jueves, 10 de octubre de 2013

Sedarim de la Mishná y su importancia religiosa



Sedarim de la Mishná y su importancia religiosa
Ezequiel Eiben
2012
5773

La mishná está dividida en seis Sedarim (órdenes) que mencionamos a continuación, tratando cada uno de ellos determinados temas (1):
1) Zeraim (semillas): leyes agrarias.
2) Moed (estaciones): Shabat y festividades.
3) Nashim (mujeres): matrimonio, divorcio y derecho de familia.
4) Nezikim (daños): jurisprudencia civil y penal.
5) Kodashim (cosas santas): leyes de sacrificio y dieta.
6) Tohorot (purificaciones): corrupción y purificación ritual.

Zeraim trata sobre rezos y mandamientos bíblicos respecto de la comida. Se divide en once tratados: El Zeraim está dividido en once tratados: Berajot ("Bendiciones"), Peah ( "Esquina"), Demai ("Producto Dudoso"), Kilaim ("Dos Tipos"), Sheviit ("Séptimo Año"), Terumot ("Donaciones"), Ma'aserot ("Diezmos"), Ma'aser Sheni ("Segundo Décimo"), Jalá ("Pedazo de Masa") Orlá ("Enxerto"), Bikkurim ("Primeros Frutos") (2).

Moed habla sobre las celebraciones y festividades, y está ordenado en 12 tratados: Shabat (sábado), Erubim (mixtura), Pesajim (corderos pascuales), Shekalim (shekels), Yoma (el día), Suká (cabaña), Bezá (huevo), Rosh Hashaná (año nuevo), Ta’anit (días rápidos), Meguillá (rollo), Mo’ed Katán (fiesta menor), Hagigá (ofrendas en festivales) (3).     

Nashim examina y categoriza los compromisos íntimos de las personas, como el matrimonio, y se clasifica en 7 tratados: Yevamot (matrimonio de levirato), Ketubot (contratos de matrimonio), Nedarim (votos), Nazir (ascetismo), sotah (sospecha de adulterio), Gitin (certificado de divorcio), kidushin (esponsales) (4).

Nezikim desarrolla lo pertinente a la ley penal y civil, y la organización de las cortes de justicia. Son 10 tratados: Bava Kamma (primera puerta), Bava Metzia (puerta del medio), Bava Batra (última puerta), Sanhedrín (Consejo de sabios), Makkot (pestañas), Shevuot (juramentos), Avodá Zará (adoración de los extranjeros), Avot (padres), Horayot (decisiones) (5).

Kodashim cuenta sobre los servicios religiosos en el Templo, los sacrificios y lo demás concerniente a las cosas sagradas. Se compone de 11 tratados: Zevajim (sacrificios), Menajot (ofrendas de comidas), Julin (cosas ordinarias), Bejorot (primogénitos), Arajín (dedicaciones), Temurá (sustitución), Keritot (escisiones), Meilá (sacrilegio), Tamid (siempre), Midot (mediciones), Kinim (nidos) (6).

Tohorot habla sobre la limpieza y purificación ritual, y las impurezas (7). Sus tratados son 12: Keilim (vasos), Oholot (tiendas de campaña), Nega’im (plagas), Pará (vaca), Tohorot (limpieza), Mikva’ot (baños rituales), Nidá (separación), Makshirin (actos preliminares de preparación), Zavim (emisiones seminales), Tevul Iom (baño del día), Yadayim (manos), Uktzim (tallos) (8).

La importancia religiosa de la Mishná y estas obras que hemos repasado es que incluyen las regulaciones que componen las codificaciones legales, los rituales religiosos y las prácticas fundamentales del judaísmo. Además,  la Mishná se basa en las posiciones de rabinos destacados que por su experiencia, labor y nivel de sabiduría han sido considerados como de gran valía.

Recordemos que es la codificación de la ley oral que se transmitió por generaciones, y que se decidió pasarla por escrito a los fines de afianzar las prácticas del judaísmo y evitar que se perdieran.

La Mishná es una obra ampliamente estudiada y difundida por los sabios judíos y las kehilot a lo largo de la historia. Incluso un exponente como Maimónides le dedicó un comentario, que terminó ganando mucha fama por su erudición y confiabilidad, y así fue que comenzaron a llegarle consultas sobre interpretaciones de la ley para conocer su opinión autorizada (9).

El propio nombre de la Mishná expresa simbólicamente la importancia que reviste para la estructura del judaísmo rabínico. “Mishná” viene de “Mishné le melej” que significa “segundo del rey”, lo que viene a explicar la relación que tiene respecto de la Torá, que sería “el rey”. Mishná también viene de “shoné”, la raíz de “estudiar” (10). 
Quienes aparecen como los autores de este trabajo son conocidos como Tanaim (viene de “taná”, que es “estudiar” en arameo).

El gran compilador fue Rabí Iehuda, quien se encargó de seleccionar los textos que formarían parte de una versión definitiva de la ley. A partir de esto, ya no se agregan o se quitan textos, sino que los esfuerzos van dirigidos a la interpretación de los ya seleccionados (11).  

Como conclusión podemos decir que es imprescindible el estudio de la Mishná para quien busque comprender el judaísmo rabínico, observar cómo se escribió y sistematizó la ley oral, y entender el origen de muchas de las interpretaciones del judaísmo que llegan a nosotros en la actualidad a través de las opiniones y fundamentos de los tanaim.

Bibliografía:
1- Mishná. Información General.
http://mb-soft.com/believe/tsom/mishnah.htm

2- Zeraim
http://es.wikipedia.org/wiki/Zeraim
3- INTRODUCTION TO SEDER MO'ED
http://www.come-and-hear.com/talmud/moed.html#
8- Seder tohorot Translation
http://translation.babylon.com/english/Seder%20tohorot/ - Traducción de fuente de Wikipedia.
11- La Mishná. Estructura de la Mishná.
http://www.judaismovirtual.com/1_general/mishna.php

miércoles, 2 de octubre de 2013

Negacionismo y cuestionamiento



Negacionismo y cuestionamiento
Ezequiel Eiben
21/9/2013
17 Tishrei 5774

Tras la sanguinaria década de 1970 en Argentina, la izquierda comenzó a difundir el discurso (luego adoptado por la mayoría del establishment político) de los 30000 desaparecidos. Una cifra que ninguna investigación logró demostrar y sobre la cual ninguna documentación fehaciente fue presentada para sostenerla. Ergo, este número puede cuestionarse: a) por su origen arbitrario, b) por su despreocupada imprecisión, c) por su falta de apego a lo probado y lo demostrable, d) por usarse como caballito de batalla con fines políticos, e) por no exhibirse en su empleo una preocupación por la verdad histórica y la rigurosidad en la investigación.

¿Qué sucede si uno lo cuestiona? Puede encontrarse con la respuesta de que eso es un equivalente a negar la Shoá y minimizar la cantidad de víctimas del genocidio perpetrado por los nazis.
Ahora bien, me propongo demostrar que no son comparables los dos supuestos: el negacionismo de la Shoá con el cuestionamiento[1] de los 30000 desaparecidos.

1) La Shoá es uno de los sucesos más documentados de la historia. Son la investigación y la documentación, sumadas a serias estimaciones y cálculos, lo que lleva a decretar el número de 6 millones de judíos asesinados por el nazismo. No es una ocurrencia primaria sobre la cual luego deben acomodarse a conveniencia hechos y pruebas. En cambio, en el caso de los desaparecidos en Argentina, la izquierda marxista dibujó un número arbitrario sin sustento, y quienes lo sostienen ni siquiera pueden adaptar las investigaciones a tal cifra; ninguna de las efectuadas llega al resultado pretendido.

2) Los “estudios” que niegan o minimizan la Shoá son farsas, hipótesis sin comprobación, suposiciones sin pruebas, sospechas infundadas, política judeofóbica sin objetividad. En el caso argentino, el propio informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), “Nunca más”, no supera la cifra de 10000 desaparecidos. Ninguna otra investigación relevante que se haya hecho puede siquiera acercarse a 30000.

3) Hay rigurosidad y seriedad en las investigaciones sobre la Shoá, y archivos a disposición. En cuanto al caso argentino, las irregularidades y arbitrariedades en la versión oficial son evidentes. Por ejemplo, el kirchnerismo agregó una polémica nueva categoría para el conteo: víctimas de “ejecución sumaria”. Explica Ceferino Reato:

“Se trata de una categoría muy general, que abarca a personas que fueron fusiladas en intentos de fuga que fueron fraguados y a muertos por grupos paraestatales, pero también a jóvenes fallecidos en tiroteos, durante ataques a cuarteles y comisarías o fusilados por los propios grupos guerrilleros a los que pertenecían, en cumplimiento de sentencias de "juicios revolucionarios", como fue el caso del cordobés Fernando Haymal, de 26 años. Figuran, además, personas que murieron mientras armaban bombas que estallaron antes de lo previsto.
Incluye también a muertos en tiroteos con la policía de otros países, como Hugo Irurzún, el "Capitán Santiago" del Ejército Revolucionario del Pueblo, fallecido en Asunción del Paraguay en 1980, luego del atentado contra el ex dictador nicaragüense Anastasio Somoza, que vivía refugiado en ese país. Un combatiente argentino, pero abatido en un tiroteo con la policía paraguaya en Asunción.
Es imposible averiguar cuántos son los casos irregulares de "ejecución sumaria" sin el libre acceso a los legajos de cada una de las personas que figuran en el nuevo Nunca Más, cuyo acceso está restringido por la Secretaría de los Derechos Humanos. Es otra de las tareas pendientes que deja el oficialismo”[2].

El citado caso de Fernando Haymal es una clara muestra de la intencionalidad política elaboradora de mitos y mentiras destruyendo la investigación histórica aspirante a la verdad. Una ejecución interna del grupo terrorista Montoneros quiere hacerse pasar como terrorismo de Estado. Al respecto, Agustín Laje escribe[3]:

Fernando Haymal (nombre de guerra “Valdés”) pertenecía a la organización terrorista Montoneros. Murió brutalmente asesinado por sus propios compañeros (aplicación de torturas mediante), a principios de septiembre de 1975, en la ciudad de Córdoba. Su muerte fue decidida algunas semanas antes por un “tribunal revolucionario” montonero que llevó adelante una parodia de juicio en su ausencia y determinó que debía “ser pasado por las armas en el lugar y momento en que se lo encuentre” (1).
(…) Pero el caso Haymal tiene varias particularidades que lo hacen especialmente peligroso para quienes utilizan la historia (devenida en historieta) de los 70 con fines políticos y/o rentísticos. Primeramente, su nombre fue incluido en los nuevos listados del Nunca Más, retocados en el año 2006 por la secretaría de Derechos Humanos que maneja Eduardo Luis Duhalde (comprometido con Montoneros en los años 70 y con el Movimiento Todos por la Patria del terrorista Gorriarán Merlo, en los 80). Según el “actualizado” listado, Fernando Haymal habría sido, entonces, víctima de las Fuerzas Armadas. ¿Cómo comprobar que esto no fue así? Pues los propios terroristas montoneros confesaron la verdad, a modo de hazaña, en su revista “Evita Montonera”, en octubre de 1975: “Fue ejecutado en Córdoba el delator Fernando Haymal (Valdés), en cumplimiento de la sentencia dictada el 26 de agosto por el Tribunal Revolucionario” (2).
Por otro lado, al año de haberse cometido la torpeza de incluir a Haymal en el Nunca Más, el montonero fusilado por sus camaradas fue conmemorado por el kirchnerismo con una placa de homenaje en el “Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado” sito en la costanera porteña, frente al Río de la Plata, tal y como lo anticipó oportunamente en este mismo diario quien suscribe este artículo. (…).
(1) Comunicado de Montoneros a oficiales y aspirantes titulado “Juicio revolucionario a Fernando Haymal”. Copia en poder del autor.
(2) Revista “Evita Montonera”, Nº 8, Pág. 21, octubre de 1975. Copia en poder del autor.

4) Las intenciones de los maliciosos negadores de la Shoá no tienen nada que ver con las de investigadores serios que cuestionen la cifra de 30000 desaparecidos en aras de hallar la verdad sin una motivación política espuria por detrás. Los primeros tienen varios móviles:
A) Desacreditar la creación del Estado de Israel. Entienden (equivocadamente) que es un regalo al pueblo judío por el exterminio sufrido. Lo que los lleva a pensar que negar el genocidio es socavar la base de legitimidad del Estado Judío: no hay exterminio, no hay Estado que regalar.
B) Limpiar el nombre del nazismo. Si el nazismo no cometió las atrocidades denunciadas, no hay que culparlo ni repudiarlo. Por lo tanto, el camino está allanado para volver sin ser mal visto.
C) Lavar las culpas de la judeofobia europea. El odio subsistente impide el análisis objetivo de la realidad, y el rencor prolongado no quiere saber de arrepentimientos o de exámenes mirándose al espejo. La culpa de lo que les pasó a los judíos, es de los judíos.
D) El lucro por practicar la judeofobia. Los mitos y resentimientos antijudíos hacen que siempre haya un público dispuesto a consumir judeofobia, y varios oportunistas ven aquí la posibilidad de ganar dinero vendiendo buzones a ingenuos predispuestos a tragarse cualquier palabrerío que acuse a los judíos.
Los segundos, por el contrario, arrojan luz sobre las mentiras izquierdistas y oficialistas, las cuales pretenden:
A) Hacer pasar a terroristas montoneros como simples personas víctimas de desapariciones.
B) Tergiversar ejecuciones internas de grupos terroristas y mostrarlas como terrorismo de Estado.
C) Inflar números para llamar la atención internacional.
D) Dibujar cifras más impresionables que las comprobables para sentirse con más espalda a la hora de llevar a cabo proyectos políticos partidarios fundamentados precisamente en la espectacularidad de los números.

El cuestionamiento con el consiguiente trabajo de esclarecimiento sirven para denunciar el manoseo político de verdaderos hechos y tragedias, la agenda política que se impone a partir de la mentira, y la tremenda injusticia de que fondos públicos sean desviados para pagar indemnizaciones y subsidios a familiares y glorificadores de asesinos terroristas.
Lo que hay que entender es que cuestionar fundadamente el número inventado por la izquierda no equivale a negar las desapariciones que efectivamente existieron; denunciar la injusta inclusión de terroristas no es igual a negar que inocentes hayan sido asesinados; y protestar por un conteo falto de seriedad usado con fines políticos no es lo mismo que justificar el accionar de las Fuerzas Armadas argentinas. Es contextualizar, apegarse a la evidencia, actuar con objetividad evitando la exageración, y buscar conclusiones fundadas.
Hay que cuidarse de no caer en las falacias non sequitur de la izquierda, que las escupe por doquier. Y tener en claro también que una oposición fundada contra la falsedad y un rechazo acertado hacia la arbitrariedad, en definitiva, no pueden equipararse al negacionismo de la realidad.    



[1] Me refiero exclusivamente al sincero y fundado cuestionamiento basado en investigaciones históricas. Para nada defiendo a quienes pretenden encubrir crímenes minimizando o negando cifras sin intenciones de saber la verdad, sino con el único propósito de blanquear verdaderas atrocidades.
[3]  La estafa de los DD.HH., Agustín Laje Arrigoni
http://agustinlaje.com.ar/blog/?p=79