Terrorismo en Noruega: repudio a la violencia y reproche moral al silencio selectivo
Ezequiel Eiben
25/7/2011
23 Tammuz 5771
Al menos 93 personas fueron víctimas del terrorismo en Noruega el viernes 22/7/2011. Dos atentados ejecutados en coordinación, uno en Oslo y otro en un campamento juvenil de socialdemócratas en la isla de Utøya, ubicada a aproximadamente 40 kilómetros de la mencionada ciudad capital.
Los atentados son repulsivos, como todo el terrorismo; no solamente éstos. Injustificables todos, por supuesto. Ahora bien, enfocándonos en la tarea desempeñada por los medios de comunicación, y no en la tragedia humana que ya condenamos, se entiende que muchos nos enojemos. Esto es porque todos los días hay atentados terroristas realizados por el islamismo, y muchos medios callan. Porque cuando las víctimas son israelíes, muchos medios enmudecen, censuran o hasta aplauden, y cuando las víctimas son de otras nacionalidades, lloran. Con esto no se quiere decir que Oslo debe pasar desapercibido; al contrario, debe ser cubierto y condenado sin tapujos. Hay que lamentar la pérdida de aquellas vidas inocentes. Pero también debe ser condenado el islamismo, que encima es muchísimo más frecuente. El islamismo es constante, y mucho más letal tomando en consideración representación política, despliegue estratégico, capacidad armamentística y adoctrinamiento ideológico. Sin embargo, no recibe las mismas quejas. El silencio de varios es su aliado.
Personalmente repudio 100% el atentado terrorista, y también repudio la simpatía que el islamismo genera en muchas personas occidentales y cómo cuando los que lo sufren son niños israelíes muchos hacen la vista gorda. Pero quiero aclarar, discrepo con los que piensan que los noruegos asesinados estén “soportando ellos mismos” un atentado en respuesta a su propia medicina. Una cosa es ser terrorista, y otra cosa es no quejarse del terrorismo cuando es contra israelíes y poner el grito en el cielo cuando es con otras personas.
Todas las personas tienen derechos individuales, y no está justificado el ejercicio ilegítimo de la fuerza en contra de ellas: ninguna persona, como ser individual, debe ser asesinado, ni debe considerarse que se la ha retribuido por lo que se llama la “opinión pública” o demás abstracciones como “la voz de la nación noruega”, que aquí sería la falta de condena moral hacia el islamismo. Lo que debería exigirse, concretamente, es la condena inequívoca al terror, sin pedir por sufrimiento innecesario e ilegítimo como retribución a la falta de condena moral. El reclamo para aquellos que se callan cuando el terrorismo se da en una parte del mapa y vociferan cuando es en otra, es estrictamente moral, sin solicitar que prueben la violencia que sufren ciertas víctimas para que por fin estas últimas sean comprendidas.
No tengo muchas esperanzas en que este atentado provoque el radical cambio en la estima respecto de Israel de muchos países europeos como Noruega y que empiecen a comprender su causa vital. Pero, sin justificar la violencia terrorista, y rechazando completamente la idea de que solo mediante atentados van a abrir los ojos, espero como mínimo que los noruegos y varios más empiecen a comprender la naturaleza del terror y a combatirlo como se debe.
Quiero aprovechar, ahora sí, para brindar unas palabras de apoyo a los familiares de las víctimas de la masacre terrorista en Oslo, justo en una época de especial sensibilidad también en Argentina, desde donde estoy escribiendo, porque acabamos de recordar otro atentado terrorista perpetrado en Buenos Aires contra la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina). Las causas del bien y del respeto a los seres humanos y a sus proyectos de vida, prevalecerán en el marco de la civilización si trabajamos para ello; y el flagelo del terrorismo será derrotado, si lo combatimos. Así como hoy nos toca llorar víctimas, esperemos que mañana estemos aplaudiendo a soldados que derroten militarmente a los terroristas, y saludando a maestros que eduquen hacia el respeto por la vida y la libertad de las personas.
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