lunes, 15 de junio de 2015

800 años de la sanción de la Carta Magna

800 años de la sanción de la Carta Magna
Ezequiel Eiben
16/6/2015

Este 15 de junio de 2015 se cumplieron 800 años de la sanción de la Carta Magna, trascendental documento en la historia jurídica y política. En aquel legendario año 1215, una limitación legal al poder del monarca fue erigida, y así  se sembró una importante semilla hacia el reconocimiento de derechos protegidos contra la arbitrariedad del gobierno que germinaría con el correr de los años.
Los Barones Rebeldes, nobles ingleses reacios a seguir soportando la financiación de las guerras del Rey Juan sin Tierra mientras la intromisión de la autoridad violentaba sus bienes, lograron que este, tras acalorados encuentros en Runnymede, sellara el instrumento protector de derechos.
Carrie-Ann Biondi lo resume de la siguiente manera: “Este [el sello al documento] fue un paso importante hacia la concepción y puesta en práctica de gobierno adecuadamente limitado. En concreto, la Carta Magna estableció los límites dentro de los cuales los individuos, así como las corporaciones -como la Iglesia inglesa y la Ciudad de Londres-, serían libres de actuar sin la intromisión injustificada del gobierno. La Carta afirmó que el gobierno podía detener a la gente solamente por violaciones a las leyes conocidas públicamente; que todas las detenciones debían llevarse a cabo públicamente, con un testigo creíble que acreditara los cargos; y que los acusados tenían derecho a un juicio rápido por un jurado de sus pares. Además, estableció que el gobierno no podía tomar bienes o tierras de comerciantes o propietarios sin compensación pronta y justa, y que el gobierno no podía imponer multas excesivas –refiriéndose a multas que ascendían a la suma injusta de tomar los medios de vida de la persona”[1].
Las disposiciones de la Carta pasaron a ser ley e influenciaron de manera crucial la vida política de la época y la que a partir de allí vendría. Más allá de que sus disposiciones se fueran aplicando o dejando de lado en los sistemas a medida que estos evolucionaban, el simbolismo de este documento es innegable. Su surgimiento y contenido se estudia en las facultades de Derecho, y constituye un episodio –sobre todo para el mundo anglosajón- de ineludible mención. Bien se ha dicho que la Carta Magna, “como emblema de la larga lucha de la gente en todas partes contra los excesos de un gobernante arbitrario, mantiene gran poder”[2].   
La civilización occidental –no sin arduos, costosos y trabajosos procesos de años- avanzó hacia sociedades con gobiernos limitados, frenos al poder del Rey que se creía de origen divino, y respeto por la libertad individual; y paralelamente se fue alejando de los procedimientos arbitrarios, las medidas confiscatorias injustificadas y la depredación fiscal. Con avances y retrocesos, no siempre de manera lineal, la civilización avanzó. Y es la Carta Magna un precedente destacado con enorme responsabilidad en que así sucediera. Ha sido citada con ahínco en discursos, jurisprudencia y fuentes jurídicas por doquier, lo que demuestra profunda influencia en los actores jurídicos a través de siglos.
El obrar del gobierno de acuerdo a la ley y no por encima de esta, y el respeto por libertades civiles y comerciales, todos estos principios a mantener en la actualidad por la civilización –que atraviesa exigentes desafíos ante los abusos de la autoridad-, tienen en la Carta Magna un enriquecedor soporte histórico digno de atención.   

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