Hagamos uso de nuestra imaginación por un momento. Desprendámonos de este tiempo y espacio. No estamos en Macabi Noar, no estamos en el acto de la OSA, estamos fuera de nuestro contexto cotidiano. Elevémonos de nuestro lugar. Observemos la historia desde arriba, desde la altura donde todo abajo parece que se mueve como un puñado de hormigas. La historia misma está ante nuestros ojos. Veamos como nuestro pueblo salió de la esclavitud en Egipto, como llegó a ser libre. Veamos como reinó David en nuestra tierra, como soportamos el oscurantismo de la edad media, el nazismo en Europa.
Llegamos a una etapa en la que vemos a personas dejando todo atrás para volver a la tierra de sus padres. Vemos a gente que llega para poblar el desierto y trabajar arrancando desde cero. Vemos como esa gente era movida por la fuerza inquebrantable de sus ideales, por la pasión de hacer algo en lo que creía, algo por lo que valía todo sacrificio.
Esta gente, estos judíos, estaban encarando con tesón los desafíos que la vida y la historia les planteaba. Los iban superando como personas y como pueblo, como comunidad unida por una tradición moral con creencias fuertemente arraigadas. Estas personas, los jalutzim, se jugaron el todo por el todo, construyeron los cimientos del Estado, las bases económicas y materiales sobre las que hoy se desarrolla nuestra política. Y tanto valía su incesante lucha, que dieron su vida en la Guerra de la Independencia, luego de años de arduo trabajo y dolorosos pesares.
Ya contemplamos la historia desde arriba, ahora bajamos de las alturas. Volvemos nuevamente a nuestro contexto, pero lo hacemos con otra mentalidad. Ahora sabemos que no estamos simplemente viviendo un día, una hora, un segundo en un tiempo determinado. Ahora sabemos que estamos haciendo historia, que lo que hacemos como personas y como pueblo marca y marcará nuestra historia y el rumbo del judaísmo. Hoy en día somos notros los responsables de trabajar para la comunidad, de ayudar a Israel y llevarlo en nuestro corazón con los más profundos sentimientos de amor, pertenencia y compromiso. Hoy nosotros enfrentamos los desafíos que nos ponen a prueba, y tenemos que demostrar como defendemos nuestros ideales, somos los pioneros que vamos hacia delante. Hoy somos el presente, y mañana nos mirarán como la historia, así que reunamos esfuerzos para que nuestra página en los libros sea otra más de aquellas gloriosas que ya se escribieron. Como dijo Albert Einstein, reconocido científico y sionista, nuestra causa del judaísmo y sionismo es importante y es sagrada. En representación de la Tnuá Hejalutz Lamerjav y Macabilandia manifiesto el apoyo incondicional al sionismo y al Estado de Israel, el Estado de todos los judíos.
Ezequiel Eiben
Mayo 2009
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