jueves, 25 de noviembre de 2010

A no intentar ser demasiado tzadik sin realmente serlo

A no intentar ser demasiado tzadik sin realmente serlo

“No seas demasiado tzadik” (Kohelet VII, 16).

La aludida cita judaica enseña que no hay que caer en los excesos y en las exageraciones. Un texto que podemos encontrar en la web de Bamá, la casa del educador judío, lo explica diciendo que “no hay que ser más religioso que la Torá”.
Traigo esto a colación porque me encontré con un artículo titulado “¿Quién mató a Rabin?”, de Daniel Alaluf, en el cual percibí, precisamente, exageraciones y excesos. El autor desea hacer justicia en un asunto atendible (respecto de quienes se burlan y manosean la verdad acerca del asesinato de Itzjak Rabin), pero termina convirtiéndose en un justiciero que quiere hacer su justicia injustamente. En aras de lo que considera justo, aplica penas (entiéndase como “critica destructivamente”) a otros que no lo merecen. Termina siendo un injusto.

Lo que escribe el señor Daniel Alaluf, en algunos pasajes roza lo grotesco. La primera gran falacia es decir que el verdadero enemigo de Israel esta adentro y no afuera. Esto lleva a una magnificación exclusivista del problema interno y a una relativización de la amenaza externa. Irán es un verdadero enemigo, Hamas es un verdadero enemigo, Hizballah y Jihad Islámica son verdaderos enemigos. Al escritor le pueden parecer más o menos amenazantes, pero no puede decir que no son verdaderos enemigos. Es una burla a las familias israelíes que lloran a sus hijos jaialim muertos en combate o sus hijos civiles asesinados en atentados terroristas. Es una postura ideologicamente perversa que sostiene parte de la izquierda israelí carente de memoria y muchas veces de moral.
No considerar verdaderas amenazas como es debido, es fomentado por organizaciones que se van radicalizando y encima creen ser las únicas y auténticas herederas del legado de Rabin, pero lo deforman y lo manipulan para su propio provecho político. Estoy hablando de Shalom Agshav, entre otras.

Lo que difunde ese específico programa de televisión sobre armar versiones propias del asesinato de Itzjak Rabin es terrible, espeluznante. Nadie cuerdo lo puede negar. Es revisionismo histórico, busca reescribir y tapar la verdadera historia, y debe ser condenado tanto por la derecha como por la izquierda democráticas. Pero no de la forma en que el citado artículo lo hace.
Muy sutilmente el autor, a través de la manipulación del lenguaje, intenta agarrar desprevenidos a los lectores y mezcla términos hasta hacerlos quedar como sinónimos: la derecha, la derecha nacionalista, la religiosa fanática, la derecha nacionalista fanática religiosa, etc. Varias combinaciones en las que todos quedan metidos en la misma bolsa. Cito a un izquierdista pacifista, Amos Oz, para confrontar esta técnica engañosa: “Quien no distingue entre los grados del mal, termina siendo un servidor del mal”.

Con respecto de la seguridad nacional y los intereses religiosos que según Alaluf convergen después del asesinato de Rabin, no hay que olvidar que los asentamientos surgieron y fueron fomentados tanto por la izquierda como por la derecha, y había cierto consenso, allá por 1967, en pensarlos también como medidas de seguridad. Hoy en día la izquierda los condena y la derecha los defiende. Lo concreto es que los asentadores son israelíes, y la obligación fundamental de un Estado es brindar seguridad a su gente, por lo tanto no puede criticársele a un gobierno defender a los asentadores y tomar medidas de seguridad al respecto. No se si este señor autor está pidiendo mandar a los asentadores "al muere", pero él se queja de que los religiosos no cumplen con la ley democrática; abandonar a israelíes sin protegerlos, dejarlos a merced del terrorismo, de seguro es ir en contra de la ley democrática y del objetivo fundamental de un Estado Moderno.

Demás está decir que el autor del artículo vuelve a emplear, enseguida, un detestable uso del lenguaje, que obedece también a las pretensiones del izquierdismo y progresismo europeo, con términos como "colonos" o "territorios ocupados". Si se utiliza el término “colono” para mencionar a quienes viven en los asentamientos, entonces debería llamarse de mala manera a todo el sionismo “colonizador” de la misma forma despectiva o agresiva. Quieren hacer creer que los asentadores son violentos conquistadores despojadores de tierras, cuando en realidad empezaron a construir sus casas incluso con ayuda gubernamental. Sí hay fanáticos, sí hay quienes realizan cosas horribles (aunque no conquistan haciendo de la violencia un credo); pero qué casualidad que deciden definir a todos los asentadores por casos particulares y no por la generalidad. Y por supuesto, preferentemente se los llama “colonos”, y si además se les imputa la ideología sionista como racista y violenta, mejor.
Por otra parte, la ley internacional se refiere a “territorio ocupado” como la posesión por fuerza militar de un poder soberano sobre tierras que previamente pertenecían a otro Estado. En los territorios de Judea y Samaria (llamados Cisjordania para quitarles la identidad judía y asimilarlos a la terminología árabe) nunca hubo un Estado palestino, sino que existía ocupación de Jordania. Estos fueron conquistados por Israel en guerras de autodefensa ante ataques provenientes de los países árabes (incluyendo Jordania). De esta forma, quedaron bajo jurisdicción israelí. Por lo tanto los territorios no son ocupados, son disputados. Y al haber sido ganados en una guerra de autodefensa no iniciada ni provocada, son como describe Julián Schvindlerman, “legítimo tema de negociación”.

También hay un párrafo dedicado a Biniamin Netanyahu que es sumamente destructivo. Condenable fue que Netanyahu aplaudió pancartas que mostraban a Rabin con uniforme de las SS nazis. Pero en lo que resta, ¿qué quiere Alaluf? Por un lado se queja de que la derecha de 1970 es retrógrada y que no deberían mantenerse aquellas posiciones, y por otro lado cuando Netanyahu modera su postura y la derecha admite la futura creación de un estado palestino también protesta como si fuera una hipocresía. Pareciera que nada le viene bien en cuanto a las posiciones de la derecha; mejor dicho, no le viene bien la derecha directamente.
Atribuirle responsabilidad a Netanyahu por el asesinato de Rabin son injurias y calumnias graves. Es inventar o retocar, basado en ninguna prueba, una causa lejana y mostrarla como una causa principal y eficiente.
Yo quisiera saber cual es el “daño irreversible” que Netanyahu intenta inferirle al Estado de Israel. Abandonar hoy los territorios y tener terrorismo a ambos lados del mapa (desde Gaza y desde Judea y Samaria), eso sí sería un suicidio y un daño irreversible. Este suicidio plantea el referido sector de izquierda. Mientras, el gobierno del Likud mantiene casi en índice cero al terrorismo fronteras adentro de Israel. Esto solo merece un aplauso y un sincero reconocimiento.
Cuando habla de que el actual Primer Ministro necesita aliarse con sectores radicales para sobrevivir, es directamente una mentira. El gobierno de Netanyahu goza de amplio consenso en Israel y si las elecciones fueran hoy, ganaría comodamente de nuevo. Los votos y las alianzas le dieron el poder, y así volvería a suceder. Lo que pasa es que el autor omite expresar que Netanyahu logró un gobierno de coalición: un Primer Ministro del Likud (él mismo), un Ministro de Relaciones Exteriores de Israel Beiteinu (Avigdor Lieberman), un Ministro de Defensa de Avoda (Ehud Barak), y sigue en el cargo de Presidente alguien de Kadima (Shimon Peres). Aparte, le ofreció a Tzipi Livni, líder de la oposición, formar parte del gobierno y ella rechazó. No se pone en duda que la derecha ha buscado alianzas en partidos religiosos extremistas, pero eso no es fundamental ni representativo de los más altos cargos en el gobierno ni de las más importantes decisiones de seguridad. Si a Ovadia Yosef de Shas se le ocurre opinar que los no judíos nacieron para servir a los judíos, ¿influye en Netanyahu cuando invita a los palestinos a negociar sin condiciones previas la paz?
Sobre lo que el autor expresa de Estados Unidos, no hace falta hablar mucho porque sabemos que las relaciones las dañó Obama, que es abiertamente pro árabe y bastante crítico de Israel. Ultimamente el Estado Judío ha estado aislado internacionalmente, aun cuando estaba Kadima en el poder, ¿no?

En el párrafo que escribe que el conflicto no puede resolverse hasta que no estén claros los limites del Estado Judío, vuelve a caer en la hipótesis ampliamente refutada por la realidad, día a día, gobierno tras gobierno. El problema central no son los asentamientos, ni los territorios. La medula no está allí, deberían saber los que tanto buscaron sin encontrarla. El problema principal es ideológico: la no aceptación de Israel por parte de lo mas fanático de los árabes, y la no aceptación de Israel como Estado Judío por parte de la Autoridad Palestina de Abbas. El terrorismo, la deslegitimación continua, la no apertura a la coexistencia, mucho menos a la convivencia; ése es el quid de la cuestión. No se puede negociar hasta el final y firmar un tratado de paz si no hay reconocimiento de los árabes hacia Israel. Porque si no hay reconocimiento, muchos de ellos piensan que así pueden darle rienda suelta a la violencia.

Por último, la derecha más representativa de Israel no basa sus reclamos en un derecho divino, sino en un derecho histórico. Cabe agregar ante lo afirmado por Alaluf, que el sionismo de Theodor Herzl en ciertos aspectos también fue deformado por la izquierda con sus incursiones socialistas. Releer “Der Judenstaat” y “Altneuland”, así como chequear otra vez las conclusiones de los Congresos Sionistas en los que Herzl participó, ayudará a comprenderlo. No hay que criticar un solo lado en este caso (el lado derecho), porque sino se cae en la tendenciosidad y en la mentira.

Sería correcto que el señor Alaluf se queje de lo que se tiene que quejar y de quienes se tiene que quejar, y así ser justo; y, paralelamente, dejar de involucrar injustamente a quienes no deben recibir sus quejas. Tan justo que quiere ser, termina siendo injusto. A no intentar ser demasiado tzadik sin realmente serlo.

Ezequiel Eiben
30-10-2010
22 de Jeshvan 5771

2 comentarios:

  1. Por otro lado pienso que Alaluf tiene razón.
    El enemigo de Israel está fuera de Israel pero el peor está dentro de Israel y estos se denominan Shalom Ajshav..los anarquistas en Beilin, profesores en las universidades que hacen lavados de cerebros aprovechando la democracia israelí y tendiendo sus redes en el extranjero para fomentar el boycot a Israel...
    el periodismo izquierdista,Guidon Levi, un tal Layco que tiene un foro en blogs de Aurora y toda esa camarada destructiva,
    y muchos más..todos judíos e israelíes.
    Estos son los verdaderos enemigos que hacen el mayor daño a Israel y son muy copiados y muy apreciados por los enemigos fuera de nuestras fronteras.
    No nos engañemos..esa es la verdad.

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  2. quiero remarcar que no es que yo piense que no son un problema (de hecho menciono a shalom agshav en el articulo). son problemas esos izquierdistas difamadores y tambien el grupo de ortodoxos que no reconocen al Estado de Israel y que piensan que pueden solucionar los asuntos tirándoles piedras a sus hermanos (lo que pasa es que según el artículo de Alaluf, un Irán nuclear no sería un enemigo).
    la lista de los difamadores judíos de Israel es larga (para lo cual recomiendo la lectura de, precisamente, “los difamadores de Israel” de Revista de Medio Oriente), entre los que están el periódico Haaretz, Guideon Levy, Amira Hass, Akiva Eldar, Dany Rubenstein, Michael Lerner, etc.
    son difamadores porque critican mintiendo, y tenes razon, nadie se puede engañar respecto de eso, ellos no deben ser la voz que represente a Israel, en base a sus mentiras.

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