el judaísmo con el correr de los años se pasa de la doctrina del “día de la expiación” a la doctrina del “día del perdón”, con lo cual nuestras acciones erradas no son completamente borradas como si nunca hubieran existido, sino que asumimos nuestra equivocación, meditamos en ella y somos perdonados, siendo responsables por lo que hicimos.
La justicia es otro componente fundamental del monoteísmo ético. “Justicia, justicia perseguirás” está escrito en Devarim (16:20). “Una de las Mitzvot que se exige de cada judío, es juzgar al prójimo “hacia el lado positivo de la balanza” cuando se lo encuentra en un estado en el que se puede confiar o sospechar (Pirkei Avot 1:6)” explica el rabino Daniel Oppenheimer. La justicia como aspiración máxima de realización de un mundo mejor, el dar y recibir lo que corresponde, el juzgar con ojo crítico por medio de parámetros correctos y no tendenciosos escondiendo malos propósitos, es lo que podemos hallar en nuestras fuentes. Y que, continuando por la senda del judaísmo reflejo de rectitud, los pensadores judíos modernos saben interpretar e implementar en esta época de la historia en la que vivimos. Tomamos en este punto, unas líneas de Gustavo Perednik, que escribe que la justicia es “…la primera de todas las leyes que, de acuerdo con el judaísmo, la humanidad (y no exclusivamente los judíos) está obligada a cumplir. Esta obligación puede ser considerada como el máximo mandamiento judaico. En el escueto lenguaje talmúdico se denomina "dinín" y comprende la administración de la justicia, la creación de tribunales, el imperio de la ley o, en términos más modernos, el estado de derecho. El estado de derecho, que es la base real de la democracia, se enraíza en el judaísmo. Ese estado implica no solamente el legítimo gobierno de la mayoría sino, lo que es fundamental, los derechos de las minorías gobernadas”. Justicia perseguiremos, para todos, para las personas, para que vivamos en un mundo justo, de cumplimiento de la ley, de respeto por los sujetos. Por eso entendemos al monoteísmo ético como un aporte judío a la humanidad; ante la obligación de toda la humanidad de ser una correcta administradora de justicia, el judaísmo provee las bases, siembra los ideales que van a permitir una óptima aplicación de esa justicia.

El pacto judío
Este pacto entre el pueblo judío y D-os, que estamos profundizando a través del monoteísmo ético, es deliciosamente descripto por Marcos Aguinis en su discurso “El orgullo de ser judío”: “…sacraliza la vida, los derechos y las obligaciones de cada persona, que compromete el cuidado del planeta, de los animales y un respeto sin precedentes por el distinto, por el extranjero…El monoteísmo ético incluía la hermandad de la raza humana. Todos provenimos de una pareja mítica, Adan y Eva. Y como si no fuera suficiente, hubo un diluvio y después se consolidó el origen común a partir de otro padre de todos: Noé”.
El escritor Eduardo Galeano, que en reiteradas ocasiones expresa ideas antijudías, opina: “En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso: “Honrarás a la naturaleza de la que formas parte”. Pero no se le ocurrió”.
Frente a tantos temas que comprende el monoteísmo ético, abordados con suma profundidad y no escatimando ante las complejidades del mundo, para responder a Galeano vale simplemente volver a citar el discurso magnífico de Aguinis: “Otro elemento notable del monoteísmo ético, que aún no fue reconocido debidamente, es el compromiso con la ecología. El hecho de dejar descansar la tierra y respetar a los animales merece admiración. En el Tanaj existen abundantes versículos de inspirada poesía sobre árboles, frutos, flores, plantas, valles y colinas, que se aman y elogian. Theodor Herzl, antes de morir, creó el Keren Kayemet. Su misión, además de comprar tierras para permitir un legal crecimiento del Ishuv, fue plantar árboles y fertilizar la tierra”. Lo cual nos da una vista panorámica acerca del amor judío, antes y ahora, por la naturaleza. El cuidado y la preocupación en conservar el medio ambiente se refleja ya sea en el Tanaj o en los emprendimientos del sionismo, fiel muestra del compromiso judío infaltable en la consecución de los objetivos con el entorno natural que lo rodea.
Concluímos entonces con este repaso sobre el monoteísmo ético, afirmándolo como aporte judío del cual creyentes y no creyentes se pueden valer para construir un mundo libre y justo, en el cual los más altos valores se vean encarnados en las más nobles virtudes, la ley regule nuestra convivencia, y nuestras vivencias sean provechosas. Y de parte de un creyente en D-os, con el convencimiento de que obrando acorde a sus principios, la vida humana será más fresca, satisfactoria y productiva, con libertades y responsabilidades que nos permiten aprovechar y nos piden cuidar los regalos que tenemos.

Ezequiel Eiben
30-1-2010

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