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lunes, 15 de junio de 2015

Elecciones en Santa Fe: culpabilidad socialista e inoperancia previa del Pro

Elecciones en Santa Fe: culpabilidad socialista e inoperancia previa del Pro
Ezequiel Eiben
15/6/2015

Las elecciones en Santa Fe transcurridas el día de ayer dejan unos puntos para reflexionar tanto acerca del oficialismo socialista como de la oposición del Pro. 
1) El candidato del Frente Progresista Cívico y Social, Miguel Lifschitz, salió a festejar antes de tiempo cuando la diferencia era exigua, no se había terminado el escrutinio, y había estado abajo en el conteo. Sumado a esto, su competidor del Pro, Miguel Del Sel, es quien se había impuesto en las primarias celebradas en el mes de abril; ocasión en la que ya hubo dudas y suspicacias respecto del conteo. Otra vez sucedió lo mismo: dudas y sospechas de fraude; y para colmo el socialismo salió a festejar autoproclamándose ganador, para instalar una imagen victoriosa. Con esto, la gente pensará que lo raro será que no ganen cuando finalice el recuento de votos, en vez de pensar que lo raro será que efectivamente ganen.
Sumado a esto, la oposición señala fuerte e insistentemente el problema generado a partir de las desestimaciones. Jorge Boasso, candidato a vicegobernador de Del Sel, señaló que “hay 347 telegramas desestimados. Los santafecinos no saben qué pasó. Lo prudente no son las autoproclamaciones de vencedor, sino realmente esperar el escrutinio definitivo. Queremos que sea con apertura de urnas y contando voto a voto”[1]. Anoche el propio Mauricio Macri se dirigió en duros términos al gobernador socialista Antonio Bonfatti instándolo a que se asegure el proceso limpio y que no hayan “picardías”. “No puede ser que haya más de 74 telegramas impugnados y todos donde Del Sel ganó. No está bien. Estamos convencidos de haber ganado la elección por una pequeñísima diferencia”[2] dijo Macri en su discurso en el búnker del Pro.
Las sospechas de fraude, ante la reiteración de estas situaciones irregulares, se levantan en Santa Fe, y el socialismo es culpable por ello.
2) Lo que ha conseguido el socialismo santafecino es que mucha gente, principalmente dentro de su provincia pero también en el resto del país, siga teniendo la imagen de ellos como “decentes”. Actitudes como las de ayer, donde se dejan de contar votos a conveniencia, se festeja adrede por adelantado cuando no había garantía de triunfo para instalar la versión oficialista de las elecciones, y hay problemas en mesas donde gana Del Sel, demuestra que la decencia, si la tenían, se la olvidaron.
3) Tras las experiencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores en el siglo pasado; el socialismo cubano que llega hasta hoy; y las demostraciones cercanas y actuales del socialismo del PSOE en España, y la Grecia que hay que “rescatar”; la cultura argentina y latinoamericana sigue permitiendo asociar el socialismo a las buenas intenciones, al idealismo del mundo mejor, y a la honestidad.
Con esto no estoy equiparando en su totalidad al socialismo santafecino a los peores regímenes de la humanidad vistos en Rusia y Alemania. Hay diferencias de grado y algunas diferencias de fondo en sus programas políticos. Dejemos a salvo las distancias y no cometamos exageraciones. Pero principios morales básicos del socialismo son los mismos en cualquier lugar del mundo. Por ejemplo, que el hombre no es un fin en sí mismo, sino un medio para cumplir fines de otros. “Todo socialista es un tirano en potencia” decía el economista liberal Ludwig Von Mises. Lo que es claro, es que el socialismo, por definición, se cree con derecho a manejar riqueza y vidas ajenas, y hace de la fuerza del estado para lograr sus metas un objeto de culto. Cuando alguien tiene la concepción en su cabeza de que puede disponer de lo que no produjo y no le corresponde, de que puede manejar ese poder “en nombre del pueblo” o de “los más necesitados”, no es de extrañar que quiera aferrarse al poder y pueda llegar a cometer fraude para lograrlo.
4) Hubo una campaña sucia contra Del Sel, dirigida directamente a atacar su persona. Los expertos en el arte de denigrar no se enfocaron en las propuestas, sino directamente en Del Sel. Lo denostaron por su pasado de humorista y sus shows con mujeres. Esos izquierdistas y posmodernos que asocian la prostitución a la trata de personas, y el espectáculo con mujeres a la incentivación a la violencia de género, vincularon a Del Sel con la degradación de la mujer como mujer. Ellos utilizan a conveniencia y también de manera deshonesta el hecho de la implementación y participación de la mujer en el arte y el espectáculo, como palanca para denunciar que se considera a la mujer como “objeto”.
5) El Pro no se defendió correctamente contra esta campaña intensificada desde las PASO hasta ayer. ¿Por qué no pudo defenderse? Porque el Pro, desde el alto nivel de su dirigencia, asumió esos mismos principios ideológicos progresistas y posmodernos que adoptaron sus competidores. Jaime Durán Barba dice que el Pro es el único partido de izquierda en Argentina, Macri y el rabino Sergio Bergman sostienen que son la verdadera opción progresista para el país. Entonces, como el Pro acepta los términos mediante los cuales los socialistas lo juzgan, no puede defenderse bien. Se dice progresista y de izquierda, por lo tanto tiene que asumir el discurso de violencia de género, manipulación de la mujer, y afines. Así, al tener entre sus filas a alguien que en el pasado ha trabajado en el espectáculo con mujeres –el tipo de espectáculo que hoy se denuncia por “cosificar” a la mujer-, no tiene espalda para defenderse. Esto por haber aceptado los principios ideológicos de sus competidores. En vez de plantarse como una alternativa ideológica verdaderamente de oposición, de centro derecha como al menos parecía ser su intención inicial, el Pro juega el juego de la corrección política de la izquierda. Ahora el Pro paga su propia inoperancia y los errores encabezados por Durán Barba y Macri.
Frente al panorama de fraude y corrupción socialista, el Pro tendrá que estar atento y firme. Hay unos cuantos inescrupulosos que no tienen problema en robarse elecciones. Resulta preferible el triunfo de Miguel Del Sel sobre el candidato socialista festejador por adelantado Lifschitz y el miembro del corrupto y corruptor Frente Justicialista para la Victoria Omar Perotti. Pero si baja la guardia, los tramposos amantes del poder lo impedirán. 


[1] Elecciones en Santa Fe: Lifschitz y Del Sel se cruzaron en TV por el recuento de votos
http://www.lanacion.com.ar/1801972-elecciones-en-santa-fe-lifschitz-y-del-sel-se-cruzaron-en-tv-por-el-recuento-de-votos
[2] Santa Fe: Pro pide revisar 140 mil votos que no fueron cargados en el escrutinio provisorio
http://www.lanacion.com.ar/1801942-santa-fe

viernes, 12 de septiembre de 2014

La épica del liberalismo

La épica del liberalismo
Ezequiel Eiben
23/8/2014


El liberalismo es demostradamente, y por mucho, el sistema político más eficiente de todos. Sirve en cualquier lado donde se lo prueba consistentemente y en la medida en que se lo aplica. Podemos citar muchísimas estadísticas y largar una catarata de datos para apoyar estas afirmaciones. Podemos mostrar gráficos y análisis que nos van a dar la razón una y otra vez. La libertad funciona, y es lo mejor para el ser humano. Sin embargo, hoy no estoy aquí para hablar de números en economía, ni trazar paralelismos en derecho comparado. No se malinterprete lo que voy a exponer a continuación como un desprecio a lo anteriormente mencionado. Aquello lo considero necesario, y le doy su lugar de importancia en la tarea de difundir los principios liberales. Pero no es lo único que considero necesario. Hay otras cosas que también son indispensables en aras de promover las ideas de la Libertad. En una batalla, abrir un frente no es excluyente de mantener abierto otro.
Hoy vengo a hablarles de algo que considero imperioso hacer: generar la épica del liberalismo. Darle al liberalismo el sentido de heroicidad que le corresponde.
La gente está malacostumbrada a formar filas sin chistar detrás de un líder carismático indiscutible cuyos designios son deber a cumplir. Así se forman las dictaduras: años de adoctrinamiento generan una masa acrítica, donde no se diferencian individuos con ideas propias sino que todo es un colectivo sin distinción que repite irreflexivamente consignas impuestas. Por encima del conglomerado, se encumbra al líder que encarna las voluntades y deseos del pueblo; un hombre legal y políticamente privilegiado que dirige a la gente a donde sea que le antoje, haciendo pasar su arbitrariedad por un plan iluminado para el bienestar general.
El liberalismo, en cambio, ofrece algo distinto. El exacto opuesto a lo dictatorial. No propone esclavizar a las personas poniéndoles un uniforme que no eligieron para luchar por una causa que no es de ellas. No propone reducir a un ser humano al status de una bestia salvaje. El liberalismo propone Libertad.
Las ideas de la Libertad hacen posible el florecimiento del individuo. Cada persona es potencialmente un héroe que puede realizar cosas grandiosas guiándose por su juicio crítico y sus habilidades. La Libertad es el marco propicio para el desarrollo personal, la independencia de criterio y el pensamiento sin ataduras. El liberalismo no impone una figura política que gobierna como un tirano al cual hay que adorar sin quejarse, en una falsa construcción de magnanimidad, más propia de un relato demagógico que de la realidad. En el liberalismo, cada persona es la soberana de sus propios intereses y gustos, y es libre de perseguir sus metas. Cada individuo puede ser un héroe cotidiano que vaya construyendo su vida, ganándose sus éxitos mediante su propio esfuerzo, y levantándose de sus derrotas mediante su propia determinación y perseverancia para buscar llegar más alto.
¿Pueden imaginarse una sociedad llena de héroes? Colmada de personas que defiendan lo que tienen bien ganado, y que colaboren en la defensa de lo que tienen los demás; individuos siempre dispuestos a enfrentarse al mal allí donde este surja. Una sociedad repleta de hombres libres, racionales, fuertes, honorables, que tengan al Bien como norte y a la Justicia como principio rector de sus relaciones. Una sociedad que respete el individualismo para que cada uno pueda efectuar sus propias iniciativas, y que permita el compañerismo cuando hombres libres quieran asociarse tras un objetivo en común.
La Libertad es un canto a lo mejor que tenemos. Es una oda a los más altos valores, los que pueden ser conseguidos en el contexto de paz y respeto que ella brinda.
Vale la pena luchar por la Libertad. Vale la pena luchar por lo que queremos, defender lo que tenemos, y buscar la grandeza. La gloria de la vida depende de cada uno de nosotros. Cada persona puede llegar a la gloria, ese lugar de realización personal y logro extraordinario. Las hazañas grandiosas, las epopeyas memorables, son posibles en este mundo. No son mera cuestión de cuentos fantásticos. La realidad lo permite. Pero para ello, nos exige un esfuerzo. Nuestra parte es conquistar la Libertad, usar nuestra razón y generar las condiciones para que el camino a la grandeza sea posible.
Luchar por ser libres es librar la batalla más digna que se puede dar, en el nombre de la causa más digna que se puede ostentar. Hay un héroe en cada uno de nosotros que puede surgir y prosperar. Nuestra lucha no es por esclavizar mentes, ni someter cuerpos, ni dirigir vidas, ni gastar patrimonios ajenos. Es una propuesta de liberación de la opresión estatista, de independencia ante las ataduras del colectivismo. Cada mente tiene un pensamiento que generar, cada corazón un latido que dar. Outro, música de M83, dice en su letra: “Enfrentando tempestades de polvo, lucharé hasta el final”. Tomando un mensaje así, haciendo de  la perseverancia una constante, allanaremos el camino a la Libertad.
Esta es la épica del liberalismo. Ideas de Libertad portadas por hombres independientes, que buscan vivir y dejar vivir. La épica de ser libres, y levantar las banderas de la Justicia frente a la esclavitud y la criminalidad.
Queremos ser libres. Queremos ser los héroes de nuestro propio camino, los dueños de nuestra propia vida. Es posible. Luchemos por ello. Vamos por la Libertad. 

Discurso presentado el 29/8/2014 en el Festival de Ideas LibreMente, en el Hotel Amerian, en Córdoba. El evento se realizó en conmemoración del natalicio de los pensadores liberales John Locke y Juan Bautista Alberdi. Fue organizado por Fundación Ayn Rand y Centro de Estudios Libre, dentro del marco de JAL (Jóvenes Argentinos Liberales), con el apoyo de la Fundación Friedrich Naumann. 

jueves, 3 de julio de 2014

Terrorismo y criminalidad con jerarquía de simbología nacional

Terrorismo y criminalidad con jerarquía de simbología nacional
Ezequiel Eiben
3/7/2014

La fusión entre el kirchnerismo y Madres de Plaza Mayo

El miércoles 2/7/2014 es otro día infame más para los impresentables políticos argentinos kirchneristas o funcionales al kirchnerismo. La cámara de diputados (hoy sí que ameritan ser escritos con minúscula) aprobó un proyecto para que el pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo sea declarado “emblema nacional argentino”. Con esto, en la jerarquía de la simbología nacional, el pañuelo se encontraría a la altura del Himno Nacional y la escarapela.
Explica Agustín Laje en su artículo “El pañuelo del terrorismo como símbolo patrio”:

Lo cierto es que el proyecto en cuestión no debe entenderse de manera aislada, sino como parte de un profundo proceso de estatización de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, iniciado tras el secreto pacto Kirchner-Bonafini del 26 de mayo de 2003 (…). En efecto, hace algunas semanas hablábamos de la estatización de la Universidad de las Madres; poco antes la polémica pasaba por el proyecto “Sueños Compartidos” de [Hebe de] Bonafini y [Sergio] Schoklender financiado por el Estado y, si nos vamos más atrás en el tiempo, podemos rememorar el salvataje económico que le dio el gobierno kirchnerista a la organización de las Madres a través de cheques millonarios emitidos por el Tesoro de la Nación y pauta oficial en el programa radial “La voz de las madres”[1].  

Desde hace largo rato el kirchnerismo hace cargar el peso de los simpatizantes y colaboradores del terrorismo sobre los hombros de todos, incluyendo los que no aprobamos sus ideas y prácticas deleznables. Este es un paso más en la imposición general de su componente ideológico.

El proyecto

El proyecto en sí provino del diputado kirchnerista Leonardo Grosso, un apologista del terrorismo setentista, para quien perpetrar atentados con bombas cuya explosión liquidan a inocentes constituye un acto honorable digno de recuerdo, homenaje y reivindicación. El diputado justificó la iniciativa en favor del pañuelo por ser un “tributo a los valores que el mismo universalmente representa en la lucha por memoria, verdad y justicia y el respeto a los Derechos Humanos”[2]. ¿Las consideraciones de nuestros diputados frente a semejante proyecto gestado por semejante personaje? 176 votos a favor, 7 en contra y 4 abstenciones. Así estamos; y mientras estos sigan estando donde están, así estaremos. Por si no se notó: solo 7 votos en contra.

Imposición de relato

Una cosa son madres buscando a sus hijos desaparecidos y reclamando justicia. Otra cosa es una organización compuesta por criminales defendiendo a otros criminales y reivindicando crímenes. Esto último constituye Madres de Plaza de Mayo bajo el dominio de Hebe de Bonafini, quien incluso tuvo enfrentamientos con la línea fundadora de la agrupación por desviar los motivos originales de su creación. Bonafini y Sergio Schoklender son criminales (por ejemplo, corrupción en el manejo de fondos estatales y cooperación con dictaduras la primera; parricida el segundo; defraudaciones los dos). Han defendido a otros criminales (tienen reclamos en favor de probados terroristas marxistas-leninistas). Han reivindicado crímenes (de las FARC, de Fidel Castro, de Al-Qaeda, de Montoneros)[3].
El relato kirchnerista hace pasar a la fundación de Bonafini como un ejemplo mundial de lucha por los derechos humanos, cuando en rigor los ha violado y ha defendido a quienes los violan. El pañuelo como símbolo es un avance en la estrategia oficialista de copar la cultura y tergiversar la realidad para que se adapte a su cuento.

La “oposición”   

La gran mayoría de los “opositores” (a esta altura a algunos ya casi suena ridículo llamarlos así) aprobó la iniciativa kirchnerista. Entre estos, se encuentran diputados del PRO, la que se creía en un tiempo que iba a ser (supuestamente) la fuerza política más enfrentada al gobierno nacional.
Políticos del Pro son funcionales a la tiranía kirchnerista con el propósito de estar en la vía de postulación para ser los herederos del país. Pareciera ser que están convencidos que siendo obsecuentes, políticamente correctos y acompañando cada vez más las locuras y maldades del oficialismo, pavimentan el camino hacia la salida elegante del kirchnerismo y la toma del poder por Mauricio Macri. Todos los que votaron en favor del pañuelo sanguinario, se han comportado como impresentables.
Si el kirchnerismo es anti-entidad (lo contrario a lo que una persona necesita para vivir bien), los diputados del Pro que votaron ayer son no-entidad, la nada misma, y asquerosamente serviciales al primero[4]. No votan con principios propios que se opongan indudablemente al kirchnerismo; siguen una conveniencia pragmática que le termina haciendo el juego. A estas personas, que la política se los saque de encima pronto y la historia los olvide rápido[5]. Son traidores: a su causa (supuestamente cambiar la Argentina) y a su gente (que los votó para enfrentar al kirchnerismo en la creencia de que eran una opción republicana de derecha). Y de última, si en verdad estaban convencidos moral e ideológicamente de lo que votaron, tengo una sugerencia: el sábado que viene, para alentar a la selección argentina en su partido contra Bélgica por la Copa del Mundo, además de la bandera y la camiseta, que no se olviden de lucir un pañuelo blanco. Que lo usen así les creemos que votaron por sus ideales y no por mera corrección política o esos “rumores esparcidos por malas lenguas” que andan diciendo que tienen un pacto con el kirchnerismo para ser los herederos del modelo.
Lo concreto es que este caso deja en claro que diputados no representan a la gente, sino que se representan a ellos mismos y a sus propios planes políticos de cara al traspaso del poder en 2015.

El kirchnerismo en la batalla de las ideas

Entrevistada en la Universidad de Michigan en 1961 por el profesor James McConnell, Ayn Rand expresó en relación al liderazgo en la cultura:

Los intelectuales profesionales son, en efecto, la infantería del ejército cuyo líder o comandante en jefe es el filósofo. El filósofo, el hombre que define las ideas básicas, fundamentales de una cultura, es el hombre que determina la historia. Y los intelectuales profesionales son todos aquellos cuyas profesiones tienen que ver con las humanidades, con el estudio del hombre, en contraste con las ciencias físicas. Los intelectuales profesionales, en todas sus variadas profesiones, le llevan al resto de la cultura, al resto de la sociedad, las premisas filosóficas, las ideas que han sido definidas por el filósofo. Por lo tanto ellos son las cintas transportadoras. Ellos son los que determinan los objetivos, los valores y la dirección de una cultura[6]

Podríamos decir, basándonos en las apreciaciones de la excelente filósofa, que a la cabeza de la cultura se encuentra el filósofo que elabora las ideas abstractas que funcionan como principios básicos y rectores de la cultura. Luego vienen los intelectuales, encargados de difundir, esparcir, traducir y hacer llegar al común de la gente estas ideas, en formatos asequibles a los variados grupos existentes en la sociedad. De acuerdo a este proceso, el tenor de la moralidad reinante y el rumbo cultural a seguir en la sociedad quedan determinados por estos hombres de ideas y humanidades.
Las ideas contrapuestas se encuentran en la arena del conflicto; se miden y disputan no solo razón, sino recepción. No solo hay que saber lo que se dice (y poderlo comprobar y ratificar en la realidad si se es intelectualmente honesto); hay que saberlo transmitir para que otros puedan sostenerlo desde su lugar. La batalla de las ideas es la lucha fundamental cuyo ganador asentará el tono de la cultura. Tal es su importancia; tal es su carácter de irrenunciable para los que pretendan una determinada dirección o modificación de fondo en la sociedad. El kirchnerismo está peleando y triunfando en esta batalla. Podemos tomar elementos de su acervo para graficarlo.
Un filósofo comandante en jefe del kirchnerismo ha sido Ernesto Laclau, encargado de elaborar y explicar en términos abstractos al populismo. El kirchnerismo difunde su modelo “nacional y popular” apelando a la demagogia, la exaltación nacionalista y el ensalzamiento del “pueblo argentino”, a través de un paquete de ideas y técnicas proveniente del populismo. Para Laclau, el pueblo “es algo menos que la totalidad de los miembros de la comunidad: es un componente parcial que aspira, sin embargo, a ser concebido como la única totalidad legítima”[7]. En base a esto, el kirchnerismo, que simplemente es una parcialidad política, en medio de muchas otras, al hablar atribuyéndose “la voz del pueblo” y pretender encarnar sus intereses, se postula a sí mismo como la totalidad de la Argentina. Su modelo es “para todos y todas”, es nacional (incluye a toda la nación), es popular (incluye a todo el pueblo), es inclusivo (no deja a nadie afuera) y siempre beneficia “a los 40 millones de argentinos y argentinas” (a todos y cada uno de los ciudadanos). Es verdad que un político electo gobierna para todos y no solo para quienes lo votaron, pero el kirchnerismo no se reduce a eso: el kirchnerismo pretende mostrarse como la totalidad ideológica de los electores. Siguiendo esta línea, si al kirchnerismo se le antoja que un símbolo que representa solo a determinados sectores de la sociedad (en este caso un pañuelo blanco), debe hacerse pasar como un símbolo representativo de todos (de todos los que componen Argentina), elabora un proyecto de ley para que dicho símbolo adquiera el status de símbolo patrio.
Un intelectual del kirchnerismo, difusor de mentiras, errores y maldades en masa, ha sido José Pablo Feinmann[8]. En su función de promoción de ideas y valores en periódicos, libros y televisión, sirvió como cinta transportadora de la estrategia populista consistente en hacer pasar a una parte por el todo. Lo explicado por Laclau en términos de academia, Feinmann lo baja a lenguaje más asequible (no exento de rebuscadas expresiones) y lo concretiza en una causa particular: el símbolo del pañuelo en la bandera argentina. Escribió en un artículo para el diario oficialista Página 12:

¿Qué proponer entonces? Otra bandera. Vamos de a poco. Estamos en busca de los símbolos nacionales que signifiquen algo para nosotros hoy. Porque HOY es que hay que librar la ardua lucha (hegemónicamente cultural) de la identidad de este territorio que habitamos. Si alguien quiere conservar la azul y blanca y si –más aún– la quiere conservar con ese sol en el centro, ese sol enceguecedor que identifica a la bandera como bandera de guerra, que la conserve. Pero para los actos militares o, a lo sumo, para algunos protocolos oficiales. Aquí, desde estas líneas, tenemos una propuesta que debiera ser casi inapelable. El único símbolo nacional glorioso, universalmente aceptado, honrado e incorporado por otros países como símbolo de la más pura de las luchas, la de lucha por los derechos humanos es el pañuelo de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo. Para este siglo XXI, para esta lucha de hoy contra la globalización del Uno Imperial [Estados Unidos], necesitamos otra bandera. Que sea azul y que sea blanca, como la anterior. De acuerdo. Pero le sacamos ese sol de la guerra y ahí, en ese lugar, reemplazándolo, ponemos el pañuelo blanco de las Madres y la Abuelas, el pañuelo de la paz, el de la vida, el de nuestro más genuino, verdadero orgullo[9].           

A sabiendas de que hay círculos en Argentina (liberales, republicanos, derechistas, por citar algunos) que rechazan enfáticamente el accionar de las Madres de Plaza de Mayo, Feinmann se da la altura suficiente como para decir que su propuesta del pañuelo para la bandera debe ser casi inapelable. El populismo, en este caso el kirchnerismo, por más que en la realidad sea una parcialidad, en la construcción del relato se avizora como la totalidad. El pañuelo es lo más genuino de la argentinidad, motivo de orgullo de todos y símbolo que debe incorporarse a un instrumento identificativo tan grande como la bandera nacional.
¿Qué viene después de que el filósofo establezca la premisa fundamental y el intelectual la concretice en causas y eslóganes difundidos para luchar por su consecución? Políticos que elaboran y aprueban un proyecto de ley que refleja estas ideas, y sectores de la sociedad que alaban la iniciativa con justificaciones populistas, aprendidas de la mano de hombres de ideas y humanidades de la misma calaña que Laclau y Feinmann[10].

Presentar combate al kirchnerismo

Hay que presentarle combate al kirchnerismo en el terreno de las ideas. Sino, su populismo seguirá avanzando como hasta ahora, y más simbología terrorista y criminal será impuesta en lo social por el relato y en lo jurídico por leyes del congreso.
Se debe dejar en claro que los símbolos nacionales argentinos (escudo, bandera, himno) obedecen a la historia fundacional y al camino transitado por el país, reflejan hechos y circunstancias trascendentales y de profundo significado en relación a las raíces, y remontan a la obra de próceres constructores de la patria. El debate sobre si debieran o no existir símbolos nacionales oficiales, es otro tema. Pero si se los va a tener, estos tienen que corresponderse con un parámetro racional e históricamente acorde, y no ser relativizados legalmente al agregarse a la misma altura simbología terrorista y criminal particular.
Los símbolos nacionales representan un proyecto en conjunto de país y evocan un pasado y desarrollo histórico en común; mientras que el pañuelo blanco (en los hechos manchado de sangre) refleja un reclamo particular de un sector de la sociedad con el cual, de paso, mucha gente no está de acuerdo, y no remite a una gesta histórica fundacional del país, sino a la defensa de lo peor. Ni siquiera hay amplio consenso social o mayoría social garantizada para proceder a declarar al pañuelo símbolo nacional. El solo hecho que los diputados obsecuentes y tergiversadores de la realidad (que cuando quieren hacen oídos sordos a la gente que los puso ahí y siguen la senda de su propia conveniencia política), hayan encontrado tamaña resistencia a sus aspiraciones, como una rápida pasada por las redes sociales y las opiniones en la calle demuestra con sencillez, ya es un indicador que ellos no son representativos de muchos (incluyendo quienes los votaron), y que el símbolo en cuestión no es representativo de la Argentina en su conjunto como para ser declarado nacional.
Las fuerzas liberales de la República deben estar atentas para repudiar este nuevo embate del populismo kirchnerista. No pueden permitir que un país fundado sobre ideas de libertad y trabajo sea de ahora en más identificado en su simbología con criminalidad y parasitismo. Incluso aquellos liberales que no son nacionalistas, que ante el suceso manifiestan desinterés porque la simbología nacional no los identifica, deberían estar interesados en presentar aquí batalla en el terreno de las ideas. Aun siendo auto-declarados “no nacionalistas” y estando en contra de  la simbología nacional, pueden aportar para que las expresiones nacionalistas ya existentes no se vuelvan peores a sus ojos y para que la simbología por lo menos refleje un mínimo de cordura y no sea manchada con símbolos completamente perversos, o por lo menos, peores según su criterio. No creo que les dé lo mismo enviar a sus hijos a un colegio donde se iza una bandera celeste y blanca y en fecha patria se coloca una escarapela, que enviar a sus hijos a un colegio donde se iza una bandera con el símbolo del pañuelo y en fecha patria además de escarapela se luce en la cabeza el famoso pañuelo. Y hablamos de pañuelo, porque hoy son los nacionalpopulistas los que están ganando la batalla cultural. Mañana pueden ser marxistas leninistas más directos que las Madres que intenten imponer como simbología el martillo y la hoz. O pueden ser nacionalsocialistas que, en medio de un entorno colectivista ganado a los liberales por omisión de estos últimos, impongan la esvástica. Como se ve, hasta alguien que no sea nacionalista puede encontrar un interés en luchar contra el kirchnerismo en este tema.

Conclusión

De todo lo expresado, se desprende la obvia conclusión de repudiar y trabajar para detener otro avance más del relato kirchnerista que trastoca las raíces fundacionales del país, manosea la historia, pervierte la simbología y tergiversa la realidad de los hechos. El pañuelo manchado de sangre que carga con crímenes y posiciones inmorales varias en su historial, no debe ser aceptado como símbolo nacional.       




[1] El pañuelo del terrorismo como símbolo patrio – Por Agustín Laje
[2] La Cámpora lo hizo: El pañuelo de las Madres sería declarado “emblema nacional”
http://www.urgente24.com/228400-la-campora-lo-hizo-el-panuelo-de-las-madres-seria-declarado-%E2%80%9Cemblema-nacional%E2%80%9D
[3] Para profundizar, leer: Márquez, Nicolás; Laje, Agustín; Cuando el relato es una farsa, Contracultura.
[4] Esta reflexión con connotaciones metafísicas me la inspiró un artículo de Leonard Peikoff, “Por qué votaré a Romney”, en el cual analiza en modo similar a los candidatos a las elecciones presidenciales de 2012 en Estados Unidos, Mitt Romney y Barak Obama. Escribe Peikoff: “La opción política en noviembre [de 2012] es: “no-entidad” contra “anti-entidad”. O: un hombre que no es nada contra un hombre que quiere producir “nadas” de forma masiva. Esto, a mi juicio, es una razón incontestable para votar por Romney, no importa cuál sea la naturaleza o la cantidad de sus defectos. (…)”.
Ver: USA 2012: “no-entidad” contra “anti-entidad”
http://objetivismo.org/usa-2012-no-entidad-contra-anti-entidad/
[5] En el sentido de que no los elijan más; no en referencia a olvidar el daño que hacen, el cual hay que tenerlo presente para juzgarlos.
[6] Ayn Rand: El Nuevo Intelectual [1 de 4]
[7] Laclau, Ernesto; La razón populista, Buenos Aires, FCE, 2013, p. 107-108. Citado en: La amenaza populista – Agustín Laje. Puede leerse en: www.caminosdelalibertad.com
[8] También hace filosofía (mala para mi gusto), pero aquí lo tomaremos en su rol de intelectual difusor.
[9] Una bandera para el siglo XXI - José Pablo Feinmann
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-28171.html
[10] No seguí un orden cronológico de aparición de las obras tomadas como ejemplo para ilustrar el proceso. De hecho, el artículo de Feinmann fue publicado antes que el libro de Laclau. Se los toma aquí a modo ejemplificativo por ser los dos hombres de referencia kirchnerista, y teniendo en cuenta que el clima de las ideas populistas ya estaba ampliamente difundido y en gran medida aceptado en Latinoamérica cuando Feinmann escribió su nota, reflejando que maneja y se nutre de nociones abstractas desarrolladas también por otros autores de similar pensamiento.

sábado, 22 de febrero de 2014

Muerte a Maduro. Muerte a los tiranos.



Muerte a Maduro. Muerte a los tiranos.
Ezequiel Eiben
22/2/2014

El gobierno socialista de Nicolás Maduro en Venezuela es una tiranía dedicada a aplastar los derechos de los ciudadanos. Los expolia diariamente; los reprime ferozmente en las calles impidiendo que puedan protestar contra los desvíos, abusos y ejercicios indebidos del poder; los asesina con fiereza. Las fuerzas armadas y de seguridad en Venezuela no están desempeñando el papel de protectores de la población, sino el de agresores. Lo único que protegen con actitud corporativa es la casta gobernante central y sus acuerdos corruptos y espurios. Que paradoja: supuestamente, Maduro y los uniformados armados son empleados de los civiles que están atacando con impunidad.
En Venezuela no hay división de poderes real, sino caprichos e irracionalidades de un tirano que se imponen en el ámbito que se le antoje. Todo avalado y apoyado por la dictadura comunista de Cuba, que apadrinó al proyecto de Hugo Chávez y del cual se sirve mediante barriles de petróleos para seguir esparciendo la maldad por el continente.
Frente a tamaño panorama, ¿qué pueden hacer los venezolanos de bien? Pueden optar por resistencia pacífica, seguir convocando a marchas sin violencia, o pueden armarse hasta los dientes y combatir la tiranía socialista. Tienen opciones sobre la mesa, algunas más realistas que otras. Ahora bien, a continuación voy a hablar de una opción, no desde el punto de vista de posibilidades de ejecución, sino desde el punto de vista moral en su implementación. Me refiero a matar al tirano Nicolás Maduro.
La doctrina del tiranicidio se refiere al hecho de matar al gobernante cuando este deja de cumplir su función de representante de los intereses del pueblo y protector de sus derechos, y se transforma en un déspota, tirano, o dictador dedicado a someter a la ciudadanía, violando sus derechos, esclavizando, asesinando, manteniendo súbditos en la miseria. El tirano pervierte la supuesta función del gobernante, obstruye el funcionamiento que debería tener la política al servicio de la gente, y canaliza las acciones del aparato gubernamental en la satisfacción de su propia ambición, megalomanía y arbitrariedad. En el camino, los ciudadanos van muriendo o perdiendo todo. Para evitar la perpetuación del tirano, el pueblo puede matarlo y recuperar su libertad.
Nicolás Maduro es una figura tiránica que roba, reprime y asesina a los venezolanos. Es un inmoral que comete inmoralidades. Está concentrado en difundir la maldad mediante su gobierno socialista esclavista. En aras de su supervivencia, los venezolanos pueden moralmente matar a Maduro. Sería lisa y llanamente la aplicación práctica del derecho a la auto-defensa: proteger su vida, libertad y propiedad, proteger sus derechos, frente a la amenaza y agresión de un socialista asesino, esclavista y ladrón, violador de derechos individuales. Sería una acción moral por parte de los venezolanos, defender lo suyo liquidando al agresor que pretende quitarles todo.
Los seres humanos, si quieren relacionarse moralmente, deben basar sus vínculos en el respeto mutuo y la consideración de cada uno de ellos como individuos independientes con su propia consciencia y racionalidad. Los tratos tienen que ser voluntarios, no impuestos. Las relaciones entre sí que honran tal posición moral son las contractuales, alejadas de la imposición de “deberes” inexistentes. En este contexto, el consentimiento es piedra angular de los vínculos humanos. Nadie tiene derecho a iniciar fuerza física contra otros para obligarlos a realizar lo que no quieren realizar. Es decir, nadie puede empezar violencia contra otros invocando válidamente un amparo moral. Pero llegado el caso de que alguien inicie fuerza física para imponerse, la implementación de fuerza en retaliación es moral: es un medio de protección frente a las invasiones del agresor. La violencia defensiva es válida frente a quien ha violado las reglas del buen trato entre las personas y dejando de lado las consideraciones de individuos independientes y seres humanos con derechos, intenta subyugar arbitrariamente al resto. Maduro es un exponente de la fuerza bruta, la negación de los derechos de los individuos y la imposición de los antojos a través de la violencia. Esto habilita a los venezolanos a ejercer violencia defensiva y protegerse del asalto socialista. Maduro no es un simple ladrón o un inofensivo personaje que profiere amenazas irrealizables: Maduro es el tirano al frente del gobierno de un país, que ya ha asesinado a civiles y ha pisoteado su libertad. No es ser “desproporcionado” o “exagerado” pedir su muerte. Liquidar a Maduro para protegerse y conservar la propia vida, libertad y propiedad en una situación extrema y de enorme gravedad, en un grito de auto-respeto y auto-valoración, es un acto de justicia, lisa y llanamente.  
No hay que tenerle respeto a Maduro, quien no respeta a los demás. No hay que permitir que Maduro se ampare moralmente en derechos, siendo él un inmoral violador serial de derechos: si no está dispuesto a respetar derechos en otros, no puede escudarse en esos mismos derechos. Maduro no respeta el derecho a la vida; ergo, Maduro no puede alegar derecho a su vida, y puede ser moralmente liquidado.
El venezolano de bien que quiera proceder a matar a Maduro en una acción libertaria digna, y dejarle colgado en su cadáver un cartel con la leyenda Sic Semper Tyrannis, tiene mi apoyo y le deseo éxitos en su noble y heroica empresa.
Muerte a Maduro. Muerte a los tiranos.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Tres aspectos de los sucesos en Venezuela



Tres aspectos de los sucesos en Venezuela
Ezequiel Eiben
19/2/2014

Voy a abordar tres aspectos de los sucesos en Venezuela: el ejercicio del poder del gobierno de Maduro (como continuación de Chávez), la posición de ciertas instituciones públicas argentinas al respecto, y la hipocresía y malignidad de muchos en la izquierda.
Para empezar, digo que el gobierno venezolano desde hace rato es una tiranía. Los fanáticos de izquierda y aduladores del autoritarismo niegan este hecho alegando que tanto Chávez como Maduro ganaron elecciones. Pues bien, reducir la situación a los votos obtenidos (sospechas de fraude aparte) es hacer un recorte indebido. No hay que quedarse simplemente con la manera en que alguien llega al poder, sino también con la manera en que lo ejerce. Por ejemplo, los nazis en Alemania también se presentaron exitosamente a elecciones.
Es notorio que el gobierno venezolano aplasta sistemáticamente los derechos de los ciudadanos, es asquerosamente corrupto y está aliado a lo más execrable de lo execrable.
El chavismo ha violado propiedad privada, expropiado negocios y medios de comunicación, atacado mediante fuerzas paramilitares a opositores en las calles, detenido arbitrariamente a los que no son de su gusto, y un sinnúmero de atropellos detestables. El chavismo ha enriquecido a sus funcionarios a través de ganancias petroleras, a la par que mantiene a gran parte de la población sumida en profunda pobreza. El chavismo se juntó con la dictadura teocrática de Irán para llevar adelante turbulentos planes de expansión de la influencia islamista en América Latina. El aparato de represión y vigilancia iniciado por Chávez, es continuado por Maduro. Las violaciones a derechos fundamentales, la corrupción y los vínculos con tiranías, siguen siendo estampa en el gobierno venezolano. El partido gobernante está fundido con el Estado; todo aquel que no está de acuerdo con la llamada “revolución bolivariana” es acusado de imperialista, anti-patria, etc. y puede ser perseguido o violentado por el poder oficial o con el aval del mismo; la división de poderes es un chiste de mal gusto y las instituciones responden a la manipulación oficialista. Hay un líder que se sitúa por encima de la ley impuesta a sus súbditos, y ordena y dispone a su antojo sobre vida y propiedad ajena. Esta es la tiranía venezolana.
Con respecto de las instituciones argentinas, más de una, vergonzosamente, ha sacado un comunicado en apoyo de Maduro. Utilizando las frases hechas, los clichés y los eufemismos más insoportables y añejos, defienden a una tiranía. Descalifican las protestas mediante generalizaciones absurdas, y clasifican a los manifestantes empleando estándares no verificados en la realidad. Las protestas son descartadas por ser “de derecha” (como si todo el que protestara fuera de derecha y como si el hecho de que fuera de derecha ya bastara por sí mismo para no oírla); son señaladas como “desestabilizadoras” (como si el gobierno venezolano fuera un ejemplo de estabilidad y seguridad jurídica, o como si estuviera mal quejarse por la especie de “estabilidad” imperante); y son deslegitimadas bajo el rótulo de “golpistas” (olvidando convenientemente que el propio Hugo Chávez era un golpista que intentó hacerse con el poder por esa vía). Hay muchos estudiantes envueltos en las protestas venezolanas, por eso quiero enfocarme principalmente en el comunicado de la Universidad Nacional de Córdoba, que dice con una carga de cinismo espeluznante: “Repudio al intento desestabilizador en Venezuela - La Universidad Nacional de Córdoba repudia los hechos de violencia acaecidos en la República Bolivariana de Venezuela, que dan cuenta de un claro intento desestabilizador hacia el gobierno constitucional del actual presidente Nicolás Maduro. En el mismo sentido expresa su apoyo al pueblo venezolano y ratifica su compromiso con las instituciones democráticas del mundo y especialmente con los gobiernos constitucionales latinoamericanos”. Valga la paradoja, una institución educativa donde asisten miles de estudiantes, apoya la represión indebida, ilegítima e inmoral a estudiantes en Venezuela. Es más, asocia los hechos de violencia a un intento de desestabilizar el gobierno de Maduro. ¿Qué quiere decir esto? Que está repudiando hechos de violencia… ¡contra el gobierno de Maduro! ¡No repudia los hechos de violencia del gobierno de Maduro contra los manifestantes, que es lo que en verdad ha sucedido! Golpizas de fuerzas armadas a ciudadanos en las calles; disparos que asesinaron como el que recibió el estudiante Bassil da Costa o que han dejado momentáneamente a personas en estado de gravedad como el recibido por la reina de la belleza Génesis Carmona; denuncias de violaciones por vía anal a los manifestantes detenidos por las fuerzas del gobierno; irrupción en la sede del partido Voluntad Popular; persecución al dirigente opositor Leopoldo López y su familia. Es decir, aplicación diaria de violencia por parte de Maduro, no basta para que los perversos que redactaron ese vergonzoso comunicado dejen de mentir y digan quién es el verdadero victimario y quiénes son las verdaderas víctimas. Encima, tienen la cara para decir que apoyan al pueblo venezolano, parte del cual precisamente está protestando y siendo asesinado en las calles. 
Por último, abordamos la hipocresía y la visión maligna de gran parte de la izquierda. La hipocresía se ve en los que supuestamente están en contra de dictaduras militares, que defienden la represión de las fuerzas estatales y la ayuda que reciben de los efectivos cubanos enviados por el régimen comunista de la isla. La malignidad se observa en los que apoyaron a estudiantes comunistas en Chile que quieren vivir como parásitos del resto de los ciudadanos y claman por el Estado interventor y paternalista que regule, controle y provea educación y otros servicios, y ataque propiedad privada; que ahora están en contra de los estudiantes venezolanos que piden libertad, respeto a sus derechos y el cese del autoritarismo. La izquierda se para del lado que circunstancialmente le conviene y junto a la violencia: si los estudiantes son comunistas y atacan a la policía, los apoyará; si los estudiantes piden libertad y protestan contra un régimen socialista y son atacados por la policía, apoyará a la policía. Y hay que advertir: Ojo con los izquierdistas que se hacen los desentendidos con Venezuela y dicen que eso es fascismo. Le quieren limpiar el nombre una vez más al socialismo para que tal doctrina salga intacta de nuevo, como después de la II Guerra Mundial con el nazismo y en cierta medida después de la Guerra Fría tras el stalinismo y comunismo soviético. Lo que vemos en Venezuela son consecuencias lógicas del socialismo en mayor o menor grado. Que no nos engañen para repetir la historia en el futuro. Fascismo y socialismo son totalitarismos hijos del colectivismo. El tema es que con disimulo varios izquierdistas describen Venezuela como fascismo (que esta asociado a la derecha para el común de la gente) y así limpian el nombre del socialismo (asociado a la izquierda). En definitiva la izquierda nuevamente inmunizándose y negándose a reconocer sus propios fracasos.       
En conclusión, Venezuela es manejada hoy por una tiranía llena de corruptos, asesinos y ladrones que no tiene ninguna legitimidad moral para gobernar. No importan los votos que haya obtenido, no importa que reforme o modifique la constitución a su antojo para darse aires de legalidad. Venezolanos de bien, continúen con sus protestas. Son justas. Tienen en dirigentes como Maria Corina Machado representantes idóneos para sacarlos del pozo donde están. Y tienen en ustedes mismos la fuerza necesaria para sobreponerse a los obstáculos que les impone la brutalidad de la tiranía socialista.