Entrevista a Edgardo Litvinoff
11-7-2009
Entrevisto aquí al periodista Edgardo Litvinoff, de La Voz del Interior, quien con verdadero compromiso nos responde acerca de la situación actual de los medios de comunicación, y nos da su visión sobre la relación entre el pueblo judío e Israel.
P/ ¿Cómo explicarías a una persona no judía el vínculo del pueblo judío, tanto del individuo religioso, como del no religioso con el Estado de Israel?
Le diría que se trata de un vínculo que está ligado a una historia del nacimiento y desarrollo de ese pueblo, un vínculo cultural e identidad similar al que liga a los italianos a Italia o a los españoles a España. También le diría que no se trata de una cuestión de fé, y que la idea de un "hogar nacional judío" tiene raíces similares al concepto de "nación" de todos los países que nacieron en el siglo XX, a partir de las ideas de la ilustración. Después, para cada judío significará algo distinto.
P/ El término Hasbará, que tantas veces utilizamos ¿Lo interpretás como un esclarecimiento objetivo de la información o un juicio subjetivo para dejar bien parados a los judíos frente a la opinión pública general?
Depende de quién y cómo lo haga. No creo que la DAIA haga lo mismo en ese sentido que Hejalutz Lamerjav. Tienen distintas funciones y roles, y por lo tanto ese concepto es distinto. No creo que la Hasbará "masiva" funcione. Se convierte en algo muy difuso que predispone a los demás a verlo como propaganda. Sí creo en la Hasbará interpersonal, esa que logra aportarle a un interlocutor datos y reflexiones que le sirvan para tener otra mirada de "lo judío". Pero para eso es imprescindible una buena formación educativa, formal y no formal, que debe ser el eje del esfuerzo de los movimientos juveniles, y debería ser el de la dirigencia comunitaria. Si se hace Hasbará sin saber bien de lo que se habla, es mucho más peligroso.
P/ Hoy en día vemos cómo diversos grupos por presiones económicas o actuando en pos de propios intereses, manipulan la información ¿qué recomendarías a la gente para buscar una buena fuente de noticias? ¿Es más creíble el periodista independiente que no trabaja para ningún grupo?
El tema es muy complejo, porque hoy resulta imposible pensar que son 3, 4 ó 20 grandes medios los que informan a la gente. Internet cambió todo, y todo está cambiando, a un ritmo que ni los grandes medios aún entienden. También creo que lo que a veces se interpreta como "presiones" o "intereses" es negligencia de los periodistas, o pura lógica mediática que ve la historia como un espectáculo. No soy optimista sobre la posibilidad de cambiar esas reglas.
P/ ¿Podrías nombrar algún requisito que consideres esencial que debe tener un periodista a la hora de procesar y transmitir una noticia?
Acceso a diversas fuentes, paciencia para escuchar e interpretar a las partes de un conflicto, capacidad de reflexionar y anteponer el razonamiento lógico a las propias creencias, aunque casi siempre éstas influyan a la hora de escribir. También hay que ser inmune a las presiones de las partes interesadas, pero no por eso menos receptivo a escucharlas. Y, en especial, hay que bajarse del pedestal sobre el que a veces nos paramos los periodistas: ya no somos los dueños únicos de la información, y la gente está más atenta a lo que decimos.
P/ Vivimos en un mundo que constantemente bombardea con información pero pocas veces la mayoría de la gente presta atención. ¿Qué sensación te deja esta exposición de la persona al permanente suministro de noticias? ¿Es positivo o verdaderamente se distrae la atención?
Ese bombardeo atrofia a los ciudadanos, ninguna duda. Por eso es tan importante la educación, la estimulación a los jóvenes para ejercitar la capacidad de crítica y reflexión, la capacidad para elegir qué miro, qué veo, qué desecho. De otra forma, van ser manipulables. Y no sólo por los medios.
P/ Un mensaje que quieras dejarle a la juventud judía de Córdoba, desde tu experiencia en los medios y tu trayectoria periodística.
Un profesor de secundaria nos decía siempre que la mayoría de los libros eran malos, pero que para decir eso había que leerlos. Creo que los jóvenes tienen una voluntad y una capacidad de reflexión mayor que la que los adultos creen, que la que sus padres creen, que la que los dirigentes comunitarios sospechan. Hay que estimular eso: lean, estudien, conversen, critiquen, peleen con los que hay que pelear si creen que una causa es justa. Es preferible que se equivoquen solos a que depositen su futuro en manos de los adultos. Si hacen eso, se van a dar cuenta solos de qué medios sirven y cuáles no.
Conclusión
El mensaje de Edgardo Litvinoff resulta preciso y dotado de una claridad conceptual que facilita su recepción. Las reglas de juego en lo que respecta a los medios de comunicación están establecidas; dependerá de la capacidad de absorción y la responsabilidad de los ciudadanos el poder identificar cuando se trata de datos arrojados a la ligera o de una investigación seria.
Como judíos comprometidos con nuestra comunidad, debemos mantener activa nuestra participación haciendo de la educación la principal herramienta para formar a nuestros jóvenes y combatir los males de la sociedad moderna, como la ignorancia, la desinformación y la mentira interesada.
Es la apuesta de Edgardo a los jóvenes, al desarrollo de sus potencias y su crecimiento personal, lo que tenemos que rescatar, para así apuntar a seguir manteniendo una comunidad informada y responsable.
Por Ezequiel Eiben
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martes, 28 de diciembre de 2010
miércoles, 30 de diciembre de 2009
Mordejai Anilevich, el Héroe
Mordejai Anilevich: el Héroe
Clásicos Héroes judíos
El pueblo judío ha contado a lo largo de su historia con personajes protagonistas de hazañas increíbles, que bien merecidamente fueron catalogados como Héroes. Por citar dos ejemplos, nombro a Yehuda Maccabi y Bar Kojva.
El primero de ellos, fue el líder de los combatientes judíos que enfrentaron a los dominadores griegos allá por el 168 a.e.c. Fue una doble lucha: militar, contra el enemigo que dominaba Judea; y espiritual, en contra de la asimilación al helenismo. Los griegos profanaron el Segundo Templo Judío, levantaban sus propios ídolos, realizaban sus rituales paganos, y controlaban política y militarmente la ciudad. Los grandes macabeos lograron el triunfo en las dos dimensiones de su enfrentamiento, logrando erradicar el politeísmo pagano griego del Templo con la subsecuente purificación, y expulsando por la fuerza a los invasores. La fuerza de Yehuda Maccabi fue la decisiva para, en la dura contienda, inclinar la balanza en favor de los judíos.
El segundo, Bar Kojva, fue otro exponente del liderazgo militar judío, esta vez en contra del Imperio Romano. Tal era el sentimiento que despertaba en los suyos, tan imponente era su figura, que hasta fue aclamado Mesías por el Rabí Hakiva. Finalmente su rebelión sería aplacada en el año 135 e.c., al caer la última fortaleza, Betar. Pero por tres años, Bar Kojva había enfrentado a los romanos infligiéndoles violentos e inesperados golpes. A los judíos, ya desparramados, con el Templo ya destruido, aún les había quedado fuerzas para esa última rebelión, siguiendo a su esperanzador líder.
Yehuda Maccabi y Bar Kojva. Dos líderes, dos Héroes judíos. Lo realizado por ellos es sencillamente heroísmo. Y hay que tener en cuenta ciertas cosas cuando de Héroes judíos hablamos: no hay que olvidar que en esos casos el pueblo judío siempre fue una minoría, no hay que olvidar que enfrentó potencias mucho más poderosas. Los Héroes judíos se la tuvieron que arreglar en inferioridad numérica, con menor armamento y tecnología militar, contra verdaderos profesionales en el arte de la guerra. Le agrega un plus al Héroe judío, el enfrentar a mucho con muy poco. Una valentía y un orgullo palpables en la convicción de luchar por lo que se podría dar con facilidad como una causa perdida.
Los macabeos terminaron triunfando, mientras que la rebelión de Bar Kojva fue derrotada. Es así que el Héroe judío a veces gana y otras pierde. Su heroísmo no proviene de la victoria obtenida (puesto que esta le ha sido negada en ocasiones) sino de su atrevimiento a hacer las cosas osadas. Proviene también de las circunstancias, siempre adversas, que tiene que enfrentar: ya sea por la menor cantidad de efectivos habilitados para pelear contra los enemigos, por el menor desarrollo armamentístico, o por todo lo que arriesga llevando a cabo una lucha en su propio territorio, cerca de donde están su gente y sus moradas.
El Héroe juvenil
En la Shoá, el pueblo judío fue masacrado. El imperio nazi que se extendía por Europa con una maquinaria de guerra conquistadora y asesina, tenía el objetivo de eliminar a los judíos y al judaísmo del planeta, incluso de borrar su memoria. Pero aún este poderío nazi encontró quien le hiciera frente en condiciones de vida infrahumanas, inimaginables.
Este es el papel desempeñado por los Héroes juveniles judíos, en el que aquí destacamos los grandes protagonistas del Levantamiento del Ghetto de Varsovia. Las tnuot (movimientos juveniles) fueron en gran parte las que decidieron cargarse al hombro el destino de los judíos encerrados en el ghetto, y prepararon un enfrentamiento con armas contra los nazis.
El líder de la Z.O.B. (Organización Combatiente Judía) de la resistencia armada, un auténtico Héroe judío, se llamaba Mordejai Anilevich. En su persona podemos apreciar las cualidades que definían a aquellas almas torturadas que decidieron pelear contra la opresión genocida del nazismo. Juventud, responsabilidad, y decisión. No es fácil la transición de ser alguien que vivía en su casa en una ciudad, a convertirse en miembro de una guerrilla de un ghetto, sin formación y experiencia previa como con las que cuenta un soldado de un ejército regular.
Anilevich y las circunstancias de su liderazgo
El primer movimiento juvenil al que perteneció Anilevich fue Betar. Luego se unió a las filas del Hashomer Hatzair, tnuá con cuyas ideas sentía una identificación más plena, y en la cual se quedaría finalmente.
En los diferentes países, Betar enseñaba a sus janijim autodefensa, de cara a enfrentar los peligros que significaban el antisemitismo en Europa y las dificultades que tenían los sionistas con las revueltas árabes en Eretz Israel. Esta tnuá basaba parte de su educación en la visión premonitoria de Vladimir Zeev Jabotinsky de que la diáspora terminaría con los judíos.
Las demás tnuot no se especializaban en la autodefensa, y por eso se podría considerar que sus miembros estaban más desprotegidos por falta de entrenamiento. De ahí que se distingue el accionar del ZZW (Organización Militar Judía, grupo integrado por betarim como Pavel Frenkel que también enfrentó a los nazis), que contaba con adiestramiento y algunos de sus miembros habían pertenecido al ejército polaco, del resto de los grupos clandestinos. Hubo quien, para integrar la resistencia armada, tuvo que empezar desde cero. Cómo tomar un arma, cómo disparar.
Recordar se debe el contexto de desinformación en el cual los judíos pasaban sus días. Pocas noticias entraban al ghetto provenientes de afuera, funcionaban periódicos de forma clandestina, y alguno que otro podía contrabandear información. Ni hablar de poder verificar y constatar lo que ocurría del otro lado de las paredes en los lugares lejanos, donde ni los judíos que salían a trabajar llegaban. Era sumamente difícil la obtención de datos certeros. En un principio los propios judíos estaban desinformados de la idea nazi de exterminarlos por completo. Por la desagradable manera de constatar la realidad, al desaparecer cada día más judíos por las “acciones” y deportaciones nazis, se empezaron a dar cuenta del macabro plan. Anilevich luego advirtió no subirse a transportes, ya que estos desembocaban en Treblinka, y los judíos iban a parar directo a las cámaras de gas. Los viajes que este joven realizó le permitieron obtener datos y contactos que ayudarían posteriormente en la proeza en el ghetto. Queda en evidencia que, con casi nada a favor, y demasiado en contra, las circunstancias en las que Anilevich debió liderar aumentan el prestigio de su accionar y el orgullo de su memoria.
Desempeño de Anilevich antes y durante el Levantamiento del ghetto de Varsovia
Ana Kahan lo definió como una persona muy inteligente. Y no caben dudas de que así fue con solo echar un vistazo a las maniobras que debió realizar en la resistencia contra los nazis.
Mordejai era un vocero naturalmente escuchado, siendo su opinión la de mayor valor en lo que respectaba al movimiento clandestino. Sus palabras iban acompañadas con hechos que verificaban la valentía de lo que decía en lo que realizaba. En su visión, el judío no debía quedarse de brazos cruzados ante la horrible campaña de exterminio nazi. Por más que la rebeldía únicamente provocaría mayor furia alemana, valía la pena. Los judíos no se quedarían sentados, oprimidos, sumidos en la impotencia, sin que eso le costara un alto precio al enemigo. De esto, Anilevich daba claros mensajes en sus intervenciones como orador y publicaciones en periódicos clandestinos. En esta misma línea, nos cuenta Kahan que “en 1942 Mordejai se entrevista con el dirigente máximo del Judenrat de Silesia M. Merin a quien advirtió que en caso de que continuara el envío de transportes con judíos la juventud se opondría con las armas en mano”.
Anilevich se encargaba con suma responsabilidad en preparar la defensa de los judíos en el ghetto y el ataque contra los nazis. Preparaba granadas, organizaba ataque contra transportes nazis que cargaban judíos, ordenaba los grupos preparándolos para el eventual estallido. La valentía quedaba demostrada en cada acto, que implicaba un compromiso asumido por la vida y seguridad de sus compañeros y de todos los judíos del ghetto. Sabía que se cargaba al hombro la vida de muchos; que sus ataques provocarían una ira mayor en las tropas alemanas. Pero también sabía que todos morirían tarde o temprano en el ghetto o en los campos de exterminio, si se quedaban sin hacer nada. Por eso prefería morir dignamente enfrentando al enemigo, que rendirse y marchar con la cabeza gacha a su perdición. Especialmente ilustrador al respecto de su tarea y su intención resulta este párrafo de Kahan: “Anilevich y un grupo de combatientes se mezclaron con las personas que volvían de sus trabajos fuera del ghetto que eran conducidos por los alemanes armados al Umschlagplatz, la plaza junto a la estación desde donde los judíos eran llevados en vagones de ganado a Treblinka. Se desarrolló una sangrienta lucha. Actos similares de resistencia armada tuvieron lugar en otros sectores del ghetto donde había otro grupo dirigido por Arie Wilner, Eliezer Geler y otros. La inesperada resistencia opuesta por las organizaciones judías de combate tomó de sorpresa a los alemanes, obligándoles a suspender las deportaciones y buscar medios y formas de apresar a sus víctimas. Anilevich realizó una gran reorganización y fortaleció la capacidad de lucha de los grupos. En 1943 se ocupó de adiestrar a los jóvenes y a proveerles de armas”. Hay mucho más por decir, sin embargo debemos dejarlo de lado ya que no pretendo entrar en mucho detalle sobre los hechos sino más bien resaltar el coraje y valentía de Anilevich y sus seguidores.
El 18 de enero bajo la comandancia de Anilevich, la ZOB, ante una deportación, enfrentó a los nazis en una encarnizada lucha callejera. “Cuatro día después, los alemanes detuvieron las deportaciones. Los judíos interpretaron esto como una victoria de la resistencia judía” (Mordejai Anielewicz, http://www.ort.edu.uy/sobreort/pdf/anielevicz.pdf).
El 19 de Abril de 1943, vísperas de Pesaj, aniversario del nacimiento de Hitler, los nazis pretendían festejar su cumpleaños realizando una gran deportación. Los judíos no se habían creído la mentira proferida por los alemanes de que se los llevarían de allí sin violencia, de que los trasladarían pacíficamente.
Este preciso día comenzó el Levantamiento del ghetto de Varsovia. La resistencia peleó con fiereza, dignamente como la historia cuenta acerca de los Héroes judíos de todas las épocas. Lograron hacer que nazis huyeran, se replegaran, gritaran de asombro ante la increíble manifestación que tenían frente a sus ojos. Los atormentados prisioneros del ghetto se rebelaban contra el agresor y le ocasionaban severas bajas. La lucha en las calles evidenció la organización judía y el aprendizaje en los entrenamientos, mas la realidad se comenzó a palpar de manera dura otra vez: la superioridad nazi en cantidad de hombres y armamento provocó que los judíos debieran refugiarse en las casas.
Los nazis intentaron convencerlos de que salieran, pero como ya se dijo, las falsas promesas de tan crueles uniformados no convencerían jamás al harapiento honorable judío, que en el peor de sus momentos, elegía luchar con lo último que le quedaba. El enemigo recurrió entonces al fuego, quemando las casas, las personas, asfixiando e incinerando a aquellos que habían logrado llegar hasta aquel momento respirando las últimas bocanadas.
El 8 de mayo, tras semanas de confrontación, Anilevich se refugiaba con combatientes que habían sobrevivido en el búnker de la Z.O.B. en la calle Mila 18. En este día el bunker cayó y el levantamiento fue finalmente reprimido. Anilevich murió junto con gran parte de los que lo acompañaban (según algunas fuentes cayó en combate, mientras que otras señalan que se suicidó como los judíos ancestrales en Metzadá). Sin embargo su heroísmo ya había emprendido el camino hacia la inmortalidad en el cuadro de los grandes combatientes judíos de todos los tiempos. Por siempre allí figurará Mordejai Anilevich, comandante del Levantamiento del ghetto de Varsovia.
El heroísmo eterno del comandante
“A partir de enero de 1940, Anilevich se convirtió en un activista clandestino profesional. Como líder de su movimiento juvenil, organizó células y grupos de jóvenes, enseñó, colaboró en publicaciones clandestinas, organizó reuniones y seminarios, y visitó grupos en distintas ciudades… Al divulgarse las noticias del exterminio en masa de judíos en Europa oriental, las actividades de Anilevich cambiaron. De inmediato comenzó a organizar grupos de autodefensa dentro del gueto de Varsovia” (Mordejai Anilevich, www.jewishprograms.org).
Leyendo estas palabras, el lector alcanza a percibir ese cambio del que se habló en la actitud y formación del madrij y combatiente Anilevich. De educar a janijim y difundir noticias, a entrenar en autodefensa para la pelea. De ser un joven tnuatí referente como educador para sus janijim dentro del ghetto, a tener que improvisar grupos y tácticas de combate de guerreros judíos inexpertos, y pasar a ser comandante de la Z.O.B. en la resistencia armada con un profesionalismo adquirido sorprendente.
Anilevich reúne las características y actúa en un ámbito similar al que hemos estudiado de otros Héroes judíos históricos. Como Yehuda Maccabi y Bar Kojva, comienza actuando en la clandestinidad, preparando una rebelión en la cual los Héroes judíos desafian a una autoridad invasora represiva, en inferioridad numérica, con menos armamento y de menor calidad. La suerte que corre es como la de Bar Kojva, siendo finalmente derrotado pero entrando en la historia a partir de una valentía sobresaliente que logra infringir un daño impensado al enemigo como hasta ese momento no había conocido.
La lucha de Anilevich y sus combatientes del Levantamiento del ghetto de Varsovia contra los nazis es la lucha de la inexperiencia frente al profesionalismo; en muchos casos improvisación contra la planificación. Pocos revólveres contra una maquinaria de guerra. Es la bravura y el honor judío lo que permite contrarrestar semejantes desventajas y, aunque sea por un tiempo, mantenerse en pie frente a un enemigo netamente superior. Es el empeño, la dedicación y el compromiso asumido para tratar de cambiar el rumbo de los judíos encerrados, lo que transforma a estos valientes combatientes en profesionales de la clandestinidad. La consigna de Anilevich para participar del levantamiento del ghetto era “el que quiere sobrevivir, que no forme parte. Aquí los que peleamos sabemos que vamos a morir”. Era conciente que iba a dar su vida por la última causa judía dentro del ghetto.
Está el debate de si Anilevich fue o no un Héroe; algunos simplemente opinan que hizo lo que tenía que hacer. Anilevich es tan Héroe como los grandes personajes históricos mencionados. Lo que hizo, lo hizo voluntariamente. No necesariamente “debía” hacerlo. Lo eligió. Sino, todos los judíos en todos los ghettos se hubiesen levantado en armas. Él prefirió luchar a entregarse en una deportación, conociendo el destino de ambas opciones: la muerte. La cuestión es cómo eligió morir, manteniendo bien el alto el estandarte de la inacabable garra judía. Miles de judíos no pudieron hacer nada y no conocían el destino de los trenes, que los conducían inexorablemente a la muerte en la cámara de gas. Anilevich tomó la oportunidad de hacer algo y la concretó.
La resistencia armada está fielmente reflejada en Anilevich. Si bien hubo otras formas de resistencia, como educar en secreto, contrabandear panes y todo lo que nombra Jaim Guri en “La Resistencia”, el levantamiento armado en sí, declarado contra los nazis, fue este que contó con Anilevich entre sus principales protagonistas. No hay que relativizar el valor de la resistencia armada, que fue realizada por los Héroes combatientes. Esto no implica restarles importancia a las demás manifestaciones de resistencia, pero sí destacar quien resistió de forma expresamente declarada frente a los enemigos recurriendo a las armas para matar la mayor cantidad posible antes que ellos mataran a los judíos. Es para lo que entrenaron, contrabandearon, organizaron y se martirizaron. Por una causa justa.
Escribe Anilevich en su última carta: “El sueño de mi vida se hizo realidad. La resistencia judía armada y la venganza son hechos consumados. He sido testigo de la magnifica y heroica lucha de los combatientes judíos”. Como él mismo lo afirma, se trató de una lucha heroica. Y el orgullo que le produjo es el que nosotros debemos sentir.
El Levantamiento del ghetto de Varsovia hace de Anilevich y sus combatientes verdaderos Héroes judíos.
Ezequiel Eiben
29-12-2009
Fuentes
Mordejai Anilevich. Combatiente del Ghetto de Varsovia. – Ana Kahan (http://www.fmh.org.ar/revista/6/anilevich.htm)
Mordejai Anilevich (www.jewishprograms.org)
Mordejai Anielewicz (http://www.ort.edu.uy/sobreort/pdf/anielevicz.pdf)
Clásicos Héroes judíos
El pueblo judío ha contado a lo largo de su historia con personajes protagonistas de hazañas increíbles, que bien merecidamente fueron catalogados como Héroes. Por citar dos ejemplos, nombro a Yehuda Maccabi y Bar Kojva.
El primero de ellos, fue el líder de los combatientes judíos que enfrentaron a los dominadores griegos allá por el 168 a.e.c. Fue una doble lucha: militar, contra el enemigo que dominaba Judea; y espiritual, en contra de la asimilación al helenismo. Los griegos profanaron el Segundo Templo Judío, levantaban sus propios ídolos, realizaban sus rituales paganos, y controlaban política y militarmente la ciudad. Los grandes macabeos lograron el triunfo en las dos dimensiones de su enfrentamiento, logrando erradicar el politeísmo pagano griego del Templo con la subsecuente purificación, y expulsando por la fuerza a los invasores. La fuerza de Yehuda Maccabi fue la decisiva para, en la dura contienda, inclinar la balanza en favor de los judíos.
El segundo, Bar Kojva, fue otro exponente del liderazgo militar judío, esta vez en contra del Imperio Romano. Tal era el sentimiento que despertaba en los suyos, tan imponente era su figura, que hasta fue aclamado Mesías por el Rabí Hakiva. Finalmente su rebelión sería aplacada en el año 135 e.c., al caer la última fortaleza, Betar. Pero por tres años, Bar Kojva había enfrentado a los romanos infligiéndoles violentos e inesperados golpes. A los judíos, ya desparramados, con el Templo ya destruido, aún les había quedado fuerzas para esa última rebelión, siguiendo a su esperanzador líder.
Yehuda Maccabi y Bar Kojva. Dos líderes, dos Héroes judíos. Lo realizado por ellos es sencillamente heroísmo. Y hay que tener en cuenta ciertas cosas cuando de Héroes judíos hablamos: no hay que olvidar que en esos casos el pueblo judío siempre fue una minoría, no hay que olvidar que enfrentó potencias mucho más poderosas. Los Héroes judíos se la tuvieron que arreglar en inferioridad numérica, con menor armamento y tecnología militar, contra verdaderos profesionales en el arte de la guerra. Le agrega un plus al Héroe judío, el enfrentar a mucho con muy poco. Una valentía y un orgullo palpables en la convicción de luchar por lo que se podría dar con facilidad como una causa perdida.
Los macabeos terminaron triunfando, mientras que la rebelión de Bar Kojva fue derrotada. Es así que el Héroe judío a veces gana y otras pierde. Su heroísmo no proviene de la victoria obtenida (puesto que esta le ha sido negada en ocasiones) sino de su atrevimiento a hacer las cosas osadas. Proviene también de las circunstancias, siempre adversas, que tiene que enfrentar: ya sea por la menor cantidad de efectivos habilitados para pelear contra los enemigos, por el menor desarrollo armamentístico, o por todo lo que arriesga llevando a cabo una lucha en su propio territorio, cerca de donde están su gente y sus moradas.
El Héroe juvenil
En la Shoá, el pueblo judío fue masacrado. El imperio nazi que se extendía por Europa con una maquinaria de guerra conquistadora y asesina, tenía el objetivo de eliminar a los judíos y al judaísmo del planeta, incluso de borrar su memoria. Pero aún este poderío nazi encontró quien le hiciera frente en condiciones de vida infrahumanas, inimaginables.
Este es el papel desempeñado por los Héroes juveniles judíos, en el que aquí destacamos los grandes protagonistas del Levantamiento del Ghetto de Varsovia. Las tnuot (movimientos juveniles) fueron en gran parte las que decidieron cargarse al hombro el destino de los judíos encerrados en el ghetto, y prepararon un enfrentamiento con armas contra los nazis.
El líder de la Z.O.B. (Organización Combatiente Judía) de la resistencia armada, un auténtico Héroe judío, se llamaba Mordejai Anilevich. En su persona podemos apreciar las cualidades que definían a aquellas almas torturadas que decidieron pelear contra la opresión genocida del nazismo. Juventud, responsabilidad, y decisión. No es fácil la transición de ser alguien que vivía en su casa en una ciudad, a convertirse en miembro de una guerrilla de un ghetto, sin formación y experiencia previa como con las que cuenta un soldado de un ejército regular.
Anilevich y las circunstancias de su liderazgo
El primer movimiento juvenil al que perteneció Anilevich fue Betar. Luego se unió a las filas del Hashomer Hatzair, tnuá con cuyas ideas sentía una identificación más plena, y en la cual se quedaría finalmente.
En los diferentes países, Betar enseñaba a sus janijim autodefensa, de cara a enfrentar los peligros que significaban el antisemitismo en Europa y las dificultades que tenían los sionistas con las revueltas árabes en Eretz Israel. Esta tnuá basaba parte de su educación en la visión premonitoria de Vladimir Zeev Jabotinsky de que la diáspora terminaría con los judíos.
Las demás tnuot no se especializaban en la autodefensa, y por eso se podría considerar que sus miembros estaban más desprotegidos por falta de entrenamiento. De ahí que se distingue el accionar del ZZW (Organización Militar Judía, grupo integrado por betarim como Pavel Frenkel que también enfrentó a los nazis), que contaba con adiestramiento y algunos de sus miembros habían pertenecido al ejército polaco, del resto de los grupos clandestinos. Hubo quien, para integrar la resistencia armada, tuvo que empezar desde cero. Cómo tomar un arma, cómo disparar.
Recordar se debe el contexto de desinformación en el cual los judíos pasaban sus días. Pocas noticias entraban al ghetto provenientes de afuera, funcionaban periódicos de forma clandestina, y alguno que otro podía contrabandear información. Ni hablar de poder verificar y constatar lo que ocurría del otro lado de las paredes en los lugares lejanos, donde ni los judíos que salían a trabajar llegaban. Era sumamente difícil la obtención de datos certeros. En un principio los propios judíos estaban desinformados de la idea nazi de exterminarlos por completo. Por la desagradable manera de constatar la realidad, al desaparecer cada día más judíos por las “acciones” y deportaciones nazis, se empezaron a dar cuenta del macabro plan. Anilevich luego advirtió no subirse a transportes, ya que estos desembocaban en Treblinka, y los judíos iban a parar directo a las cámaras de gas. Los viajes que este joven realizó le permitieron obtener datos y contactos que ayudarían posteriormente en la proeza en el ghetto. Queda en evidencia que, con casi nada a favor, y demasiado en contra, las circunstancias en las que Anilevich debió liderar aumentan el prestigio de su accionar y el orgullo de su memoria.
Desempeño de Anilevich antes y durante el Levantamiento del ghetto de Varsovia
Ana Kahan lo definió como una persona muy inteligente. Y no caben dudas de que así fue con solo echar un vistazo a las maniobras que debió realizar en la resistencia contra los nazis.
Mordejai era un vocero naturalmente escuchado, siendo su opinión la de mayor valor en lo que respectaba al movimiento clandestino. Sus palabras iban acompañadas con hechos que verificaban la valentía de lo que decía en lo que realizaba. En su visión, el judío no debía quedarse de brazos cruzados ante la horrible campaña de exterminio nazi. Por más que la rebeldía únicamente provocaría mayor furia alemana, valía la pena. Los judíos no se quedarían sentados, oprimidos, sumidos en la impotencia, sin que eso le costara un alto precio al enemigo. De esto, Anilevich daba claros mensajes en sus intervenciones como orador y publicaciones en periódicos clandestinos. En esta misma línea, nos cuenta Kahan que “en 1942 Mordejai se entrevista con el dirigente máximo del Judenrat de Silesia M. Merin a quien advirtió que en caso de que continuara el envío de transportes con judíos la juventud se opondría con las armas en mano”.
Anilevich se encargaba con suma responsabilidad en preparar la defensa de los judíos en el ghetto y el ataque contra los nazis. Preparaba granadas, organizaba ataque contra transportes nazis que cargaban judíos, ordenaba los grupos preparándolos para el eventual estallido. La valentía quedaba demostrada en cada acto, que implicaba un compromiso asumido por la vida y seguridad de sus compañeros y de todos los judíos del ghetto. Sabía que se cargaba al hombro la vida de muchos; que sus ataques provocarían una ira mayor en las tropas alemanas. Pero también sabía que todos morirían tarde o temprano en el ghetto o en los campos de exterminio, si se quedaban sin hacer nada. Por eso prefería morir dignamente enfrentando al enemigo, que rendirse y marchar con la cabeza gacha a su perdición. Especialmente ilustrador al respecto de su tarea y su intención resulta este párrafo de Kahan: “Anilevich y un grupo de combatientes se mezclaron con las personas que volvían de sus trabajos fuera del ghetto que eran conducidos por los alemanes armados al Umschlagplatz, la plaza junto a la estación desde donde los judíos eran llevados en vagones de ganado a Treblinka. Se desarrolló una sangrienta lucha. Actos similares de resistencia armada tuvieron lugar en otros sectores del ghetto donde había otro grupo dirigido por Arie Wilner, Eliezer Geler y otros. La inesperada resistencia opuesta por las organizaciones judías de combate tomó de sorpresa a los alemanes, obligándoles a suspender las deportaciones y buscar medios y formas de apresar a sus víctimas. Anilevich realizó una gran reorganización y fortaleció la capacidad de lucha de los grupos. En 1943 se ocupó de adiestrar a los jóvenes y a proveerles de armas”. Hay mucho más por decir, sin embargo debemos dejarlo de lado ya que no pretendo entrar en mucho detalle sobre los hechos sino más bien resaltar el coraje y valentía de Anilevich y sus seguidores.
El 18 de enero bajo la comandancia de Anilevich, la ZOB, ante una deportación, enfrentó a los nazis en una encarnizada lucha callejera. “Cuatro día después, los alemanes detuvieron las deportaciones. Los judíos interpretaron esto como una victoria de la resistencia judía” (Mordejai Anielewicz, http://www.ort.edu.uy/sobreort/pdf/anielevicz.pdf).
El 19 de Abril de 1943, vísperas de Pesaj, aniversario del nacimiento de Hitler, los nazis pretendían festejar su cumpleaños realizando una gran deportación. Los judíos no se habían creído la mentira proferida por los alemanes de que se los llevarían de allí sin violencia, de que los trasladarían pacíficamente.
Este preciso día comenzó el Levantamiento del ghetto de Varsovia. La resistencia peleó con fiereza, dignamente como la historia cuenta acerca de los Héroes judíos de todas las épocas. Lograron hacer que nazis huyeran, se replegaran, gritaran de asombro ante la increíble manifestación que tenían frente a sus ojos. Los atormentados prisioneros del ghetto se rebelaban contra el agresor y le ocasionaban severas bajas. La lucha en las calles evidenció la organización judía y el aprendizaje en los entrenamientos, mas la realidad se comenzó a palpar de manera dura otra vez: la superioridad nazi en cantidad de hombres y armamento provocó que los judíos debieran refugiarse en las casas.
Los nazis intentaron convencerlos de que salieran, pero como ya se dijo, las falsas promesas de tan crueles uniformados no convencerían jamás al harapiento honorable judío, que en el peor de sus momentos, elegía luchar con lo último que le quedaba. El enemigo recurrió entonces al fuego, quemando las casas, las personas, asfixiando e incinerando a aquellos que habían logrado llegar hasta aquel momento respirando las últimas bocanadas.
El 8 de mayo, tras semanas de confrontación, Anilevich se refugiaba con combatientes que habían sobrevivido en el búnker de la Z.O.B. en la calle Mila 18. En este día el bunker cayó y el levantamiento fue finalmente reprimido. Anilevich murió junto con gran parte de los que lo acompañaban (según algunas fuentes cayó en combate, mientras que otras señalan que se suicidó como los judíos ancestrales en Metzadá). Sin embargo su heroísmo ya había emprendido el camino hacia la inmortalidad en el cuadro de los grandes combatientes judíos de todos los tiempos. Por siempre allí figurará Mordejai Anilevich, comandante del Levantamiento del ghetto de Varsovia.
El heroísmo eterno del comandante
“A partir de enero de 1940, Anilevich se convirtió en un activista clandestino profesional. Como líder de su movimiento juvenil, organizó células y grupos de jóvenes, enseñó, colaboró en publicaciones clandestinas, organizó reuniones y seminarios, y visitó grupos en distintas ciudades… Al divulgarse las noticias del exterminio en masa de judíos en Europa oriental, las actividades de Anilevich cambiaron. De inmediato comenzó a organizar grupos de autodefensa dentro del gueto de Varsovia” (Mordejai Anilevich, www.jewishprograms.org).
Leyendo estas palabras, el lector alcanza a percibir ese cambio del que se habló en la actitud y formación del madrij y combatiente Anilevich. De educar a janijim y difundir noticias, a entrenar en autodefensa para la pelea. De ser un joven tnuatí referente como educador para sus janijim dentro del ghetto, a tener que improvisar grupos y tácticas de combate de guerreros judíos inexpertos, y pasar a ser comandante de la Z.O.B. en la resistencia armada con un profesionalismo adquirido sorprendente.
Anilevich reúne las características y actúa en un ámbito similar al que hemos estudiado de otros Héroes judíos históricos. Como Yehuda Maccabi y Bar Kojva, comienza actuando en la clandestinidad, preparando una rebelión en la cual los Héroes judíos desafian a una autoridad invasora represiva, en inferioridad numérica, con menos armamento y de menor calidad. La suerte que corre es como la de Bar Kojva, siendo finalmente derrotado pero entrando en la historia a partir de una valentía sobresaliente que logra infringir un daño impensado al enemigo como hasta ese momento no había conocido.
La lucha de Anilevich y sus combatientes del Levantamiento del ghetto de Varsovia contra los nazis es la lucha de la inexperiencia frente al profesionalismo; en muchos casos improvisación contra la planificación. Pocos revólveres contra una maquinaria de guerra. Es la bravura y el honor judío lo que permite contrarrestar semejantes desventajas y, aunque sea por un tiempo, mantenerse en pie frente a un enemigo netamente superior. Es el empeño, la dedicación y el compromiso asumido para tratar de cambiar el rumbo de los judíos encerrados, lo que transforma a estos valientes combatientes en profesionales de la clandestinidad. La consigna de Anilevich para participar del levantamiento del ghetto era “el que quiere sobrevivir, que no forme parte. Aquí los que peleamos sabemos que vamos a morir”. Era conciente que iba a dar su vida por la última causa judía dentro del ghetto.
Está el debate de si Anilevich fue o no un Héroe; algunos simplemente opinan que hizo lo que tenía que hacer. Anilevich es tan Héroe como los grandes personajes históricos mencionados. Lo que hizo, lo hizo voluntariamente. No necesariamente “debía” hacerlo. Lo eligió. Sino, todos los judíos en todos los ghettos se hubiesen levantado en armas. Él prefirió luchar a entregarse en una deportación, conociendo el destino de ambas opciones: la muerte. La cuestión es cómo eligió morir, manteniendo bien el alto el estandarte de la inacabable garra judía. Miles de judíos no pudieron hacer nada y no conocían el destino de los trenes, que los conducían inexorablemente a la muerte en la cámara de gas. Anilevich tomó la oportunidad de hacer algo y la concretó.
La resistencia armada está fielmente reflejada en Anilevich. Si bien hubo otras formas de resistencia, como educar en secreto, contrabandear panes y todo lo que nombra Jaim Guri en “La Resistencia”, el levantamiento armado en sí, declarado contra los nazis, fue este que contó con Anilevich entre sus principales protagonistas. No hay que relativizar el valor de la resistencia armada, que fue realizada por los Héroes combatientes. Esto no implica restarles importancia a las demás manifestaciones de resistencia, pero sí destacar quien resistió de forma expresamente declarada frente a los enemigos recurriendo a las armas para matar la mayor cantidad posible antes que ellos mataran a los judíos. Es para lo que entrenaron, contrabandearon, organizaron y se martirizaron. Por una causa justa.
Escribe Anilevich en su última carta: “El sueño de mi vida se hizo realidad. La resistencia judía armada y la venganza son hechos consumados. He sido testigo de la magnifica y heroica lucha de los combatientes judíos”. Como él mismo lo afirma, se trató de una lucha heroica. Y el orgullo que le produjo es el que nosotros debemos sentir.
El Levantamiento del ghetto de Varsovia hace de Anilevich y sus combatientes verdaderos Héroes judíos.
Ezequiel Eiben
29-12-2009
Fuentes
Mordejai Anilevich. Combatiente del Ghetto de Varsovia. – Ana Kahan (http://www.fmh.org.ar/revista/6/anilevich.htm)
Mordejai Anilevich (www.jewishprograms.org)
Mordejai Anielewicz (http://www.ort.edu.uy/sobreort/pdf/anielevicz.pdf)
martes, 29 de diciembre de 2009
60 años de Hejalutz Lamerjav
60 años de Hejalutz Lamerjav
60 años en movimiento. No es poco, tampoco es tanto. Y por eso seguiremos moviéndonos.
60 años de trabajo. Se hicieron varias cosas, quedan muchas por hacer. Y por eso seguiremos trabajando
Un orgullo difícil de explicar es lo que siento al poder festejar 60 años de nuestra querida Tnuá, la que nunca nos dejó solos, la que siempre nos ofreció un marco dentro del cual aprendimos, enseñamos, jugamos, y por sobre todo, nos identificamos.
Nadie de nosotros puede ponerse a enumerar una por una las anécdotas que guardamos, las alegrías que tuvimos, porque se nos pasaría la vida entera con tantos y tan buenos recuerdos. Por eso no quiero ponerme a invocar hechos concretos, sino decir en general que Hejalutz Lamerjav, nos forma en todo sentido: como janijim, como madrijim, como judíos. Nos forma como seres humanos que habitamos este mundo que tanto necesita de nuestro pionerismo, para lograr hacerlo un lugar mejor, para cambiar lo que está mal, para portar por el mundo ideales y valores, y ofrecer a los jóvenes la posibilidad de moverse e ir en busca de lo que quieren.
Las tnuot que desembocaron con amor y pasión en Israel nos dejaron un claro mensaje, que hay que luchar por nuestros sueños, seguir nuestros ideales, y así sentirnos realizados. Como parte de las tnuot, es realmente significativo e importante, mucho más de lo que a veces imaginamos, que estemos educando hacia Eretz Israel, que nos comprometamos con su bienestar, y que nos juntemos para unir esfuerzos en lo que consideramos una causa digna.
Gracias Tnuá por ser nuestra casa, por darnos un marco judeosionista que nos hace sentir que nuestra vida toma rumbo. Gracias por haber sido la casa de muchos otros a lo largo de 60 años, en nombre de ellos te damos nuestros sinceros reconocimientos, y te aseguramos que seguiremos a tu lado, tal como vos estuviste con nosotros, para que el movimiento siga y siga.
Vamos Hejalutz que somos la tnuá más grande de Argentina y no nos quedamos en el camino; vamos Hejalutz de mi vida, y gracias por todo.
Eze Eiben
2009
60 años en movimiento. No es poco, tampoco es tanto. Y por eso seguiremos moviéndonos.
60 años de trabajo. Se hicieron varias cosas, quedan muchas por hacer. Y por eso seguiremos trabajando
Un orgullo difícil de explicar es lo que siento al poder festejar 60 años de nuestra querida Tnuá, la que nunca nos dejó solos, la que siempre nos ofreció un marco dentro del cual aprendimos, enseñamos, jugamos, y por sobre todo, nos identificamos.
Nadie de nosotros puede ponerse a enumerar una por una las anécdotas que guardamos, las alegrías que tuvimos, porque se nos pasaría la vida entera con tantos y tan buenos recuerdos. Por eso no quiero ponerme a invocar hechos concretos, sino decir en general que Hejalutz Lamerjav, nos forma en todo sentido: como janijim, como madrijim, como judíos. Nos forma como seres humanos que habitamos este mundo que tanto necesita de nuestro pionerismo, para lograr hacerlo un lugar mejor, para cambiar lo que está mal, para portar por el mundo ideales y valores, y ofrecer a los jóvenes la posibilidad de moverse e ir en busca de lo que quieren.
Las tnuot que desembocaron con amor y pasión en Israel nos dejaron un claro mensaje, que hay que luchar por nuestros sueños, seguir nuestros ideales, y así sentirnos realizados. Como parte de las tnuot, es realmente significativo e importante, mucho más de lo que a veces imaginamos, que estemos educando hacia Eretz Israel, que nos comprometamos con su bienestar, y que nos juntemos para unir esfuerzos en lo que consideramos una causa digna.
Gracias Tnuá por ser nuestra casa, por darnos un marco judeosionista que nos hace sentir que nuestra vida toma rumbo. Gracias por haber sido la casa de muchos otros a lo largo de 60 años, en nombre de ellos te damos nuestros sinceros reconocimientos, y te aseguramos que seguiremos a tu lado, tal como vos estuviste con nosotros, para que el movimiento siga y siga.
Vamos Hejalutz que somos la tnuá más grande de Argentina y no nos quedamos en el camino; vamos Hejalutz de mi vida, y gracias por todo.
Eze Eiben
2009
Educación No Formal
Educación no formal
Lo que hacemos en la Tnuá, desde nuestra posición de madrijim, es dar peulá. Brindamos educación no formal a los chicos dentro de un marco judío, donde pretendemos ser de ayuda para que forjen su identidad y afiancen los lazos de amistad que los unen.
El ser madrij te deja cosas, e implica otras tantas. Implica cosas, porque bajo nuestra responsabilidad, libremente asumida, está la tarea de educar y guiar a los janijim. Proporcionarles herramientas que construyan razonamientos propios, facilitarle elementos para la recreación, y formarlo para que pueda elaborar juicios y también debatir.
Y el ser madrij te deja cosas, te llena el espíritu de satisfacciones y gratas sensaciones. Porque, ¿qué puede ser más lindo para un madrij que ver unido a su grupo de janijim, y compenetrarse con ellos? ¿Qué puede ser más lindo que ir viendo como semana a semana, el vínculo se fortalece, y se sabe que se está en presencia de algo bueno? Ni hablar de lo que significa que un janij te pida tu jultzá.
Todo esto es la educación no formal. No sentamos a los chicos en bancos y disertamos para luego ponerlos a prueba tomándoles un examen. Hacemos actividades de manera distinta, bajo techo o al aire libre, con juegos y tareas, todo dentro de la informalidad.
Como dice Gusti Guelbert al referirse al ser madrij: “el madrij no lo sabe todo”. Si el janij pregunta algo que el madrij desconoce, queda como inquietud para que ambos investiguen para hallar la respuesta.
Ahora, si nos ponemos a pensar, invocando a la historia, nos damos cuenta que grandes maestros, acorde a algunos de los parámetros citados, han propiciado los que pueden ser precedentes de la educación no formal. Quiero citar al espléndido filósofo Sócrates, que transmitía conocimiento mientras caminaba seguido por personas que lo iban oyendo. U, ocasionalmente, paseaba por la plaza y escogía a cualquier caminante para platicarle, utilizando métodos como la ironía, resultando hasta molesto para quienes no querían soportarlo. Muy diferente a lo que hizo su discípulo Platón, que fundó una academia, formalizando la enseñanza a alumnos propiamente dichos.
Así vemos como rastreando en el tiempo encontramos claros ejemplos que sirven como precedentes a lo que hoy nosotros hacemos como madrijim. Estoy seguro que Sócrates también sentía satisfacción cuando lograba despertar la razón de las personas. En definitiva, esa era la finalidad de la ironía: que el sujeto llegara por sus propios medios, guiado por preguntas, al conocimiento. Además, apela a la misma clase de humildad que se señaló más arriba en el ser madrij, en su frase "Sólo se que no se nada". Como Sócrates, nosotros transmitimos, y sobre todo, guiamos.
Ezequiel Eiben - Hejalutz Lamerjav
2008
Lo que hacemos en la Tnuá, desde nuestra posición de madrijim, es dar peulá. Brindamos educación no formal a los chicos dentro de un marco judío, donde pretendemos ser de ayuda para que forjen su identidad y afiancen los lazos de amistad que los unen.
El ser madrij te deja cosas, e implica otras tantas. Implica cosas, porque bajo nuestra responsabilidad, libremente asumida, está la tarea de educar y guiar a los janijim. Proporcionarles herramientas que construyan razonamientos propios, facilitarle elementos para la recreación, y formarlo para que pueda elaborar juicios y también debatir.
Y el ser madrij te deja cosas, te llena el espíritu de satisfacciones y gratas sensaciones. Porque, ¿qué puede ser más lindo para un madrij que ver unido a su grupo de janijim, y compenetrarse con ellos? ¿Qué puede ser más lindo que ir viendo como semana a semana, el vínculo se fortalece, y se sabe que se está en presencia de algo bueno? Ni hablar de lo que significa que un janij te pida tu jultzá.
Todo esto es la educación no formal. No sentamos a los chicos en bancos y disertamos para luego ponerlos a prueba tomándoles un examen. Hacemos actividades de manera distinta, bajo techo o al aire libre, con juegos y tareas, todo dentro de la informalidad.
Como dice Gusti Guelbert al referirse al ser madrij: “el madrij no lo sabe todo”. Si el janij pregunta algo que el madrij desconoce, queda como inquietud para que ambos investiguen para hallar la respuesta.
Ahora, si nos ponemos a pensar, invocando a la historia, nos damos cuenta que grandes maestros, acorde a algunos de los parámetros citados, han propiciado los que pueden ser precedentes de la educación no formal. Quiero citar al espléndido filósofo Sócrates, que transmitía conocimiento mientras caminaba seguido por personas que lo iban oyendo. U, ocasionalmente, paseaba por la plaza y escogía a cualquier caminante para platicarle, utilizando métodos como la ironía, resultando hasta molesto para quienes no querían soportarlo. Muy diferente a lo que hizo su discípulo Platón, que fundó una academia, formalizando la enseñanza a alumnos propiamente dichos.
Así vemos como rastreando en el tiempo encontramos claros ejemplos que sirven como precedentes a lo que hoy nosotros hacemos como madrijim. Estoy seguro que Sócrates también sentía satisfacción cuando lograba despertar la razón de las personas. En definitiva, esa era la finalidad de la ironía: que el sujeto llegara por sus propios medios, guiado por preguntas, al conocimiento. Además, apela a la misma clase de humildad que se señaló más arriba en el ser madrij, en su frase "Sólo se que no se nada". Como Sócrates, nosotros transmitimos, y sobre todo, guiamos.
Ezequiel Eiben - Hejalutz Lamerjav
2008
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