martes, 1 de junio de 2010

Refutación al artículo “El peso de una alianza” de Alejandra Conti

Refutación al artículo “El peso de una alianza” de Alejandra Conti

Lo acontecido con respecto a la flotilla con destino a Gaza es otro lamentable episodio de antiisraelismo, que se encarga de despertar con ayuda de comentarios de ignorantes y apologistas occidentales del terrorismo islámico, la siempre latente judeofobia, a esta altura imposible de enmascarar en el refugio de la crítica desmedida a Israel. En defensa de la verdad, y del honor judío y de Israel, hay que refutar los argumentos expuestos por la señora Alejandra Conti en su artículo “El peso de una alianza”.
Con irresponsable ligereza pide un cambio radical de la política de EEUU hacia Israel. Pues bien, hay que avisar que el cambio ya se produjo desde que comenzó a gobernar la administración Obama, en donde el foco de las críticas norteamericanas es Israel, la víctima, y las demandas escuchadas son las palestinas, quienes han sido los victimarios. Con esta inversión, queda la imagen de un Israel culpable del conflicto en Medio Oriente, cuando en efecto es el único que se preocupa por resolverlo. No viene mal recordar el discurso de Obama en el Cairo, donde se salteó la histórica conexión judía con la Tierra de Israel, o las reacciones desproporcionadas ante el anuncio de construcciones en Jerusalén. Se sabe que el pueblo judío tiene el derecho histórico sobre Israel, y se sabe que Israel no tiene por qué aceptar restricciones a su soberanía en su propia capital, y menos cuando se trata de construcciones que ni siquiera encuadran en lo que muchos denominan injustificadamente “asentamientos”.
Luego Conti prosigue haciendo referencia a Tel Aviv como la capital de Israel. En 1980 (sí, hace ya 30 años, lapso suficiente para que una escritora tenga tiempo de enterarse) el Parlamento israelí, la knesset, aprobó la ley que establece a Jerusalén como capital eterna e indivisible del pueblo judío, la capital de Israel en definitiva. Pero ahí está el viejo truco de tratar de deslegitimar a Israel como sea. O criticando absolutamente todo lo que hace, o desconociendo a su propia capital, sus propios derechos sobre la ciudad emblema de toda su historia. Debe saber la señora Conti que cuando el señor Primer Ministro Biniamín Netanyahu habla, lo hace desde la capital Jerusalén. Washington no lo va a encontrar si llama a Tel Aviv. Por otra parte, el poder de veto, cuando es utilizado por EEUU, es utilizado con sentido común, en contra de las innumerables condenas inmerecidas contra el Estado de Israel. Acerca de los reclamos “inofensivos” de Europa, Asia, América y países árabes, no son para nada inofensivos. Se nota que usted nunca vivió en Israel y sufrió constantes disparos de misiles, para que luego cuando responda a las agresiones terroristas sea condenada por un infame “Informe Goldstone” o con comisiones investigadoras específicas por sucesos en Israel que ni se comparan a terribles tragedias que acontecen en Sudán o Darfur y que no ameritan un mínimo de esfuerzo por parte de la ONU o una aunque sea pequeña condena por parte de varias ongs que se hacen llamar de “derechos humanos” pero son antiisraelíes o a lo sumo de “derechos terroristas”. Ni hablar de una institución palestina antiisraelí específica en la ONU que trata a los refugiados, o de lo que las ingratas condenas logran despertando boicots alrededor del mundo de productos israelíes en los mercados, o de intelectuales israelíes en universidades.
Por si fuera poco, Conti recurre a una de las armas judeofóbicas más antiguas: el prejuicio. Ella adopta las famosas “teorías conspirativas” al hablar del lobby sionista en EEUU. De más está decir que el mito del complot judío mundial para la dominación del planeta es un absurdo que se ha arraigado y prolongado a lo largo de los años en parte por la culpa de personas como ésta, que los siguen resucitando y los dan por sentado. Alguien que quiera enmarcarse en la seriedad, se dedica a la investigación y a la obtención de información idónea. Alguien que solo quiere plantar en el pensamiento colectivo una idea que no tiene sustento en la realidad, que no es susceptible de investigación en cuanto que no existe, recurre a estos mitos judeofóbicos. Un intelectual honesto investiga, lee y opina para consagrar su esfuerzo a la verdad. Conti recurre a la mentira, al mito, a la teoría conspirativa que escuchó pero no investigó, por lo cual, fuera de lo que es un intelectual, cuadra perfectamente en la casilla de una “intelectualoide”.
Conti continúa con su errático análisis sugiriendo que la debilidad de Obama le da vía libre a Israel para cometer atrocidades. En realidad, justamente lo que necesita Israel de su aliado es que sea fuerte, y lo ayude en su lucha contra los enemigos que pretenden su obliteración, contrario a la política ejecutada por Obama hasta el momento. La debilidad de Obama solo ha traído consecuencias negativas para Israel, como por ejemplo el desarrollo del plan nuclear iraní que EEUU y el mundo libre no atinó a frenar a tiempo, y ahora con la alianza de Irán con Turquía y Brasil, será más difícil. ¿Hay que recordar que Irán busca una bomba y el lema de su presidente, el infame Ahmadinejad, es “borrar a Israel del mapa”? Irán sí es un Estado terrorista, no Israel. La sugerencia de que el procedimiento de defensa israelí contra la flotilla es terrorismo de Estado, no encuentra respaldo ni siquiera en la definición de terrorismo. Esos “humanitarios” estaban armados, tenían vínculos terroristas, iniciaron el ataque que fue premeditado, y buscaban nada menos que fortalecer a los terroristas de Hamas. Lo que hizo Israel fue autodefensa, señora Conti.
El último párrafo de su artículo ya es el colmo, puede ser catalogado como el “reino del revés”. Israel tiene un Ejército de Defensa que responde a las agresiones, en vez de iniciar guerras genocidas como lo han hecho los totalitarios dirigentes árabes y persas. El “disparar primero y preguntar después” es falaz, puesto que justo en este caso, los que atacaron primero fueron los de la flotilla. Ah, y ni se molestaron en preguntar después. ¿Acaso usted puede alegar discapacidad visual y no vio los videos? Después le otorga a Israel el carácter de intransigente y de no querer dialogar. Qué locura. Han sido los palestinos, todo este tiempo, quienes han planteado exigencias maximalistas y han rechazado las iniciativas de paz, y desperdiciado todas las oportunidades de establecer un Estado propio. ¿No lo escuchó a Netanyahu llamar a los palestinos a la mesa de negociaciones sin condiciones previas? El final de su artículo es bochornoso. ¿Qué trata de decir? ¿Qué Israel es el culpable de que haya terrorismo? Más bien, Israel es uno de los pocos países que tiene los pantalones bien puestos para combatir al terrorismo. Israel pelea para desbaratar el terrorismo. Ya existía el terrorismo contra los sionistas aun antes de que se creara el Estado de Israel. Apologistas, colaboradores y fanáticos, son los que los terroristas aprovechan para perpetrarse. Pero la sugerencia de que una democracia que ejerce el derecho a la autodefensa es culpable de la intransigencia de sus enemigos (en otras palabras, la víctima es la responsable de ser la víctima) es una locura. Hacer el bien no es ser culpable.

Ezequiel Eiben
1-6-2010