jueves, 12 de julio de 2012

9 de Julio


9 de Julio
Ezequiel Eiben
9/7/2012

El 9 de julio en Argentina, como fecha importante y fundacional para la historia del país, merece festejos. Ahora bien, ¿qué festejamos? La libertad y la independencia argentina de la monarquía española. Pero esto no es suficiente, si como país Argentina es libre e independiente, pero nosotros como sus ciudadanos no somos ni lo uno ni lo otro. ¿Cuándo el festejo puede ser completo? Cuando los ciudadanos somos libres e independientes, que es lo que a fin de cuentas más vale para los individuos. El Estado, la “Argentina”, son abstracciones hechas por los hombres, que podrían recibir el denominador de “entes mentales”; mientras, los individuos de carne y hueso existen en la realidad como entes específicos que crean y desarrollan esas abstracciones antedichas. La libertad e independencia del Estado argentino de otros Estados, ¿hace mucha diferencia para los individuos, si estos, fronteras adentro, están esclavizados por su propio “gobierno soberano”, respecto de si el Estado argentino no fuera ni libre ni independiente y la esclavitud de sus ciudadanos respondiera a los intereses de la Corona española? ¿Sería mejor una dictadura local, nacional y popular, que una extranjera de importación? Como se ve a simple vista, en ambos casos hay individuos esclavizados por gobiernos tiránicos. De acuerdo a la metodología que cada cuerpo político emplee, podrá haber diferencias de grado, pero no de fondo; en el fondo, ambos casos muestran individuos viviendo (sobreviviendo) bajo el yugo de opresores. Se requiere de individuos libres e independientes para sostener un país verdaderamente libre e independiente; las auténticas libertad e independencia se dan cuando se refieren a los individuos concretos, no cuando se utilizan de forma vacía para describir abstracciones mientras que las personas viviendo bajo el sistema elaborado acorde a las abstracciones están sufriendo restricciones contra sus derechos. La independencia y libertad de un país no vale nada sin la independencia y libertad de sus individuos.
Ahora bien, uno podría preguntarse, por qué este autor, que mantiene posiciones liberales libertarias anarquistas, está festejando un aniversario del nacimiento de Argentina como Estado. ¿Acaso que este Estado no hubiera sido creado nunca, no sería lo más correcto a defender de parte de alguien que no cree en el monopolio de la fuerza pública? Pues bien, a esa pregunta, respondo: en la época de 1810, preludio de la Independencia en 1816, las opciones posibles eran: constituir una Argentina independiente; o depender de la Monarquía imperial española y sus vaivenes con el “Rey cautivo” Fernando VII, con posibilidades de caer bajo las redes del imperialismo francés de Napoleón Bonaparte. Primó la primera opción, llegando años después en el 9 de julio de 1816 su concreción definitiva. La sociedad anarquista ideal, no estaba en la mente de los próceres argentinos, ni existían posibilidades serias de establecerla. Sería un desacierto pensar que en el terreno de la Historia en aquel momento, en medio de un clima plagado de ideas estatistas fruto del trasfondo monárquico, las condiciones estaban dadas para el nacimiento de una sociedad anarquista sin la aparición del Estado argentino (hasta revolucionarios de Mayo de 1810 hablaban de gobernar en nombre del “Rey Cautivo”). Descartando esta improbable opción, la mejor sin dudas era la alternativa de la Argentina libre e independiente. Un Estado Mínimo (para la época), con un gobierno limitado por una Constitución, era una mejor defensa de la libertad, que esperar con la cabeza gacha los dictados y caprichos de monarcas casi incontrolables. Por supuesto que una vez lograda la independencia y libertad de Argentina, no hubiese significado nada para las personas aspirantes a ser libres e independientes si su país conceptualmente lo era pero ellas en los hechos no. Por esto, sostengo que aún liberales anarquistas, pueden celebrar esta gesta de 1816, que no puede ser entendida sin seguir las conexiones inseparables con la Revolución de Mayo de 1810, como la mejor opción real que hubo en la época señalada para dar nacimiento a un país con individuos libres e independientes. Celebrar, pero sin olvidar los liberales nuestro credo libertario: que queremos antes que nada individuos, personas, libres e independientes; que gobiernos que se jacten de ser ellos soberanos pero a la vez no respetan los derechos de los ciudadanos que gobiernan, no valen nada; y que la libertad del país es una farsa si no tiene libertad su elemento humano constituyente. Por ahora solo se puede festejar no estar subordinados a una monarquía, pero el festejo será completo cuando los ciudadanos del país libre e independiente, seamos libres e independientes.  

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