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viernes, 9 de septiembre de 2011

Nacionalsocialistas en Córdoba

Nacionalsocialistas en Córdoba

Ezequiel Eiben
7-9-2011
8 de Elul 5771


Un grupo de rock desconocido e irrelevante en el mundo artístico, llamado Andrasz y perteneciente a la ciudad de Córdoba, Argentina, ha aparecido llamativamente en las noticias de un diario local, la Voz del Interior; no por haber alcanzado la fama debido a su música (de hecho a nadie le interesa ella, ni los intérpretes son invitados a festivales de gran difusión para que la toquen), sino porque los integrantes del grupo son unos racistas defensores del nazismo.
Uno de los músicos, de nombre Lucas Velázquez, profesa admiración por Adolf Hitler y fue fotografiado haciendo el saludo nazi en el monumento conocido como “Memorial de los desaparecidos” en el cementerio de San Vicente. Entre las declaraciones hechas por el simpatizante del asesino de seis millones de judíos figuran: “Tenemos una ideología nacionalista, de centroderecha. La misma que grupos como Almafuerte. Bien peronista y de centroderecha. Es un sentir patriótico nacionalista”; “Si fuéramos realmente fachos, como dicen, ¿por qué se nos critica si estamos a favor de la familia, en contra de la ‘falopa’ y del aborto?”.
Al respecto, son necesarias varias aclaraciones. Los comentarios ya de por sí allanan la percepción del lector para considerar que este joven de 21 años es de pocas luces en su análisis político y se le mezclan los conceptos. Pero igual, no vienen de más observaciones para terminar de descartar irracionalidades, estupideces y deformaciones.
Su ideología nazi es incompatible con lo declarado, al definirla como de “centro derecha”. El nazismo no es centro derecha, y quien pretenda hacerlo pasar como tal se burla adrede de las ideas o vomita chanchadas de ignorancia. Tomando como referencia el actual vocabulario político, el nazismo no es centro, sino extremismo. Y ahondando en sus particularidades, se observa que no es solo extrema derecha, sino que también incluye componentes de extrema izquierda, en una mezcla pavorosa. En lo estrictamente político, sus rasgos de extremismo de derecha son las teorías raciales, el nacionalismo exacerbado y el militarismo. En lo económico, el izquierdismo extremista se manifiesta en el Estado planificador y el socialismo totalitario.
Vamos a analizar punto por punto:
- Las teorías raciales fueron un insulto a la ciencia, pretendiendo proclamar sin sustento alguno la superioridad de la raza aria y la inferioridad de la raza judía. Los nazis partieron del error inicial de recurrir a la mística en detrimento de la racionalidad, y de dividir artificialmente a la humanidad en razas hechas a su medida y conveniencia, para establecer mejores y peores, y con dicho basamento idear un programa político fulminante.
- El nacionalismo exacerbado consistió en la exaltación de lo alemán como si fuera símbolo de un poder más allá de los demás, en detrimento del resto, los no alemanes. Los nazis identificaron a su tierra, su nación y su Estado con los delirios de su carismático líder y los malvados designios de su partido político. Se creyeron mejores que los demás clamando derecho a dominarlos solo por haber nacido dentro de una división administrativa distinta a las otras, se arrogaron el derecho a exterminar porque sus madres los parieron en un determinado punto geográfico preferencial.
- El militarismo nazi se vio plasmado en la creencia en el uso de la fuerza para lograr cualquier objetivo planteado. Así diseñaron un Estado con competencia legal para promover la violencia a discreción; institucionalizaron la agresión oficial a minorías como los judíos, gitanos y homosexuales; sometieron a inocentes al yugo del ejército, unidades paramilitares y la policía; llevaron a cabo la Shoá, un genocidio singular sin parangones; y a través de conquistas militares se expandieron violando las soberanías y tierras de otros Estados.
- La economía nazi era socialista, lo cual ya de por sí traía aparejadas restricciones a la libertad individual. Y si a eso le sumamos el nacionalismo, el resultado es la combinación mortal. La intervención estatal literalmente destruyendo negocios judíos sin respetar propiedad privada, y manipulando la economía del país de manera total, dio forma a un socialismo generador de hambre, miseria y muerte. El fracaso económico alemán fue tan rotundo e indisimulable, que el propio Hermann Goering (encargado de la planificación económica) lo admitió, reconociendo que intentó controlar la vida de las personas sin lograr lo esperado.
La identificación de Velázquez con la ideología de Almafuerte, otra banda de rock argentina, nos brinda más información sobre sus pareceres y posturas. El cantante de Almafuerte Ricardo Iorio, se autodefine como un ultranacionalista (y ese “ultra” nos da la pauta de que resulta por lo menos rebuscado intentar encajarlo en el “centro”). Se lo conoce por frases como “si vos sos judío, no me vengas a cantar el himno (argentino); y por canciones como “Cumpliendo mi destino”, en la cual escribe: “Puede haber caballo verde mas no uno de ellos honesto”. A simple vista uno podría preguntarse qué vinculación hay entre esta canción y el tema que tratamos, sin advertir conexión; pues bien, esa estrofa no es más que una paráfrasis de una frase que se le atribuye a Mohamed Alí Seineldín (Coronel de las Fuerzas Armadas argentinas, admirador de los dictadores Juan Manuel de Rosas y Juan Domingo Perón, y judeófobo): “Es más fácil encontrar un caballo verde que un judío honesto”. Figuras como estas son las que el pretendido “nacionalista de centro derecha” reivindica. Citamos a continuación lo que un intelectual liberal de pura cepa, Jorge Luis Borges, pensaba sobre los mencionados tiranos referentes de los personajes reverenciados por Andrasz: “Pienso en Perón con horror, como pienso en Rosas con horror”.
Velázquez también menciona a su grupo como peronista. Recién en este punto exhibe un poco de coherencia y verdad entre lo que piensa y dice. Que sean peronistas no debe sorprendernos; después de todo, Perón fue un tirano con todas las letras. Entre su nefasto currículum encontramos que fue agregado militar de Argentina en la Italia de Mussolini (manifestando pública admiración por él), promovió la infiltración de corrientes fascistas en territorio argentino, y recorrió la Alemania nazi y sus tierras ocupadas con devoción hacia el Führer. Por si fuera poco, Perón fue el responsable de la llegada encubierta a la Argentina de criminales de guerra nazis (de la talla de Adolf Eichmann, Josef Menguele y Erich Priebke) que escapaban de quienes buscaban su juzgamiento. Siempre digo que así como en el museo de la Shoá en Israel, Yad Vashem, se les dedica un espacio especial a las personas que cumpliendo ciertos requisitos salvaron la vida de judíos perseguidos por el nazismo, otorgándoles el título de “Justos entre las Naciones”; en un eventual museo a favor del nazismo, Perón merecería el título de “Nazi Justo entre las Naciones” por haber salvado la vida de criminales nazis perseguidos para llevarlos a los tribunales.
Una breve reseña del peronismo puede leerse en este resumen de Ezequiel Martínez Estrada, citado por Alberto Benegas Lynch: “Perón organizó, reclutó y reglamentó los elementos retrógrados permanentes en nuestra historia [...] Perón infiltraba legiones de fascistas, nacionalsocialistas y falangistas [...] El peronismo es una forma soez del alma de arrabal, [...] el GOU acaudillado por Perón, esta secta que era diametralmente opuesta a la Logia Lautaro, impuso una dictadura de tipo totalitaria [...] Eran las mismas huestes de Rosas, ahora enroladas en la bandera de Perón, que a su vez era el sucesor de aquel tirano [...] Una característica sobresaliente de la política de Perón, tanto en su campaña proselitista como en su programa doctrinario, es que recogió con prolija minuciosidad de hurgador en los tachos de basura, los residuos de todas las actividades nacionales, en los órdenes espiritual y material [...] Atacó la libertad de imprenta y los principios democráticos que hacían posible la crítica a su dictadura [...] No hubo campos de concentración pero si salas de tortura”. Quien hace un saludo nazi clamando por superioridad innata, puede fácilmente identificarse con lo expuesto. Y por si a alguien le quedara alguna duda sobre la ideología de Perón, mejor conocer lo que salió de su propia horripilante mente: “Levantaremos horcas en todo el país para colgar a los opositores”.
El “sentir patriótico” de los resentidos músicos no debe engañarnos con palabras que intentan ser bellas y dulces. Es evidente que nada tiene que ver su patriotismo detestable con el esfuerzo por la patria que hicieron los próceres como José de San Martín o Manuel Belgrano. Estos dedicaron su vida al nacimiento y defensa de Argentina, mientras que pusilánimes como los resentidos en cuestión solo difunden ideas que no pueden conducir a otro destino más que a la destrucción.
A continuación, el músico desmiente que sean fascistas y a la vez se declara a favor de la familia, y en contra de la droga y el aborto. El tema del aborto merecería toda una discusión aparte por lo que no será tratado en este artículo. Me concentraré en los otros dos. El estar a favor de la familia es un eufemismo que emplea para manifestarse en contra del matrimonio entre homosexuales. Estar en contra de la droga es expresar postura a favor de la penalización y en contra de la legalización. Este modo de pensar es censurador de la libertad individual de cada persona: firmar un contrato que en nada perjudica derechos de terceros (como lo es casarse con una persona del mismo sexo), y consumir un producto por elección propia asumiendo voluntariamente las consecuencias perjudiciales para la salud (como es el drogarse). Estos impedimentos a la libertad más el nazismo que componen la ideología de la banda, hacen que sus integrantes merezcan una respuesta inequívoca a su pregunta de si son “fachos”: sí, son fascistas.
Para ir concluyendo, no hay que dejarse engañar por los eufemismos de aquellos que se catalogan como “nacionalistas”, devotos del “sentir patriótico”. Hay nazis rondando por ahí que intentan suavizar su imagen proclamándose de “centro” mientras saludan a Hitler con afecto. El nazismo no es “centro derecha”, es una reunión de lo peor de la derecha y de la izquierda: el nacionalismo afianzado en superioridad racial y el socialismo respaldado por el Estado totalitario. A la operación que conduce esto es: nacionalismo + socialismo = nacionalsocialismo. Hay cuentas que pagar tanto por parte de los extremistas de derecha como de los extremistas de izquierda; ni unos ni otros deben hacerse los desentendidos en las ideologías que fomentan y los magros resultados que consiguen. Después de todo, los derechistas no quieren admitir que los nazis también son nacionalistas, y como dijo Ludwig Von Mises, “Los marxistas no están dispuestos a reconocer que también los nazis son socialistas”.
Mi consejo es alejarse de las ideologías colectivistas, sean nacionalistas o socialistas, que claman actuar en beneficio de entes abstractos como “la nación”, “el pueblo” o “la sociedad”, mientras en verdad actúan perjudicando a las personas individuales reales de carne y hueso. Una cosa es verse como nacionalista porque se respetan las gestas patrióticas que dieron origen al país, el obrar de los próceres en el proyecto de nación, y se identifica con simbología típica; y otra cosa es hacer de ese “sentir patriótico” un culto a la irracionalidad y al exterminio de los que no pertenecen al grupo selecto. Los actos deben estar determinados por la racionalidad como fundamento, y no por la mística nacionalista o socialista legitimadora de la violencia.
Ni siquiera hay que debatir con los racistas que de entrada nos rebajan a la categoría de infrahumanos, que desde el principio nos descalifican y no nos reconocen derecho a la existencia; si nosotros nos movemos en el plano de la racionalidad y ellos en el de la irracionalidad, no hay que otorgarles el status para que puedan “debatir” sus ideas con las nuestras. Nuestros principios no necesitan pasar por la revisión de los nazis para ser legítimos.

Fuentes:
- Saludo nazi frente a memorial a los desaparecidos
http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/saludo-nazi-frente-memorial-desaparecidos
- El Inadi actúa tras una foto con un saludo nazi ante el memorial de desaparecidos
http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/inadi-actua-tras-foto-con-saludo-nazi-ante-memorial-desaparecidos
- Rolling Stone n.º 24, marzo de 2000
- Ácido argentino
http://www.rollingstone.com.ar/585001
- El problema es el Peronismo - Alberto Benegas Lynch
http://www.elcato.org/el-problema-es-el-peronismo
- ¿Qué significa el peronismo? - Alberto Benegas Lynch
http://independent.typepad.com/elindependent/2009/10/qu%C3%A9-significa-el-peronismo.html
- Citas
http://www.liberalismo.org/citas/M/

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mordejai Anilevich, el Héroe

Mordejai Anilevich: el Héroe

Clásicos Héroes judíos
El pueblo judío ha contado a lo largo de su historia con personajes protagonistas de hazañas increíbles, que bien merecidamente fueron catalogados como Héroes. Por citar dos ejemplos, nombro a Yehuda Maccabi y Bar Kojva.
El primero de ellos, fue el líder de los combatientes judíos que enfrentaron a los dominadores griegos allá por el 168 a.e.c. Fue una doble lucha: militar, contra el enemigo que dominaba Judea; y espiritual, en contra de la asimilación al helenismo. Los griegos profanaron el Segundo Templo Judío, levantaban sus propios ídolos, realizaban sus rituales paganos, y controlaban política y militarmente la ciudad. Los grandes macabeos lograron el triunfo en las dos dimensiones de su enfrentamiento, logrando erradicar el politeísmo pagano griego del Templo con la subsecuente purificación, y expulsando por la fuerza a los invasores. La fuerza de Yehuda Maccabi fue la decisiva para, en la dura contienda, inclinar la balanza en favor de los judíos.
El segundo, Bar Kojva, fue otro exponente del liderazgo militar judío, esta vez en contra del Imperio Romano. Tal era el sentimiento que despertaba en los suyos, tan imponente era su figura, que hasta fue aclamado Mesías por el Rabí Hakiva. Finalmente su rebelión sería aplacada en el año 135 e.c., al caer la última fortaleza, Betar. Pero por tres años, Bar Kojva había enfrentado a los romanos infligiéndoles violentos e inesperados golpes. A los judíos, ya desparramados, con el Templo ya destruido, aún les había quedado fuerzas para esa última rebelión, siguiendo a su esperanzador líder.
Yehuda Maccabi y Bar Kojva. Dos líderes, dos Héroes judíos. Lo realizado por ellos es sencillamente heroísmo. Y hay que tener en cuenta ciertas cosas cuando de Héroes judíos hablamos: no hay que olvidar que en esos casos el pueblo judío siempre fue una minoría, no hay que olvidar que enfrentó potencias mucho más poderosas. Los Héroes judíos se la tuvieron que arreglar en inferioridad numérica, con menor armamento y tecnología militar, contra verdaderos profesionales en el arte de la guerra. Le agrega un plus al Héroe judío, el enfrentar a mucho con muy poco. Una valentía y un orgullo palpables en la convicción de luchar por lo que se podría dar con facilidad como una causa perdida.
Los macabeos terminaron triunfando, mientras que la rebelión de Bar Kojva fue derrotada. Es así que el Héroe judío a veces gana y otras pierde. Su heroísmo no proviene de la victoria obtenida (puesto que esta le ha sido negada en ocasiones) sino de su atrevimiento a hacer las cosas osadas. Proviene también de las circunstancias, siempre adversas, que tiene que enfrentar: ya sea por la menor cantidad de efectivos habilitados para pelear contra los enemigos, por el menor desarrollo armamentístico, o por todo lo que arriesga llevando a cabo una lucha en su propio territorio, cerca de donde están su gente y sus moradas.

El Héroe juvenil
En la Shoá, el pueblo judío fue masacrado. El imperio nazi que se extendía por Europa con una maquinaria de guerra conquistadora y asesina, tenía el objetivo de eliminar a los judíos y al judaísmo del planeta, incluso de borrar su memoria. Pero aún este poderío nazi encontró quien le hiciera frente en condiciones de vida infrahumanas, inimaginables.
Este es el papel desempeñado por los Héroes juveniles judíos, en el que aquí destacamos los grandes protagonistas del Levantamiento del Ghetto de Varsovia. Las tnuot (movimientos juveniles) fueron en gran parte las que decidieron cargarse al hombro el destino de los judíos encerrados en el ghetto, y prepararon un enfrentamiento con armas contra los nazis.
El líder de la Z.O.B. (Organización Combatiente Judía) de la resistencia armada, un auténtico Héroe judío, se llamaba Mordejai Anilevich. En su persona podemos apreciar las cualidades que definían a aquellas almas torturadas que decidieron pelear contra la opresión genocida del nazismo. Juventud, responsabilidad, y decisión. No es fácil la transición de ser alguien que vivía en su casa en una ciudad, a convertirse en miembro de una guerrilla de un ghetto, sin formación y experiencia previa como con las que cuenta un soldado de un ejército regular.

Anilevich y las circunstancias de su liderazgo
El primer movimiento juvenil al que perteneció Anilevich fue Betar. Luego se unió a las filas del Hashomer Hatzair, tnuá con cuyas ideas sentía una identificación más plena, y en la cual se quedaría finalmente.
En los diferentes países, Betar enseñaba a sus janijim autodefensa, de cara a enfrentar los peligros que significaban el antisemitismo en Europa y las dificultades que tenían los sionistas con las revueltas árabes en Eretz Israel. Esta tnuá basaba parte de su educación en la visión premonitoria de Vladimir Zeev Jabotinsky de que la diáspora terminaría con los judíos.
Las demás tnuot no se especializaban en la autodefensa, y por eso se podría considerar que sus miembros estaban más desprotegidos por falta de entrenamiento. De ahí que se distingue el accionar del ZZW (Organización Militar Judía, grupo integrado por betarim como Pavel Frenkel que también enfrentó a los nazis), que contaba con adiestramiento y algunos de sus miembros habían pertenecido al ejército polaco, del resto de los grupos clandestinos. Hubo quien, para integrar la resistencia armada, tuvo que empezar desde cero. Cómo tomar un arma, cómo disparar.
Recordar se debe el contexto de desinformación en el cual los judíos pasaban sus días. Pocas noticias entraban al ghetto provenientes de afuera, funcionaban periódicos de forma clandestina, y alguno que otro podía contrabandear información. Ni hablar de poder verificar y constatar lo que ocurría del otro lado de las paredes en los lugares lejanos, donde ni los judíos que salían a trabajar llegaban. Era sumamente difícil la obtención de datos certeros. En un principio los propios judíos estaban desinformados de la idea nazi de exterminarlos por completo. Por la desagradable manera de constatar la realidad, al desaparecer cada día más judíos por las “acciones” y deportaciones nazis, se empezaron a dar cuenta del macabro plan. Anilevich luego advirtió no subirse a transportes, ya que estos desembocaban en Treblinka, y los judíos iban a parar directo a las cámaras de gas. Los viajes que este joven realizó le permitieron obtener datos y contactos que ayudarían posteriormente en la proeza en el ghetto. Queda en evidencia que, con casi nada a favor, y demasiado en contra, las circunstancias en las que Anilevich debió liderar aumentan el prestigio de su accionar y el orgullo de su memoria.

Desempeño de Anilevich antes y durante el Levantamiento del ghetto de Varsovia
Ana Kahan lo definió como una persona muy inteligente. Y no caben dudas de que así fue con solo echar un vistazo a las maniobras que debió realizar en la resistencia contra los nazis.
Mordejai era un vocero naturalmente escuchado, siendo su opinión la de mayor valor en lo que respectaba al movimiento clandestino. Sus palabras iban acompañadas con hechos que verificaban la valentía de lo que decía en lo que realizaba. En su visión, el judío no debía quedarse de brazos cruzados ante la horrible campaña de exterminio nazi. Por más que la rebeldía únicamente provocaría mayor furia alemana, valía la pena. Los judíos no se quedarían sentados, oprimidos, sumidos en la impotencia, sin que eso le costara un alto precio al enemigo. De esto, Anilevich daba claros mensajes en sus intervenciones como orador y publicaciones en periódicos clandestinos. En esta misma línea, nos cuenta Kahan que “en 1942 Mordejai se entrevista con el dirigente máximo del Judenrat de Silesia M. Merin a quien advirtió que en caso de que continuara el envío de transportes con judíos la juventud se opondría con las armas en mano”.
Anilevich se encargaba con suma responsabilidad en preparar la defensa de los judíos en el ghetto y el ataque contra los nazis. Preparaba granadas, organizaba ataque contra transportes nazis que cargaban judíos, ordenaba los grupos preparándolos para el eventual estallido. La valentía quedaba demostrada en cada acto, que implicaba un compromiso asumido por la vida y seguridad de sus compañeros y de todos los judíos del ghetto. Sabía que se cargaba al hombro la vida de muchos; que sus ataques provocarían una ira mayor en las tropas alemanas. Pero también sabía que todos morirían tarde o temprano en el ghetto o en los campos de exterminio, si se quedaban sin hacer nada. Por eso prefería morir dignamente enfrentando al enemigo, que rendirse y marchar con la cabeza gacha a su perdición. Especialmente ilustrador al respecto de su tarea y su intención resulta este párrafo de Kahan: “Anilevich y un grupo de combatientes se mezclaron con las personas que volvían de sus trabajos fuera del ghetto que eran conducidos por los alemanes armados al Umschlagplatz, la plaza junto a la estación desde donde los judíos eran llevados en vagones de ganado a Treblinka. Se desarrolló una sangrienta lucha. Actos similares de resistencia armada tuvieron lugar en otros sectores del ghetto donde había otro grupo dirigido por Arie Wilner, Eliezer Geler y otros. La inesperada resistencia opuesta por las organizaciones judías de combate tomó de sorpresa a los alemanes, obligándoles a suspender las deportaciones y buscar medios y formas de apresar a sus víctimas. Anilevich realizó una gran reorganización y fortaleció la capacidad de lucha de los grupos. En 1943 se ocupó de adiestrar a los jóvenes y a proveerles de armas”. Hay mucho más por decir, sin embargo debemos dejarlo de lado ya que no pretendo entrar en mucho detalle sobre los hechos sino más bien resaltar el coraje y valentía de Anilevich y sus seguidores.

El 18 de enero bajo la comandancia de Anilevich, la ZOB, ante una deportación, enfrentó a los nazis en una encarnizada lucha callejera. “Cuatro día después, los alemanes detuvieron las deportaciones. Los judíos interpretaron esto como una victoria de la resistencia judía” (Mordejai Anielewicz, http://www.ort.edu.uy/sobreort/pdf/anielevicz.pdf).

El 19 de Abril de 1943, vísperas de Pesaj, aniversario del nacimiento de Hitler, los nazis pretendían festejar su cumpleaños realizando una gran deportación. Los judíos no se habían creído la mentira proferida por los alemanes de que se los llevarían de allí sin violencia, de que los trasladarían pacíficamente.
Este preciso día comenzó el Levantamiento del ghetto de Varsovia. La resistencia peleó con fiereza, dignamente como la historia cuenta acerca de los Héroes judíos de todas las épocas. Lograron hacer que nazis huyeran, se replegaran, gritaran de asombro ante la increíble manifestación que tenían frente a sus ojos. Los atormentados prisioneros del ghetto se rebelaban contra el agresor y le ocasionaban severas bajas. La lucha en las calles evidenció la organización judía y el aprendizaje en los entrenamientos, mas la realidad se comenzó a palpar de manera dura otra vez: la superioridad nazi en cantidad de hombres y armamento provocó que los judíos debieran refugiarse en las casas.
Los nazis intentaron convencerlos de que salieran, pero como ya se dijo, las falsas promesas de tan crueles uniformados no convencerían jamás al harapiento honorable judío, que en el peor de sus momentos, elegía luchar con lo último que le quedaba. El enemigo recurrió entonces al fuego, quemando las casas, las personas, asfixiando e incinerando a aquellos que habían logrado llegar hasta aquel momento respirando las últimas bocanadas.
El 8 de mayo, tras semanas de confrontación, Anilevich se refugiaba con combatientes que habían sobrevivido en el búnker de la Z.O.B. en la calle Mila 18. En este día el bunker cayó y el levantamiento fue finalmente reprimido. Anilevich murió junto con gran parte de los que lo acompañaban (según algunas fuentes cayó en combate, mientras que otras señalan que se suicidó como los judíos ancestrales en Metzadá). Sin embargo su heroísmo ya había emprendido el camino hacia la inmortalidad en el cuadro de los grandes combatientes judíos de todos los tiempos. Por siempre allí figurará Mordejai Anilevich, comandante del Levantamiento del ghetto de Varsovia.

El heroísmo eterno del comandante
“A partir de enero de 1940, Anilevich se convirtió en un activista clandestino profesional. Como líder de su movimiento juvenil, organizó células y grupos de jóvenes, enseñó, colaboró en publicaciones clandestinas, organizó reuniones y seminarios, y visitó grupos en distintas ciudades… Al divulgarse las noticias del exterminio en masa de judíos en Europa oriental, las actividades de Anilevich cambiaron. De inmediato comenzó a organizar grupos de autodefensa dentro del gueto de Varsovia” (Mordejai Anilevich, www.jewishprograms.org).
Leyendo estas palabras, el lector alcanza a percibir ese cambio del que se habló en la actitud y formación del madrij y combatiente Anilevich. De educar a janijim y difundir noticias, a entrenar en autodefensa para la pelea. De ser un joven tnuatí referente como educador para sus janijim dentro del ghetto, a tener que improvisar grupos y tácticas de combate de guerreros judíos inexpertos, y pasar a ser comandante de la Z.O.B. en la resistencia armada con un profesionalismo adquirido sorprendente.
Anilevich reúne las características y actúa en un ámbito similar al que hemos estudiado de otros Héroes judíos históricos. Como Yehuda Maccabi y Bar Kojva, comienza actuando en la clandestinidad, preparando una rebelión en la cual los Héroes judíos desafian a una autoridad invasora represiva, en inferioridad numérica, con menos armamento y de menor calidad. La suerte que corre es como la de Bar Kojva, siendo finalmente derrotado pero entrando en la historia a partir de una valentía sobresaliente que logra infringir un daño impensado al enemigo como hasta ese momento no había conocido.
La lucha de Anilevich y sus combatientes del Levantamiento del ghetto de Varsovia contra los nazis es la lucha de la inexperiencia frente al profesionalismo; en muchos casos improvisación contra la planificación. Pocos revólveres contra una maquinaria de guerra. Es la bravura y el honor judío lo que permite contrarrestar semejantes desventajas y, aunque sea por un tiempo, mantenerse en pie frente a un enemigo netamente superior. Es el empeño, la dedicación y el compromiso asumido para tratar de cambiar el rumbo de los judíos encerrados, lo que transforma a estos valientes combatientes en profesionales de la clandestinidad. La consigna de Anilevich para participar del levantamiento del ghetto era “el que quiere sobrevivir, que no forme parte. Aquí los que peleamos sabemos que vamos a morir”. Era conciente que iba a dar su vida por la última causa judía dentro del ghetto.
Está el debate de si Anilevich fue o no un Héroe; algunos simplemente opinan que hizo lo que tenía que hacer. Anilevich es tan Héroe como los grandes personajes históricos mencionados. Lo que hizo, lo hizo voluntariamente. No necesariamente “debía” hacerlo. Lo eligió. Sino, todos los judíos en todos los ghettos se hubiesen levantado en armas. Él prefirió luchar a entregarse en una deportación, conociendo el destino de ambas opciones: la muerte. La cuestión es cómo eligió morir, manteniendo bien el alto el estandarte de la inacabable garra judía. Miles de judíos no pudieron hacer nada y no conocían el destino de los trenes, que los conducían inexorablemente a la muerte en la cámara de gas. Anilevich tomó la oportunidad de hacer algo y la concretó.
La resistencia armada está fielmente reflejada en Anilevich. Si bien hubo otras formas de resistencia, como educar en secreto, contrabandear panes y todo lo que nombra Jaim Guri en “La Resistencia”, el levantamiento armado en sí, declarado contra los nazis, fue este que contó con Anilevich entre sus principales protagonistas. No hay que relativizar el valor de la resistencia armada, que fue realizada por los Héroes combatientes. Esto no implica restarles importancia a las demás manifestaciones de resistencia, pero sí destacar quien resistió de forma expresamente declarada frente a los enemigos recurriendo a las armas para matar la mayor cantidad posible antes que ellos mataran a los judíos. Es para lo que entrenaron, contrabandearon, organizaron y se martirizaron. Por una causa justa.
Escribe Anilevich en su última carta: “El sueño de mi vida se hizo realidad. La resistencia judía armada y la venganza son hechos consumados. He sido testigo de la magnifica y heroica lucha de los combatientes judíos”. Como él mismo lo afirma, se trató de una lucha heroica. Y el orgullo que le produjo es el que nosotros debemos sentir.
El Levantamiento del ghetto de Varsovia hace de Anilevich y sus combatientes verdaderos Héroes judíos.


Ezequiel Eiben
29-12-2009


Fuentes
Mordejai Anilevich. Combatiente del Ghetto de Varsovia. – Ana Kahan (http://www.fmh.org.ar/revista/6/anilevich.htm)
Mordejai Anilevich (www.jewishprograms.org)
Mordejai Anielewicz (http://www.ort.edu.uy/sobreort/pdf/anielevicz.pdf)