lunes, 10 de mayo de 2010

El prójimo durante la Cuenta del Omer

El prójimo durante la Cuenta del Omer

En Pesaj se produce la liberación de los hijos de Israel. Tras haber estado sometidos a la esclavitud durante cientos de años, la salida de Egipto marca el fin del yugo del Faraón, de aquellos tormentos corporales, y la obtención de la libertad en el plano físico. En Shavuot, se produce la entrega de la Torá, que conlleva una liberación de carácter espiritual de lo sufrido por el rigor egipcio, y un abrazo a la Ley establecida por D-os.
Entre estas dos fechas importantes, tenemos la Cuenta del Omer. Marca el camino constructivo desde la liberación hasta la entrega de la Ley. ¿Y por qué Israel se hizo acreedor de la Torá? ¿Era superior al resto de los pueblos? ¿Tuvo algún mérito notable que escaseó en los demás? La explicación que tenemos es pura, y alejada de las doctrinas modernas de superioridad racial que tanto daño han provocado con su acento en la intolerancia. D-os eligió a Israel no por su cantidad, ni porque fueran seres humanos superiores. Es el Pueblo Elegido por ser especial, por su camaradería, por los lazos fraternales estrechados entre sus miembros. Por ser un pueblo con unidad.
Así vemos que la hermandad entre personas que se reconocen partes integrantes de un mismo pueblo, cuenta con la gracia de D-os. Por lo tanto, nuestros sabios nos dicen que en este período del Omer, hay que fortalecer el cumplimiento de mitzvot que se relacionan con el otro. Y guiándonos por esta sabiduría judía, creyentes y no creyentes podemos aprovechar la Cuenta del Omer para reforzar las relaciones interpersonales, nuestro vínculo con los demás, nuestra comunicación. Mi forma de ser referida al prójimo, que es como yo, para tener una agradable relación en base a un comportamiento social adecuado, en el cual cada uno tiene su espacio y comunicados podemos construir.
En definitiva, como explica el rabino Abraham Dwek, “en Pesaj Israel se libera; en Shavuot aprende qué hacer con esa libertad”. La Torá es entregada a Israel por su unidad como pueblo. Según el rabino Gabriel Hoffer, “la Torá enseña cuál es la misión y objetivo del hombre en el mundo”. Y rabi Akiva expresó que el gran principio de la Torá es “Ama a tu prójimo que es como tu”. Por lo que resumimos que amándonos, estamos cumpliendo con la Torá, que fue entregada justamente por la unidad, y esa unión nos permite construir y crecer como pueblo. La libertad es el valor que nos lo va a permitir, y por más que no somos absolutamente iguales, eso no debe conducir a la intolerancia, sino a enriquecerse espiritualmente con la variedad del prójimo. El rabino Sergio Bergman lo aclara, explicando que hay que celebrar la diferencia, y tener unidad en la diversidad. Así respetamos la libertad individual y también nos desarrollamos como pueblo.

Ezequiel Eiben
28-4-2010

Homenaje por Iom Hazikarón

Homenaje por Iom Hazikarón

Jaim Weitzman, personaje histórico del sionismo y primer presidente del Estado de Israel, acuñó la frase “a un pueblo no se le entrega un Estado en bandeja de plata”. Con esto hacía referencia a los arduos esfuerzos que realizaba el pueblo judío, ya fuera en el plano político o militar, para conseguir la tan ansiada independencia en Eretz Israel.
Hoy, que los judíos ya tenemos un Estado que cumple orgullosamente 62 años, no solo festejamos el épico logro conseguido, sino que hacemos un espacio para homenajear y recordar en Iom Hazikaron a quienes dieron su vida por la causa sionista, y a quienes la perdieron víctimas del terrorismo perpetrado por los enemigos de Israel.
Recordamos a los valientes caídos que lucharon en los grupos clandestinos de autodefensa antes de que se declarara la Independencia del Estado. La Haganá, el Palmaj, el Etzel y el Leji se desempeñaron como organizaciones militares nacionales que defendieron cada una por su parte y a su manera los intereses de las facciones sionistas, protegiendo a la población judía que residía en Eretz Israel. De ellas recordamos a los justos luchadores, y condenamos a quienes recurrieron al terrorismo.
Recordamos a los jaialim caídos de Tzahal, las Fuerzas de Defensa de Israel, que una vez establecido el Estado, pelearon con alma y vida para ganar todas y cada una de las guerras que tuvo Israel, que siempre salió airoso y triunfante.
Y recordamos también a las víctimas del terrorismo, inocentes personas que vieron truncadas sus vidas por el propósito de fanáticos asesinos, frente a quienes Israel combate sin cesar como quien combate contra una de las mayores amenazas a la paz mundial.
Natan Alterman toma la frase de Weitzman y escribe inspirado un poema que honra a quienes hoy tenemos presentes en nuestro corazón, los luchadores que dieron todo, incluso su vida, por Israel. En él, los valientes responden al superar los desafíos y concretar el gran objetivo: “Somos la bandeja de plata sobre la que se concedió el Estado Judío”.

Ezequiel Eiben
24-4-2010

La visión herzliana

La visión herzliana

La visión herzliana se sustentaba en una fuerte creencia de que los judíos necesitaban un refugio. Poseía un contenido espectacular e inspirador para conseguirlo por medio del trabajo y la legitimación, y apuntaba a un fin justo a la vez que osado, utópico dirían algunos: crear un Estado Judío.
Siendo vocero y referente de todas aquellas almas judías que compartían su idea, se movió incesantemente por las kehilot y gobiernos europeos, haciendo gala de la extraordinaria capacidad de liderazgo y movilización de corazones con la cual estaba dotado, para plasmar en acciones políticas los objetivos del sionismo. El regreso a Sión, a Jerusalén, a Eretz Israel, se encontraba cada vez más cercano, aunque por ello el camino no era menos difícil.
Vivas disputas se mantenían y acaloradas discusiones se sucedían una tras otra en el marco de los Congresos Sionistas. Los diversos delegados de las múltiples facciones sionistas existentes abrazaban la idea del asentamiento judío en Eretz Israel cada uno a su manera, desde su punto de vista. Si bien a veces se lograba consenso en cuanto a objetivos y metodologías, no resultaba extraño que chocaran posturas diametralmente opuestas. Para fortuna de los judíos, el presidente de la Organización Sionista Mundial, el mismo Herzl, era la piedra angular que lograba conservar unificado el sionismo en un mismo proyecto y encausado en el trayecto paso a paso hacia la tierra ancestral.
Su estampa de líder natural amenazó con desmoronarse como un edificio dinamitado cuando fue duramente criticado en el Sexto Congreso Sionista. Una amplia oposición en los delegados presentes, especialmente los llegados de Rusia, lugar foco de la judeofobia existente a finales del S. XIX y principios del S. XX e.c., trituró el Plan Uganda presentado por él. Aunque la propuesta consistía en un refugio transitorio en territorio africano sin renunciar a llegar a Eretz Israel en el futuro, basándose en que había que actuar con urgencia ante los violentos estallidos de los pogroms, Herzl fue tildado de traidor, acusado de haberse alejado de la esencia del sionismo. Triste por la eufórica reacción en contra del plan (por más que al final la mayoría terminó votando a favor de una comisión examinadora de la posibilidad africana), pero sin quedarse abatido por la complicada realidad que atravesaba el sionismo en momentos decisivos que demarcarían con trazo pesado el porvenir, defendió la idea de Uganda, aclarando nuevamente que no renunciaba a Eretz Israel, firme en su convicción de que los judíos que venían siendo masacrados no podían esperar más. Esto es lo que quiso transmitir Herzl, sobre esto quiso concientizar a los demás.
La muerte tempranera a causa de enfermedad del gran visionario y creador del Sionismo Político, provocó un bajón general en el ambiente y representantes sionistas. Por más que se lo hubiera cuestionado en los últimos altercados, resultaba innegable que su presencia constituía el motor que ponía en funcionamiento al Movimiento Sionista. La pérdida del líder llevó a que se descartara definitivamente el Plan Uganda en el Séptimo Congreso Sionista, y que las prioridades se reorganizaran otra vez en torno a Eretz Israel. Una ausencia irremplazable en el sionismo, pero el Movimiento no debía menguar esfuerzos ni sentir que perdía el rumbo sino continuar con lo iniciado.
Herzl dejó un legado escrito y oral con su sello distintivo, demostró una voluntad inquebrantable con cimientos en sólidas creencias, y desplegó un liderazgo que elevó a los judíos a una estructura organizacional y situación política sin precedentes en la historia moderna. Su gloriosa visión puso en marcha lo que años después se constituiría en la independencia judía en Eretz Israel. Entre todos los destacados pioneros que colaboraron dando lo mejor de sí para que el Estado de Israel se haya creado, si hay alguien a quien debemos agradecerle por haberlos encaminado y guiado, ése es Herzl.

Ezequiel Eiben
23-4-2010

Noble tarea en una dura historia judía

Noble tarea en una dura historia judía

La del pueblo judío es una historia llena de heroísmo, transitada con esfuerzo, sufrimiento, sangre, y también con alegrías y responsabilidad, basándose en una visión romántica a la vez que real de la vida, en la cual siempre presente debe estar la justicia.
El judaísmo nos ofrece una gama interminable de fuentes del saber, de las cuales se desprenden sistemas de conocimiento de consistente integridad. Una filosofía con bases sólidas, claridad conceptual, bellas construcciones, sabiduría milenaria. Ideologías apasionadas con rigor científico o fe religiosa, con lógica racional o creencias virtuosas. En general, del pueblo judío destacamos la honestidad en los cimientos, la coherencia intelectual y la aptitud educativa. Y esto es lo que se da en los diversos matices que han surgido a lo largo del arduo trayecto que le ha implicado su hasta aquí milagrosa existencia, siempre plagada de feroces luchas por sobrevivir ante incansables ataques de sus enemigos.
Pero hasta aquí ha llegado el heroico pueblo judío, y tiene todo para seguir. Con divisiones internas, posiciones enfrentadas que se advierten irreconciliables, y que se baten a duelo en el mismo y esencial centro de la nación, ha perdurado contraviento y marea. Las campañas en su contra no han impedido que siembre las semillas del pensamiento de la humanidad, que moldee la moral que debe regir en un mundo justo que sea para todos, y que consagre la ética personal como modo de obrar para el beneficio propio y para el beneficio y el no perjuicio de los demás.
Esta sangre derramada de los hijos de Israel, estas heridas abiertas que se cree jamás cicatrizarán, o que bien pueden cerrar y tener todos un mundo de paz con la llegada del Mashiaj, y el forjamiento de un proyecto común de nación, fortalecen al pueblo judío y lo cohesionan más allá de cualquier diferencia de ideas o divergencia en las miradas. Arrastrarse por duras rocas hasta poder volver a ponerse de pie y observar lo que fue y lo que es con los ojos de quien espera más y tiene con que encararlo, es algo que el pueblo judío acepta. Asume como propia la misión de mantener viva su tradición y de contribuir al progreso de toda la humanidad. Asume como propio ser el Pueblo Elegido para indicar el camino a los demás, sin imponerlo, pero sin negarles la luz para que se animen a recorrer los senderos desconocidos u oscuros.
Noble tarea asumida por siglos con desafíos que constantemente se renuevan, y que el pueblo judío, fortalecido por cada uno de ellos, sabe que puede superarlos.

Ezequiel Eiben
12-3-2010