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domingo, 14 de junio de 2015

No podían

No podían
Ezequiel Eiben
14/6/2015

No podía pensar en besarla; solamente en morderla
No podía pensar en abrazarla; solamente en estrujarla
No podía pensar en quitarle la ropa; solamente en arrancársela
Y así, fusionando sus cuerpos en el torbellino de la pasión, el placer disparaba acelerado.

No podía pensar en acariciarlo; solamente en arañarlo
No podía pensar en hablarle; solamente en gritarle
No podía pensar en tocarlo; solamente en manosearlo
Y así, estrechando sus cuerpos en el goce insuperable, transcurría el sexo despiadado.

No podían pensar en la tregua; solamente en el combate
No podían pensar en relajarse; solamente en superarse
No podían pensar en darse espacio; solamente en saltarse encima
Y así, amalgamando sus cuerpos en irrefrenable satisfacción, llegaban al clímax descontrolado.


Él la vio

Él la vio
Ezequiel Eiben
14/6/2015


Él la vio mientras ella desplegaba su belleza sin reparar en que estaba siendo observada. La vio y le gustó. No podía hablar de amar, porque para él amar requería conocer, y no la conocía. Pero la vio y le gustó, y eso era un posible comienzo en un camino donde kilómetros adelante esperaba el amor.
Le gustó su forma de moverse, la cual daba indicios de su firme personalidad. Le gustó su pelo, expresión sensual de feminidad. Le gustó su rostro, tallado en una piel de sublime delicadeza. Le gustó la unidad que sus características formaban en un todo admirable.
Tras la pasiva contemplación, pasó a la activa comunicación. Sabía que no podía dejarla ir, porque esa oportunidad perdida jamás se presentaría nuevamente ante su puerta. ¿Acaso varias veces había visto a semejante ser resplandeciente? ¿Acaso en otras oportunidades había experimentado aquella sensación de “ahora o nunca” que estaba definiendo su vida para siempre?
En un fluir natural como río que sigue su curso a gusto, el diálogo se desenvolvió con soltura. No les costaba hablar. Lo que costaba era dejar de hacerlo. Y aun en la exquisitez de los silencios, donde los suspiros hablan por su cuenta, se comunicaban sin cesar. Cuando todo funciona, funciona.
Él empezó a visualizar cómo las partes iban encajando. Cómo lo que antes parecía desordenado en un caótico remolino, de repente encontraba su lugar. Las cosas ahora eran de tal forma que parecía que siempre deberían haber sido así. Y comprendió. Comprendió por qué sus anteriores relaciones habían terminado. Comprendió por qué no había obtenido previamente los resultados esperados. Sucedía que todavía no había conocido a ella, que era la dueña final de sus expectativas.
A partir de ella, dejó definitivamente a sus anteriores informales. No pudo volver a estar con otras: la completa falta de interés era demasiado evidente y palpable. Bien sabía que su voluntad había cerrado los ojos a cualquier otra y había concentrado su atención exclusivamente en ella. ¿Qué sentido había fuera de ella? ¿Qué locura podía alejarlo de ella?
Kilómetros adelante, pudo hablar de amor. Él no era partidario del concepto de amor altruista y desinteresado; el amor no era un sacrificio ni algo sin razones. Él amaba de manera interesada y egoísta; ella le interesaba por marcadas razones, él satisfacía sus propios intereses amándola, y le generaba placer personal satisfacer los de ella.
Ya conociéndola, la amó y fue amado en correspondencia. Encontró en ella no solamente el objeto de su amor, sino una fuente que le brindaba amor en la misma medida. Y el tiempo compartido les otorgaba una sensación de realización tan plena, que el encuentro de sus almas pasaba de lo extraordinario a lo obvio. ¿Cómo no iban a quererse dos personas así? ¿Cómo no iban a estar juntas cuando era exactamente lo que tenían que hacer?
Los kilómetros siguieron, siempre por el mismo camino, siempre en la misma dirección. Pasaron muchas noches, mañanas, tardes, experiencias, vivencias. Tras toda una aventura compartida, él la vio mientras ella desplegaba su belleza sin reparar en que estaba siendo observada. La vio y le gustó. Y la amó.           

martes, 30 de diciembre de 2014

Because

Because

Because when she looks at me I burn inside
and when she kisses me I melt like if I were under the sun
I want her
Because she changed who I am
and she improved my vision of life
I need her
Because she is the reason for having a reason
and the cause that is worth fighting for needs this reason
I love her
She has this wonderful sense of life
that makes me want to hold her tight
She is this woman that came into my life
and with tenderness and love took me by surprise
Because she is beautiful
and her world is wonderful
I want her
Because I am a better man with her
And I like her to be my girl
I need her
Because once she was in my mind she didn’t come out
and the thoughts in my head are calling her loud
I love her
She is in everything
She is like the end and the beginning of things
She represents what is good in the world
I should describe her with the word “Love”

28/10/2014 – 29/10/2014


lunes, 1 de diciembre de 2014

Until

Until
Ezequiel Eiben
3/12/2014


I’m doing fine.
Until I realize how much I miss this woman. How much I want her hands in my face, her mouth on my mouth, her body close to mine.
Until I realize that all I do is think about her. That she was the best I had and somehow I don’t have her anymore.
Until I remember that she was supposed to be my wife, and we were supposed to live happily forever after. We were supposed just to be together.
Until I remember she is gone. She is far away, in another life, in another world. And I’m here alone, waiting for something I shouldn’t wait for, expecting something that is not going to happen.    
I’m doing fine.
Until the image of her sleeping next to me in the morning after a night together comes up. And early morning, ruins my whole damn day.
Until the memories of her face haunt me and break me down.
Until I see her profile and the sensation that she is fine without me and she doesn’t need me makes me feel so insignificant that I doubt about how she could ever love me.
Until I imagine my future without her, compare it to the future I was willing to have with her, and see what I have missed.
I’m doing fine.
Until I realize that she exists. And I’m never going to be by her side again. And I have to live dealing with that.