Negacionismo y
cuestionamiento
Ezequiel Eiben
21/9/2013
17 Tishrei 5774
Ezequiel Eiben
21/9/2013
17 Tishrei 5774
Tras la sanguinaria década de 1970 en Argentina, la izquierda comenzó a difundir el discurso (luego adoptado por la mayoría del establishment político) de los 30000 desaparecidos. Una cifra que ninguna investigación logró demostrar y sobre la cual ninguna documentación fehaciente fue presentada para sostenerla. Ergo, este número puede cuestionarse: a) por su origen arbitrario, b) por su despreocupada imprecisión, c) por su falta de apego a lo probado y lo demostrable, d) por usarse como caballito de batalla con fines políticos, e) por no exhibirse en su empleo una preocupación por la verdad histórica y la rigurosidad en la investigación.
¿Qué sucede si uno lo cuestiona? Puede encontrarse con la respuesta de que eso es un equivalente a negar la Shoá y minimizar la cantidad de víctimas del genocidio perpetrado por los nazis.
Ahora bien, me propongo demostrar que no son comparables los dos supuestos: el negacionismo de la Shoá con el cuestionamiento[1] de los 30000 desaparecidos.
1) La Shoá es uno de los sucesos más documentados de la historia. Son la investigación y la documentación, sumadas a serias estimaciones y cálculos, lo que lleva a decretar el número de 6 millones de judíos asesinados por el nazismo. No es una ocurrencia primaria sobre la cual luego deben acomodarse a conveniencia hechos y pruebas. En cambio, en el caso de los desaparecidos en Argentina, la izquierda marxista dibujó un número arbitrario sin sustento, y quienes lo sostienen ni siquiera pueden adaptar las investigaciones a tal cifra; ninguna de las efectuadas llega al resultado pretendido.
2) Los “estudios” que niegan o minimizan la Shoá son farsas, hipótesis sin comprobación, suposiciones sin pruebas, sospechas infundadas, política judeofóbica sin objetividad. En el caso argentino, el propio informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), “Nunca más”, no supera la cifra de 10000 desaparecidos. Ninguna otra investigación relevante que se haya hecho puede siquiera acercarse a 30000.
3) Hay rigurosidad y seriedad en las investigaciones sobre la Shoá, y archivos a disposición. En cuanto al caso argentino, las irregularidades y arbitrariedades en la versión oficial son evidentes. Por ejemplo, el kirchnerismo agregó una polémica nueva categoría para el conteo: víctimas de “ejecución sumaria”. Explica Ceferino Reato:
“Se trata de una
categoría muy general, que abarca a personas que fueron fusiladas en intentos
de fuga que fueron fraguados y a muertos por grupos paraestatales, pero también
a jóvenes fallecidos en tiroteos, durante ataques a cuarteles y comisarías o
fusilados por los propios grupos guerrilleros a los que pertenecían, en
cumplimiento de sentencias de "juicios revolucionarios", como fue el
caso del cordobés Fernando Haymal, de 26 años. Figuran, además, personas que
murieron mientras armaban bombas que estallaron antes de lo previsto.
Incluye también a muertos en tiroteos con la policía de otros países, como Hugo Irurzún, el "Capitán Santiago" del Ejército Revolucionario del Pueblo, fallecido en Asunción del Paraguay en 1980, luego del atentado contra el ex dictador nicaragüense Anastasio Somoza, que vivía refugiado en ese país. Un combatiente argentino, pero abatido en un tiroteo con la policía paraguaya en Asunción.
Es imposible averiguar cuántos son los casos irregulares de "ejecución sumaria" sin el libre acceso a los legajos de cada una de las personas que figuran en el nuevo Nunca Más, cuyo acceso está restringido por la Secretaría de los Derechos Humanos. Es otra de las tareas pendientes que deja el oficialismo”[2].
Incluye también a muertos en tiroteos con la policía de otros países, como Hugo Irurzún, el "Capitán Santiago" del Ejército Revolucionario del Pueblo, fallecido en Asunción del Paraguay en 1980, luego del atentado contra el ex dictador nicaragüense Anastasio Somoza, que vivía refugiado en ese país. Un combatiente argentino, pero abatido en un tiroteo con la policía paraguaya en Asunción.
Es imposible averiguar cuántos son los casos irregulares de "ejecución sumaria" sin el libre acceso a los legajos de cada una de las personas que figuran en el nuevo Nunca Más, cuyo acceso está restringido por la Secretaría de los Derechos Humanos. Es otra de las tareas pendientes que deja el oficialismo”[2].
Fernando Haymal (nombre de guerra “Valdés”) pertenecía
a la organización terrorista Montoneros. Murió brutalmente asesinado por sus
propios compañeros (aplicación de torturas mediante), a principios de
septiembre de 1975, en la ciudad de Córdoba. Su muerte fue decidida algunas
semanas antes por un “tribunal revolucionario” montonero que llevó adelante una
parodia de juicio en su ausencia y determinó que debía “ser pasado por las
armas en el lugar y momento en que se lo encuentre” (1).
(…) Pero el caso Haymal tiene varias particularidades que lo hacen especialmente peligroso para quienes utilizan la historia (devenida en historieta) de los 70 con fines políticos y/o rentísticos. Primeramente, su nombre fue incluido en los nuevos listados del Nunca Más, retocados en el año 2006 por la secretaría de Derechos Humanos que maneja Eduardo Luis Duhalde (comprometido con Montoneros en los años 70 y con el Movimiento Todos por la Patria del terrorista Gorriarán Merlo, en los 80). Según el “actualizado” listado, Fernando Haymal habría sido, entonces, víctima de las Fuerzas Armadas. ¿Cómo comprobar que esto no fue así? Pues los propios terroristas montoneros confesaron la verdad, a modo de hazaña, en su revista “Evita Montonera”, en octubre de 1975: “Fue ejecutado en Córdoba el delator Fernando Haymal (Valdés), en cumplimiento de la sentencia dictada el 26 de agosto por el Tribunal Revolucionario” (2).
Por otro lado, al año de haberse cometido la torpeza de incluir a Haymal en el Nunca Más, el montonero fusilado por sus camaradas fue conmemorado por el kirchnerismo con una placa de homenaje en el “Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado” sito en la costanera porteña, frente al Río de la Plata, tal y como lo anticipó oportunamente en este mismo diario quien suscribe este artículo. (…).
(1) Comunicado de Montoneros a oficiales y aspirantes titulado “Juicio revolucionario a Fernando Haymal”. Copia en poder del autor.
(2) Revista “Evita Montonera”, Nº 8, Pág. 21, octubre de 1975. Copia en poder del autor.
(…) Pero el caso Haymal tiene varias particularidades que lo hacen especialmente peligroso para quienes utilizan la historia (devenida en historieta) de los 70 con fines políticos y/o rentísticos. Primeramente, su nombre fue incluido en los nuevos listados del Nunca Más, retocados en el año 2006 por la secretaría de Derechos Humanos que maneja Eduardo Luis Duhalde (comprometido con Montoneros en los años 70 y con el Movimiento Todos por la Patria del terrorista Gorriarán Merlo, en los 80). Según el “actualizado” listado, Fernando Haymal habría sido, entonces, víctima de las Fuerzas Armadas. ¿Cómo comprobar que esto no fue así? Pues los propios terroristas montoneros confesaron la verdad, a modo de hazaña, en su revista “Evita Montonera”, en octubre de 1975: “Fue ejecutado en Córdoba el delator Fernando Haymal (Valdés), en cumplimiento de la sentencia dictada el 26 de agosto por el Tribunal Revolucionario” (2).
Por otro lado, al año de haberse cometido la torpeza de incluir a Haymal en el Nunca Más, el montonero fusilado por sus camaradas fue conmemorado por el kirchnerismo con una placa de homenaje en el “Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado” sito en la costanera porteña, frente al Río de la Plata, tal y como lo anticipó oportunamente en este mismo diario quien suscribe este artículo. (…).
(1) Comunicado de Montoneros a oficiales y aspirantes titulado “Juicio revolucionario a Fernando Haymal”. Copia en poder del autor.
(2) Revista “Evita Montonera”, Nº 8, Pág. 21, octubre de 1975. Copia en poder del autor.
A) Desacreditar la creación del Estado de Israel. Entienden (equivocadamente) que es un regalo al pueblo judío por el exterminio sufrido. Lo que los lleva a pensar que negar el genocidio es socavar la base de legitimidad del Estado Judío: no hay exterminio, no hay Estado que regalar.
B) Limpiar el nombre del nazismo. Si el nazismo no cometió las atrocidades denunciadas, no hay que culparlo ni repudiarlo. Por lo tanto, el camino está allanado para volver sin ser mal visto.
C) Lavar las culpas de la judeofobia europea. El odio subsistente impide el análisis objetivo de la realidad, y el rencor prolongado no quiere saber de arrepentimientos o de exámenes mirándose al espejo. La culpa de lo que les pasó a los judíos, es de los judíos.
D) El lucro por practicar la judeofobia. Los mitos y resentimientos antijudíos hacen que siempre haya un público dispuesto a consumir judeofobia, y varios oportunistas ven aquí la posibilidad de ganar dinero vendiendo buzones a ingenuos predispuestos a tragarse cualquier palabrerío que acuse a los judíos.
Los segundos, por el contrario, arrojan luz sobre las mentiras izquierdistas y oficialistas, las cuales pretenden:
A) Hacer pasar a terroristas montoneros como simples personas víctimas de desapariciones.
B) Tergiversar ejecuciones internas de grupos terroristas y mostrarlas como terrorismo de Estado.
C) Inflar números para llamar la atención internacional.
D) Dibujar cifras más impresionables que las comprobables para sentirse con más espalda a la hora de llevar a cabo proyectos políticos partidarios fundamentados precisamente en la espectacularidad de los números.
El cuestionamiento con el consiguiente trabajo de esclarecimiento sirven para denunciar el manoseo político de verdaderos hechos y tragedias, la agenda política que se impone a partir de la mentira, y la tremenda injusticia de que fondos públicos sean desviados para pagar indemnizaciones y subsidios a familiares y glorificadores de asesinos terroristas.
Lo que hay que entender es que cuestionar fundadamente el número inventado por la izquierda no equivale a negar las desapariciones que efectivamente existieron; denunciar la injusta inclusión de terroristas no es igual a negar que inocentes hayan sido asesinados; y protestar por un conteo falto de seriedad usado con fines políticos no es lo mismo que justificar el accionar de las Fuerzas Armadas argentinas. Es contextualizar, apegarse a la evidencia, actuar con objetividad evitando la exageración, y buscar conclusiones fundadas.
Hay que cuidarse de no caer en las falacias non sequitur de la izquierda, que las escupe por doquier. Y tener en claro también que una oposición fundada contra la falsedad y un rechazo acertado hacia la arbitrariedad, en definitiva, no pueden equipararse al negacionismo de la realidad.
[1] Me
refiero exclusivamente al sincero y fundado cuestionamiento basado en
investigaciones históricas. Para nada defiendo a quienes pretenden encubrir
crímenes minimizando o negando cifras sin intenciones de saber la verdad, sino
con el único propósito de blanquear verdaderas atrocidades.
[2] Hablan de 30.000 desaparecidos y saben que
es falso, Ceferino Reato, La Nación 20/9/2013
http://www.lanacion.com.ar/1621505-hablan-de-30000-desaparecidos-y-saben-que-es-falso?fb_action_ids=10151841559065768&fb_action_types=og.likes&fb_source=other_multiline&action_object_map={%2210151841559065768%22%3A438259896292123}&action_type_map={%2210151841559065768%22%3A%22og.likes%22}&action_ref_map
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