domingo, 29 de junio de 2014

Perspectiva liberal sobre la Copa del Mundo

Perspectiva liberal sobre la Copa del Mundo
Ezequiel Eiben
27/6/2014

La Copa del Mundo es un evento deportivo internacional de inmensas proporciones, con una gigantesca cobertura de prensa y una constante difusión. Difícilmente pueda pasar desapercibido aun frente a las personas a las que el fútbol no les mueve un pelo. El mundial genera pasión, revuelo, discusión. Se tome una posición favorable o contraria a su realización o desarrollo, lo concreto es que se habla de él y aparece como un tema relevante para someterse a debate.
Entre los liberales argentinos, muchas opiniones han sido vertidas en torno a este acontecimiento en las últimas semanas. Algunas se posicionan en el terreno estrictamente deportivo; otras van más allá, a la faz política del asunto. He leído con atención las reflexiones vertidas, compartiendo a veces, y sintiéndome alejado otras tantas. En base a esto decidí confeccionar un artículo donde deje asentadas mis propias consideraciones, estableciendo unas premisas y distinciones que a mi juicio deberían tenerse en cuenta a la hora de analizar y juzgar al mundial desde la (si se quiere llamarla así) “perspectiva liberal”. Primero, efectuar la distinción entre fondo y forma del objeto de estudio; segundo, la utilización política de la competencia; tercero, la interpretación ética de la misma.
1) Fondo y forma: Los liberales, necesariamente, debemos tener reparos en cuanto a la forma de la Copa del Mundo. Con esto me refiero a los aspectos no solamente técnicos, sino también éticos, que subyacen en su organización.
La FIFA es un organismo corrupto, encabezado por gente corrupta, entre la cual los argentinos tenemos una referencia harto conocida y bastante cercana: el vicepresidente primero del mentado organismo internacional, miembro del comité ejecutivo desde 1988, y presidente de la AFA desde hace 35 años[1], Julio Humberto Grondona. En sus desastrosos sucesivos mandatos en AFA, Grondona hizo mucho para destruir al fútbol argentino, sumergido en crisis económicas, acuerdos espurios con gobiernos, y olas de violencia. Por citar algunos números, en su arreglo con el kirchnerismo[2] con motivo de Fútbol para Todos (proyecto kirchnerista de estatización para transmitir los partidos y financiar equipos), se informó que el Estado nacional ha pagado más de 1300 millones de pesos (dinero robado a los contribuyentes) para las transmisiones. La violencia en el fútbol ha sido una constante durante sus gestiones, y por períodos ha habido lamentables recrudecimientos: entre 1995 y 1999 hubo 17 muertes; entre 1999 y 2003, 21 muertes; entre 2003 y 2007 hubo 17 muertes; entre 2007 y 2011, 27 muertes[3]. Grondona también ha proferido comentarios ofensivos, de bajeza moral, como los dedicados a los judíos (por lo cual luego debió disculparse): “Los judíos no llegan a ser árbitros de primera división en el fútbol porque el mundo del fútbol es algo difícil, trabajoso”; “A los judíos no les gustan las cosas difíciles…”[4]. Frente a estos desatinos, errores, y maldades cometidas, cuando se le pregunta por su momento más decepcionante relacionado al fútbol, Grondona responde: “No tuve”[5].
La organización de mundiales se ve envuelta en escándalos, protagonizados por FIFA, el gobierno del país anfitrión, y empresas que tomen alguna parte en el proyecto. Respecto de Brasil 2014, salieron a la luz casos de funcionarios corruptos, facturación fraudulenta, y aumentos indebidos de fondos públicos destinados a construcción de estadios. Por citar un caso, el costo general de preparación de los 12 estadios brasileños ascendió a la cifra astronómica de 4.200 millones de dólares en términos nominales; cerca de 4 veces más el número estimado por la propia FIFA en un documentado presentado en el año 2007 días antes de la elección de Brasil como sede mundialista para 2014. Encima, previamente hubo promesas de líderes de que el dinero requerido para el financiamiento sería aportado por el sector privado[6].  
Todo esto hace que en cuanto a forma, el desenvolvimiento de los mundiales sea justificadamente reprobable. Desde una perspectiva liberal, el evento debería ser organizado y costeado por fondos privados, sin injerencias indebidas de gobiernos y sin fondos públicos expoliados a contribuyentes destinados a financiar una fiesta a la que muchos de ellos no podrán asistir o que ni siquiera tienen interés en presenciar.
Ahora bien, en lo que concierne al fondo, el mundial es un evento deportivo hermoso que pone en contacto a decenas de países (32 selecciones nacionales participan según el formato actual, muchas más participan de la fase clasificatoria, y los árbitros designados para dirigir los partidos de la Copa también proceden de países no clasificados); reúne a la elite del fútbol mundial (en referencia a los mejores jugadores y seleccionados que toman parte de la competencia); y transmite los valores de la competencia deportiva. Aun criticando mordaz y férreamente las formas, se puede disfrutar un significado de fondo, que es el del encuentro internacional y el juego con espíritu deportivo. Repudiando y detestando al presidente Joseph Blatter y su compinche Julio Grondona, y criticando los desembolsos de fondos públicos de los gobiernos corruptos que mandan en los países anfitriones, se puede guardar un espacio para analizar el juego de fútbol y disfrutar al deporte.
El deseo, sin dudas, es que el fútbol esté en mejores manos y sea financiado únicamente por los que quieren financiarlo. Pero asociar el significado de fondo de lo que puede ser un mundial de fútbol, a los grotescos personajes como Grondona y las inmoralidades del gobierno brasileño (por lo que debemos trabajar para que sean solo una realidad pasajera y no un obstáculo permanente), no es correcto.       
2) Utilización política de la competencia: Por supuesto, los eventos rentables en propaganda tienden a ser cooptados por políticos populistas y rapaces para beneficios espurios. En el caso argentino, sabemos que el kirchnerismo utiliza al mundial de dos maneras principales:
Primero, expandiendo el gasto público populista de Fútbol para Todos dando cobertura al evento desde la TV Pública, asegurándose en su marco la promoción de sus políticas desde un formidable aparato de propaganda oficialista. La mezcla entre Estado, gobierno, partido y pueblo, típica de los regímenes fascistas, socialistas, nacionalsocialistas, y populistas, fomentada a través de propaganda oficial, es una de las bajezas en las cuales incurre la fuerza política dominante en el país. Los videos alusivos a logros del gobierno[7], YPF[8], adquisición de casa propia[9], etc., ponen de manifiesto la intención kirchnerista de manipular mentes, embanderar causas propias como nacionales, reclutar militantes y organizarlos bajo el mismo manto, aprovechándose de la pasión (e histeria) que puede generar el mundial en personas irracionales.
Segundo, una especialidad del kirchnerismo: la utilización del fútbol para distraer a la gente, y tapar sucesos políticos inconvenientes o acciones descaradas que no deben difundirse demasiado. Dos ejemplos concretos: a) la televisión pública está mucho más preocupada en informar todo lo que sucede alrededor del mundial, que en “recordar” la situación del vicepresidente Amado Boudou, un ladrón oficialista que ha sido citado a indagatoria con motivo de la causa Ciccone[10]; b) en la movida kirchnerista para destituir al fiscal José María Campagnoli a los fines de evitar que continúe investigando al corrupto aliado al poder Lázaro Báez, en un principio fijaron las fechas del juicio de modo que cayeran durante el mundial, próximas a partidos de la selección nacional[11].         
Pero, al igual que en el apartado anterior, debemos insistir en que una cosa es el mundial en sí, y otra cosa es su utilización y manipulación por el sector político. Después de todo, esto no es algo peculiar que se da en torno al mundial como único caso. ¿Qué evento de estas características y proporciones no quiere ser manipulado por políticos? ¿Acaso otros eventos artísticos, culturales, cinematográficos, musicales, y demás, no son también blancos del asedio político y su hambre propagandístico?
Nuestro ojo no tiene que quedarse solamente allí, sino que  también debe mirar a la sociedad en general, a nuestros conciudadanos. Hay gente ignorante, sin educación, sumida en la pobreza, que no cuenta con variadas y afiladas armas intelectuales para defenderse del lavado de cerebro kirchnerista, a la cual hay que inculcarle verdaderos valores para que resistan los embates del populismo. Ahora bien, la gente supuestamente formada, de amplio acceso a la cultura, y con educación completa: ¿No es culpable por dejarse manipular? ¿No es cómplice por seguir el relato del gobierno y hacerle el juego en su propósito? ¿Es culpa del mundial de fútbol que esta gente se comporte como zombis? ¿No es culpa de ellos mismos porque, llegado el mundial, permiten que la cooptación política los absorba y repiten eslóganes con trasfondo político sin reflexionar? La decisión vital del hombre de pensar o no pensar, se toma todos los días de la vida. El mundial solo es una circunstancia que dura un mes cada cuatro años. En vez de apuntar todos los cañones contra el mundial como si fuera la encarnación del mal absoluto, fijémonos en generar consciencia, en aquellos que la necesitan y quieran aceptarla, sobre cómo este evento puede ser aprovechado de manera saludable, sin olvidar todos los aspectos criticables que indudablemente tiene, y sin dejar de pensar en lo que sucede alrededor. Si no es el mundial, el político encontrará otra arma de distracción. Lo fundamental es ganar en el terreno de las ideas para que la gente en general entienda que no debe dejarse seducir por los manejos políticos en este tipo de acontecimientos.
3) Interpretación ética: Una persona puede tener una interpretación diferente del mundial de fútbol de acuerdo a la posición ética que mantenga. Las jerarquías de valores disímiles integradas en mentes distintas, obviamente producirán resultados distintos.
Hay una distinción de Fredy Kofman que, si bien no se refiere al fútbol, puede servirnos de guía en esta ocasión: por un lado el hombre libre y magnánimo (del latín, de “alma grande”), y por otro el hombre servil y pusilánime (“de alma pequeña”)[12]. Adoptando esta base como herramienta de análisis para lo que nos compete, podemos trazar la distinción entre quienes ven al mundial con mentalidad mediocre, nacionalismo supremacista y racismo; y quienes más allá de apoyar a su nación en términos deportivos (por cuestiones de afinidad, sentir acercamiento a las raíces y comulgar en lo cultural), tienen una apertura cosmopolita o al menos respetuosa de lo respetable en la diversidad. Los pusilánimes aprovechan un mundial para exaltar el nacionalismo violento y sin sentido, tratar de enemigos al resto del mundo trasladando permanentemente los enfrentamientos deportivos al ámbito de la contienda personal y política, e incluso invocar al racismo para elevarse ellos mismos y degradar a los otros. Los hombres de mente libre, individualistas, que juzgan a cada persona por su carácter y sus valores, y no por la zona geográfica de nacimiento, ven a la Copa del Mundo como una oportunidad para que, además de que los respectivos equipos se midan en competencia deportiva, se aprovechen intercambios culturales y el poder compartir momentos agradables con gente de otras procedencias.
Los pusilánimes que son nacionalistas violentos están principalmente (aunque no únicamente) encarnados en los barrabravas[13], que viajan al mundial a originar pleitos y generar peleas para satisfacer sus impulsos de bestias salvajes. Suelen recurrir a la política y a eventos históricos para justificar su causa de violentar a parcialidades pertenecientes a otros países; su supuestamente legítimo odio, en más de una ocasión, trasciende la esfera deportiva para fundirse con asuntos de Estado. Ludwig von Mises escribe una explicación sobre nacionalistas de la que nos podemos valer para ilustrar este punto en el ámbito futbolístico:

“Desgraciadamente, los nacionalistas se acercan a la historia en otro estado de ánimo. El pasado no es para ellos una fuente de información y de instrucción, sino un arsenal de armas para hacer la guerra. Buscan hechos que puedan ser usados como pretextos y excusas de sus agresiones y opresiones. Si los documentos disponibles no se los proporcionan, no titubean en desfigurar la verdad ni en falsificarlos”[14].   
                   
Los pusilánimes racistas que traspasan al fútbol sus deficiencias éticas y problemas psicológicos, entre los que encontramos hooligans[15], buscan asentar la superioridad racial en el triunfalismo deportivo como muestra de la grandeza propia frente a la carencia ajena. Lo que sostienen (incluso en un bajo nivel conceptual, sin demasiada claridad en sus abstracciones), encaja en la descripción de Ayn Rand sobre lo que en verdad el racismo constituye e implica:

El racismo es la forma más baja y groseramente primitiva de colectivismo. Es la idea de atribuir significado moral, social y político al linaje genético de una persona, la noción de que los rasgos intelectuales y caracterológicos de un hombre son producidos y transmitidos por la química interna de su cuerpo. Esto significa, en la práctica, que un hombre no ha de ser juzgado por su carácter y sus acciones, sino por el carácter y las acciones de un colectivo de sus antepasados.
(…) El racismo es una doctrina creada por brutos, practicada por brutos y destinada a brutos. Es la versión del colectivismo a nivel del establo, apropiada para la mentalidad que logra distinguir entre diferentes razas de animales, pero no entre los animales y los hombres[16].

Pero las atrocidades cometidas y las ridiculeces sostenidas por los violentos que se dedican a manchar al fútbol, no le son inherentes al mundial, una competencia deportiva de la cual se pueden extraer verdaderos valores de comunicación y contacto internacionales, y cuya organización en buenas manos puede transformarla en el futuro en un evento privado, capitalista y global de gran escala. Para lograr esto, los magnánimos, individualistas, liberales y defensores de la correcta ética deportiva, deberán trabajar y tomar la posta, removiendo los elementos perjudiciales para la salud del evento, y evitando que tanto los nuevos malos como los viejos reciclados ocupen espacios abandonados por negligencia e inacción.
Brasil 2014 ya se está jugando. Aunque sea tarde para influir políticamente en cuestiones organizativas, no es tarde para influenciar sobre la imagen e interpretación del evento desde la ética, adoptando una perspectiva liberal que nos asemeje al hombre magnánimo.   



[1] Asumió el 6 de abril de 1979, estando el poder político nacional argentino en manos de los militares, con Jorge Rafael Videla a la cabeza.
[2] En 2011 dijo: “Hoy me toca admirar a Cristina [Fernández de Kirchner]. El factor principal es que ella me dio la posibilidad de demostrar que a mí nadie me compraba. Y eso me ayudó a desmentir lo que decían los medios”; y también: “Yo tengo un concepto de los Kirchner muy elevado y la verdad que si [el relator de Fútbol para Todos, Marcelo] Araujo dice que yo soy el Néstor Kirchner de la FIFA creo que lo dirá por bien, no por mal. Así que me siento orgulloso”.
http://especiales.perfil.com/grondona/frases.html
[3] Datos tomados de: Julio Grondona cumplió 35 años como presidente de la AFA: hechos y números de su gestión
http://www.infobae.com/2014/04/06/1555322-julio-grondona-cumplio-35-anos-como-presidente-la-afa-hechos-y-numeros-su-gestion
[7] Ver, por ejemplo, el siguiente video difundido por la Casa Rosada:
El pibe que nunca ganó un Mundial. Mundial Brasil 2014. Argentina Nos Incluye.
http://www.youtube.com/watch?v=LRxfNEiVwsU
[8] Publicidad YPF Mundial 2014 - Arenga motivacional #Orgullosos
[9] Se lo puede ver, por ejemplo, en todos los entretiempos de los partidos, o antes de comenzar los mismos. Allí, el relator de Fútbol para Todos y colaboracionista del régimen kirchnerista Rodolfo de Paoli se escucha gritando un gol de Argentina mientras personas con los colores nacionales festejan la obtención de un casa. El mensaje que trasciende es que hay que festejar un gol de todo el país porque el gobierno promueve un plan de viviendas.   
[11] Ver: Apoyo al fiscal Campagnoli – Ezequiel Eiben
http://www.libertadyprogresonline.org/2014/06/06/16748/
[12] Comentario de Fredy Kofman sobre “El manantial”, novela escrita por Ayn Rand, en la contratapa de la edición en español publicada por editorial Grito Sagrado.
[13] Por ejemplo, los barrabravas argentinos, que cuentan con el apoyo kirchnerista mediante Hinchadas Unidas Argentinas.
[14] Von Mises, Ludwig; Gobierno omnipotente, Unión Editorial, 2002, p. 33
[15] Verbigracia, algunas agrupaciones europeas destructoras que expresan racismo contra personas negras, y neo-nazismo.  
[16] Rand, Ayn; La virtud del egoísmo, Editorial Grito Sagrado, 2007, p. 181

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