Mi primera semana tras
la muerte del Fiscal Alberto Nisman.
Crónica y pensamientos.
Ezequiel Eiben
27/1/2014
7 de Shevat, 5775
Fue un golpe durísimo, tan difícil de asimilar que en el
momento me costó aceptarlo. La muerte del Fiscal de la Nación Alberto Nisman
constituyó una de las peores noticias jamás recibidas en mi vida. Tan grande
era el shock mientras esperaba la confirmación de la información (porque no
había recibido aún la versión definitiva), que albergaba esperanza en mi
interior de que fuera una noticia falsa, un dato a corregir o desmentir;
esperanza de que Nisman –aun sufriendo una herida- estuviera todavía respirando
el aire de este mundo. En aquellos momentos escribí: “Si Nisman está muerto hay
que sacarla a la tirana ahora mismo. Basta de tiranía. Que empiecen la libertad
y el orgullo”. Estaba harto de vivir bajo la tiranía kirchnerista, y la muerte
de Nisman era otra frutilla más del postre, que viene rebalsando desde hace
largo rato.
De los tiranos hay que deshacerse, mejor temprano que tarde, y Cristina
Fernández de Kirchner es una tirana que lleva demasiados años haciendo estragos
a diestra y siniestra. Pero para hacerlo se requiere aunque sea de un poco de
amor propio, y este pueblo desgastado, aletargado e indiferente en gran medida,
no da sobradas muestras de prepararse para el desafío de echar del poder a
quien lo detenta con extrema crueldad.
. . .
Al llegar a mi casa esa madrugada fatídica del tristemente
inolvidable lunes 19 de enero de 2015, ya con el deceso del fiscal oficializado
(que según se ha comunicado se produjo el domingo 18), me quedé horas frente a
la pantalla de Todo Noticias informándome sobre el asunto. Con la mente
golpeada y el corazón partido. En Facebook los contactos ya acusaban recibo del
fallecimiento, y las invitaciones a marchas por Nisman comenzaban a llegar.
Este tipo de marchas multitudinarias reclamando libertad, justicia y
protestando por la corrupción dirigidas contra el gobierno kirchnerista, solían
entusiasmarme allá por 2012, 2013. Luego fui notando cómo perdieron su eficacia
mientras el régimen proseguía inconmovible su terco derrotero autoritario. El
episodio de marras, era demasiado grave como para quedarse en una marcha. Los
kirchneristas nos están asesinando. Esto ya es literal y directo, no meramente
metafórico o por efecto secundario. Y nosotros, los que nos oponemos a ellos y
a toda clase de tiranía, ¿nos vamos a conformar con una marchita? ¿O vamos a empezar
a ejercer violencia defensiva? Pregunto. Porque al parecer, más de un mecanismo
republicano de justicia y preservación de derechos ha sido devastado por el
alud kirchnerista, y los culpables oficialistas nunca reciben castigo, a la par
que personas inocentes mueren asesinadas. Si el kirchnerimo elude la ley,
sabotea la institucionalidad republicana y lo hace desde el poder precisamente
generador de leyes y encargado del sostenimiento de la República, ¿a nosotros
qué nos queda? La violencia defensiva está plenamente justificada desde que la
víctima es agredida y colocada en esa posición por el agresor, este último no
teniendo derecho a iniciar un ataque contra personas y bienes ajenos. La
defensa de lo propio es plenamente moral. En términos ideales, la defensa de
derechos organizada mediante mecanismos institucionales con procedimientos
firmes y claros exentos de arbitrariedad y dotados de legitimación de origen en
el marco de una sociedad civilizada, es un modo prolijo y sensato de proceder.
Pero en este clima kirchnerista de destrucción institucional y santificación de
la conducta delictiva, donde al parecer no podemos depender de aquello que el
régimen ha cooptado, infiltrado y dominado en su propio provecho, ¿no vamos
siquiera a pensar en organizarnos para ejercer violencia defensiva? Estoy
abriendo los ojos, por ejemplo, a todos los que pueden llegar a sufrir en plena
calle un enfrentamiento contra los matones dirigidos por Luis D’Elía y Fernando
Esteche. ¿Vamos a morir en la calle y dejar que nuestros destrozados familiares
reciban años después, inmersos en llanto por recuerdos no cicatrizados, la
sentencia del juez que condena al asesino (el que pronto saldrá a delinquir
nuevamente), si es que lo condena? ¿O vamos a enfrentar a mafias, piqueteros y
demás grupos de choque con lo que tengamos a nuestro alcance, sin que eso
implique la renuncia a ir reconstruyendo en paralelo al país?
Volviendo específicamente al caso Nisman, queda claro que además de lugar para
la tristeza, también había espacio para la bronca, direccionada contra el
régimen y sus esbirros. Los responsables políticos de que un hecho así
sucediera en Argentina. Aquí hablo de ustedes, asesinos y cómplices:
kirchneristas criminales. Del primero al último. Todos merecen castigo. Ustedes
merecen estar muertos, no Nisman.
. . .
Recién tomé la decisión de intentar dormir –en lo posible- a
las siete de la mañana, aunque debiera levantarme poco después para comenzar la
jornada. Descansar en semejante contexto hostil al sueño podía resultar
costoso, pero había que hacerlo. Me fui con los siguientes tres mensajes:
El primero para la República en
general: colaboradores de Nisman, digan todo. Presenten las pruebas. Estamos
con ustedes. No se achiquen; agigántense.
El segundo para la gente de mi
pueblo: judíos equipo Timerman, son unos traidores sin perdón. Fanáticos sin
perdón. Judíos equipo Nisman, a seguir apoyando. Que el excelente trabajo del
fiscal no sea en vano.
El tercero, una recomendación para
la gente de bien, el resto no me interesa: si quieren saber quién fue
Alberto Nisman, la grandeza de este hombre y su heroicidad, lean el libro
“Matar sin que se note” del brillante Gustavo D. Perednik
.
Lean y conozcan lo que hizo este Héroe contemporáneo.
Que descanses en paz Alberto, Z”L.
Considero de importancia los tres mensajes, cada uno para lo
suyo y unidos en su propósito de justicia y esclarecimiento.
El primero, porque no hay que permitir bajo ningún punto de vista que las
investigaciones de Nisman se caigan. Si bien Alberto era el líder, rostro
principal y motor de la Unidad Fiscal, la labor hasta aquí realizada por el
equipo debe trascender este fatídico episodio y no derrumbarse ante la
momentánea falta de timón en medio de un tenebroso paisaje. Se debe seguir
adelante, designando fiscales idóneos, no solo con AMIA, sino con la denuncia
por encubrimiento y fabricación de inocencia para los imputados iraníes. Los
colaboradores del fiscal seguramente serán amenazados, perseguidos, insultados,
calumniados, y blancos de todas aquellas calamidades de las que fue objeto el
propio Nisman. Pero los grandes momentos de la historia requieren de grandes
hombres, y más aún en este caso donde tienen que asumir un gran legado, para
llegar a grandes resultados. Como personas interesadas en la justicia, no podemos
dejarlos solos, ni dejar que las investigaciones caigan en tinieblas,
naufragando sin remedio. Si permitimos eso, es que no merecemos ni verdad ni
justicia.
El segundo mensaje, específicamente para los judíos, la gente de mi tradición y
pueblo milenario, lo divido. Para empezar me refiero a los judíos kirchneristas
o alineados al kirchnerismo. Esos que se han comportado como energúmenos
asquerosos defendiendo lo indefendible con tal de resguardar la cerca
fundamentalista que rodea sus nefastos pensamientos. Son traidores, y ningún
falso llanto posterior cuando este temblor pase, los hará volver del lugar de infamia
que solos se fabricaron. Llevarán por siempre la mancha de los que se pusieron
del lado de los enemigos, apoyando o guardando vergonzoso silencio ante el
terrorismo islamista y sus cómplices encubridores. Judíos equipo Timerman,
traidores a su pueblo al tirar por tierra sus legítimos intereses de justicia,
y defender malignos intereses contrapuestos, peor aun cuando a su indigna
cooperación con el mal la efectúan en nombre de la judería. En segundo lugar,
me refiero a los judíos que apoyaron a Nisman y sin regalarse a la maldad
kirchnerista siguen buscando justicia. A nosotros nos corresponde continuar sin
concesiones los reclamos, y evitar que el camino empantanado frene la llegada
de la verdad.
Finalmente, el tercer punto es una sincera sugerencia de lectura. Un excelente
libro escrito por un intelectual de primera, que describe desde el conocimiento
profundo, íntimo y personal, la actuación heroica de Alberto Nisman al frente
de la Unidad Fiscal de Investigación. Gustavo Perednik es una iluminación, una
llama inapagable que arroja sabiduría y rectitud, y su obra pinta un merecido
cuadro sobre la vida de Nisman.
. . .
Levantarme no me hizo sentir mejor. Por supuesto, ya tenía
asumida la muerte de Alberto, del gran Alberto, pero la amargura perduraba. Amargura,
congoja, desazón, tristeza, impotencia. Un día gris en la naturaleza recibió a
mi estado de vigilia, como para ir en sintonía del día sin sol que le tocaba
transitar a la diezmada y jaqueada República Argentina. No podía pensar en otra
cosa, no quería pensar en otra cosa. TN
informaba del caso Nisman prácticamente a tiempo completo, y otros noticieros
también le dedicaban la mayoría de su espacio. Surgían nuevas informaciones,
aparecían desmentidas, se abrían nuevos interrogantes. Comunicacionalmente, el
país estaba sumergido en la noticia.
La cobertura de Todo Noticias, en este tema, realmente me ha parecido
espectacular. Vale la aclaración: pienso que dentro de un tiempo, TN de la mano
de algunos periodistas, cuando Israel vuelva a ser atacada por el islamismo de
Hamas, nuevamente dejará de lado ideales éticos de justicia y seriedad periodística
para amalgamarse con los clichés progresistas judeofóbicos faltos de raciocinio
que pululan por ahí, y repetirá las mismas sandeces que vomitan sus pares
europeos y latinoamericanos prendidos con uñas y dientes a la rentabilidad del
juego anti-israelí. Pero en este caso puntual de Nisman, el despliegue, la
seriedad de los profesionales y la rigurosidad en el trabajo me han
maravillado.
Ya por la tarde, tras estar más horas viendo y escuchando a
los medios de comunicación para estar al tanto de todo lo que ocurriera, empecé
a desembolsar la tristeza y furia contenidas. Recién cuando salí solo en auto a
la ruta, pude largar un poco de ese llanto que tenía atragantado y clamaba por
salir. No fue un océano de lágrimas ni una descarga escandalosa, simplemente
fue una breve expresión de tristeza, bronca e impotencia, por saber que Nisman
estaba muerto, que no se podía hacer nada, y que no hay marcha atrás cuando los
asesinos logran que alguien deje de existir.
Esa tarde de lunes, día grabado a fuego en mi memoria y lamentablemente no por
belleza, mastiqué las siguientes reflexiones sobre el kirchnerismo, entidad
manifiestamente desagradable y con un obrar explícitamente criminal, y sobre
aquellos que de una forma u otra han seguido su juego. Conmigo ningún
kirchnerista se salva. No hay justificación para ser kirchnerista en la
Argentina de hoy. Pensamientos que deslicé:
No hay kirchneristas inocentes, del mismo modo en que no hay
terroristas islamistas inocentes y no hay estalinistas inocentes.
Quien es voluntariamente kirchnerista, es culpable. Hay diferentes grados de
culpabilidad, pero esta no queda excluida. No importa si se trata de un
kirchnerista rico de Puerto Madero o de un kirchnerista pobre de una villa
miseria. Cada uno es culpable a su nivel.
El primero es un tipo formado o con posibilidades de formarse y pone su
voluntad al servicio de una tiranía. Pudiendo vivir de sí mismo vive a costa de
otros como un parásito acomodaticio.
El segundo no tiene formación o posibilidades de formarse, pero eso no lo
absuelve de la primera responsabilidad humana -se sea de la “clase social” que
se sea-: pensar. Usar el cerebro. Y no querer darse cuenta de la estafa que lo
mantiene en la pobreza es culpa suya.
Hay algo que puede tener cualquier ser humano. Se llama
dignidad. Y así como puede tenerla, le puede faltar a cualquiera que elija ir
por el camino contrario. Cambiar dignidad por un plan social si sos pobre o una
prebenda corporativa si sos rico, es una elección. Es responsabilidad de quien
elige.
El respeto propio y el orgullo no obedecen a niveles económicos; se relacionan
con actitudes. Para tener dignidad, respeto propio y orgullo, tenés que
pensar.
Si votaste a Néstor Kirchner en 2003 porque te dio un colchón, y ves que seguís
en la miseria; si votaste a Cristina Fernández de Kirchner en 2007 porque te
dio un choripán con coca, y ves que cuatro años después seguís en la pobreza;
si votaste a la misma tirana en 2011 sabiendo que no avanzaste y permitiéndole
4 años más de darte subsidios a cambio de tu obediencia; sos culpable. Y hacete
cargo. No pensaste. Y podrías haber elegido pensar. Tuviste tres oportunidades
en 12 años para reflexionarlo
.
No tenías que ser un licenciado en ciencias políticas si nunca fuiste a la
universidad; solo tenías que ser un ser pensante, a tu nivel, en la medida de
tus posibilidades, y adecuado a tu contexto. Tu elección no fue pensar. Fue
evadir.
En distintos grados, de distinta manera; pero todo
kirchnerista es culpable. El kirchnerismo asesino que se cargó al Fiscal
Nisman. Y lo hayan matado ellos o sus socios, son responsables.
Los funcionarios son culpables directos. Sus seguidores, son cómplices.
Yo no me voy a olvidar de esto. No me voy a olvidar de ustedes, asesinos y cómplices.
Está muerto el Héroe Nacional Alberto Nisman. Pero esto no va a quedar así.
. . .
Sí lo pienso. Yo sostengo fervientemente que Nisman ha sido
un Héroe Nacional. Los miserables zánganos que llevan remerita de La Cámpora
(zánganos por vagos, tontos y porque parece que se escudan detrás de una abeja
reina) podrán acusarme de oportunista y hasta exagerado por decir esto. Pero
puedo desmentirlos fácilmente. Respecto de lo primero, apelando a una
herramienta que a los kirchneristas tanto les gusta recurrir para escrachar
opositores: el archivo. Con la diferencia de que a mí no me hace falta
descontextualizar, emplear artilugios de edición y/o resaltados arteros para
que la gente entienda lo que yo quiero que entienda y no lo que el mensajero
verdaderamente dice. En otras palabras, a mí no me hace falta ser un
delincuente oficialista pago de 678. Esto escribí sobre Alberto Nisman en mi
artículo “Tres observaciones respecto del atentado a la AMIA”, el 1/8/2011, más
de tres años antes de la muerte en cuestión:
“Llegado el momento de hablar del fiscal, lamento tener que
decir que muchos dirigentes, en sus discursos a las comunidades judías o al
público en general, no reconocen a Alberto Nisman. Ha desempeñado una tarea
impresionante, con una seriedad y una calidad difícil de encontrar en varios de
sus colegas, rescatando una causa hundida como estaba y pasando a encabezar la
lucha mundial contra el terrorismo desde su posición. Nisman es un héroe
nacional a quien los discursos lo han relegado a un triste papel secundario o
directamente a la indiferencia más lastimosa. Merece todos nuestros honores y
manifestaciones de apoyo. Tras haber padecido contratiempos y amenazas
violentas, ha seguido adelante con su fenomenal trabajo sin ceder ni claudicar
en sus esfuerzos para que se haga justicia. Quizá muchos intereses políticos
estorben el agradecimiento público correspondiente por sus merecimientos, pero
nada podrá opacar su figura para quienes se preocupan por seguir el caso AMIA y
valorar su actuación”.
“(...) que se reconozca la actuación del fiscal Alberto Nisman, tomando en
consideración todo lo hecho por él y sus implicancias en la lucha
antiterrorista global, a la hora de presentar el tema AMIA”.
““Justicia, justicia perseguirás…” está escrito en la Torá (Devarim 16:20).
Nisman lo está haciendo, está persiguiendo justicia, y debemos apoyarlo”.
Esto para que se entienda que calificar a Nisman como Héroe
no es mero oportunismo. Es algo que sostengo desde hace años, y en lo que
comencé a reflexionar en 2010 tras leer la novela de Perednik, que me mostró al
Nisman fiscal y al Nisman hombre. Incluso aunque alguien calificara a Nisman
como Héroe en estos momentos, eso no podría considerarse un error. Simplemente
vale la aclaración para contrarrestar la difusión de acusaciones de mala fe que
los esbirros del régimen pueden difundir, queriendo hacer pasar un meditado
pensamiento de años como un oportunismo político de conveniencia que no obedece
a una reflexión real.
Más allá de lo que digan los cómplices de la tiranía, lo que es real es la muerte
de Nisman y que a esta sus enemigos la buscaron precisamente para detener su correcto
accionar. Si Nisman no hubiera molestado hasta el punto suficiente de poner en
jaque a los malvados y exasperarlos en grado sumo, no lo hubieran removido del
camino.
No me quiero quedar corto: Nisman es un doble Héroe Nacional –Héroe para la
República Argentina y Héroe del pueblo judío. Además de ser argentino y
representar el valor de la búsqueda de justicia en el marco institucional
republicano, era judío y dedicó su vida a esclarecer el sanguinario atentado
contra una mutual judía. Y no es raro encontrar que la gente que odia los
valores republicanos, también odia a los judíos. Nisman tenía todo para ganarse
más de un enemigo, y lamentablemente una fuerza del mal acabó con él. Mataron a
uno de mis héroes. Por ende para mí, aparte de institucional, esto es personal.
Y no va a quedar así.
Acerca de la exageración, casi está demás aclarar por qué no es exagerar ni
adular el sostener que el fiscal es un auténtico Héroe de nuestros tiempos. No
solo reencauzó con una actividad impecable, admirable y ejemplar un caso que
parecía irreversiblemente perdido y sobre el cual pesaba la corrupción y el
escepticismo. Sino que con su actuación desde el Ministerio Público Fiscal
logró poner a la Justicia argentina –por lo menos en este caso, ya que el poder
judicial nacional hace agua en otros aspectos- en un lugar de vanguardia en
cuanto a la persecución judicial penal contra el terrorismo internacional
(reflexión, esta última, que la comparto del pensamiento del mencionado
Perednik). No solo eso, sino que mirando la foto grande y teniendo en cuenta
los últimos sucesos, podemos ver que este hombre, acompañado por un excelente
equipo según sus propias consideraciones, se enfrentó contra pesos pesados del
mundo y del país (de Irán y Argentina). Enfrentó con entereza y gallardía a
personas con más poder, usando armas legales a su alcance, y sin recurrir a la
trampa y el embuste como sus oponentes. Enfrentó al gobierno terrorista
islamista y dictatorial de Irán y al gobierno tirano y mafioso de Argentina
. Nisman
se mantuvo de pie frente a las amenazas de una potencia terrorista mundial, y
frente a las obscenas maniobras de descalificación del peor gobierno argentino
que se ha visto en mucho tiempo. No se acobardó; se metió con malvados gobiernos
que estaban aliados entre sí, y lo hizo de tal manera, que tuvieron que
asesinarlo para frenarlo e intentar de tal modo, sin él de por medio,
desacreditar o evitar que saliera a la luz su obra reciente. El valiente fiscal
no solo dejó al descubierto la comisión del atentado contra la AMIA por parte
de Irán, sino que desnudó la red de terrorismo en América Latina que construyó
el régimen islamista, y como si eso fuera poco denunció el nefasto plan de
impunidad pergeñado por el gobierno argentino bajo la conducción de Cristina
Fernández de Kirchner. ¿Somos conscientes de las bases que ha dejado
establecidas Nisman antes de morir? Nada menos que las estructuras jurídicas
que pueden llevar a la prisión tanto a altos funcionarios del régimen Ayatollah
como del gobierno argentino.
En un mundillo político signado por la impunidad, donde las autoridades
encargadas de diseñar desastres y perpetrar atrocidades nunca o pocas veces
pagan por lo hecho, un hombre logró acusar y denunciar a esos que se creen
intocables, y su legado puede lograr que al fin, de una vez por todas, y al
menos por el atentado y su encubrimiento, los poderosos de la política pierdan,
sean sometidos a la ley, y castigados como corresponde. He ahí el significado
de lo realizado por el fiscal Alberto Nisman.
. . .
El lunes hubo que soportar también, como si todo no fuera
demasiado, la impresentable conferencia de prensa de los legisladores del
Frente para la Victoria. Los criminales decidieron no ir al homenaje a Nisman
en el Congreso, y hablaron por su cuenta. Había que ver esa imagen. Las caras
del mal. En pocas palabras, pero con mucho significado, las caras del mal.
Todos esos merecen estar muertos, no el fiscal Nisman. Esos que forman parte de
la asociación delictiva kirchnerista, que favorecen el asesinato, que se
alinean al terrorismo islamista internacional, y son cómplices de una dictadura
calamitosa. Esos peronistas infames que aprueban el Memorándum de Entendimiento
traicionando el mandato que juran respetar y pisoteando con los zapatos de sus
intereses espurios las tumbas de las víctimas del atentado. No hay perdón para
ellos tampoco. Ni lo sueñen. Habrá juicio y castigo, pero no perdón. ¿Perdonar
al presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez? ¿Perdonar a la
titular del bloque, Juliana Di Tullio? ¿Al diputado líder camporista Andrés
Larroque? ¿Y al resto de ladrones y alcahuetes de la tiranía? No señor. Ustedes
cambiaron la justicia por petróleo. Ustedes defecaron sobre la memoria de las
víctimas, conspiraron contra los familiares, y se aliaron al terrorismo
islamista. Ustedes pertenecen al kirchnerismo asesino. Y asesinos y cómplices,
no están en calidad de esperar muchos beneficios. Ustedes, van a recibir
justicia. Tarde o temprano. En este mundo, o si existe otro, adonde vayan una
vez muertos si logran zafar en esta vida gracias al aparato de impunidad que
maneja la Procuradora General de la Nación Alejandra Gils Carbó -otra criminal
oficialista que recibirá su merecido castigo-. Estos monigotes que hablaban de
la “determinación que tomó el fiscal”
,
aludiendo a un supuesto suicidio (del cual no tenían pruebas), insultándolo ya
muerto y burlándose de su familia, van a responder por todo lo que han hecho.
Si esta banda criminal no es juzgada, el futuro será bien negro para Argentina,
porque el mensaje será: hay impunidad garantizada para los que vengan, y no hay
obstáculo para que los actuales vuelvan cuando estén listos nuevamente.
. . .
En la tarde-noche del mismo lunes, comenzó la primera marcha
reclamando justicia por Nisman, organizada en distintos puntos del país. Asistí
a la de San Juan, mi provincia natal, donde me encontraba en ese momento. Al
principio pensaba que la convocatoria no sería buena, y que solo pocos
asistiríamos, dentro de los cuales la mayoría seríamos de la comunidad judía.
Me equivoqué, y para mi satisfacción, fuimos más de lo esperado. No había
muchísima gente como en los cacerolazos multitudinarios que quedaron en la
historia, pero sí más de la que pude imaginarme.
Por supuesto que por un lado, eso me hizo sentir mejor. Ahora bien, por el otro
lado, la marcha reflejó lo perdida que está mucha gente. Personas que protestan
porque perciben que algo está mal, pero no tienen el suficiente desarrollo
conceptual para conocer y comprender la real trascendencia de lo que sucede.
Gente honesta y de bien que reclama justicia por un muerto, como debe ser; pero
cuya cadena de razonamiento llega hasta un determinado punto del cual no puede
avanzar y es ahí donde se sienten desarmados, indefensos y desamparados.
El periodista José Benegas razonó que la marcha tenía que tener un destinatario
para ser efectiva. Yo agrego que también el propósito debía estar claramente
definido. Y ninguno de los dos elementos estuvo presente con la suficiente
fuerza demostrativa. Se reclamaba por justicia, pero la protesta no tenía un
destinatario inequívocamente estipulado. “A ese fiscal lo mató la corrupción”
cantaban algunos. Otros aplaudían sin que su boca emitiera sonido. Los
destinatarios de la protesta debían ser, sin temor al señalamiento, la
presidente Kirchner y su banda de secuaces. Pero nadie los identificaba. Fui el
primero en empezar a gritar “Cristina asesina” (porque rimaba, no porque me
guste llamarla por el nombre), y pocas voces me siguieron. Había temor y/o
falta de identificación de quien debía ser el receptor de la protesta.
Sobrevolaba una vaga idea general de que la responsabilidad por lo sucedido le
cabía al gobierno, o de que justo moría quien denunciaba al gobierno, y de que
se marchaba para protestar contra el gobierno; pero eso no era materialmente
traducido en términos claros y precisos durante la realización de la marcha. Lamentablemente.
Porque el hecho de que la gente ya tenga la voluntad de salir a la calle y
alzar su voz, es algo significativo; pero si no lo complementamos con el
andamiaje conceptual suficiente para saber concretamente lo que se reclama y
contra quien, no resulta suficiente para hacer temblar al régimen.
En cuanto al propósito, se marchó para protestar. Bueno, ¿y? Si era solo para
protestar, sin un objetivo concreto, no iba a servir. Y supongo que al régimen
le dio igual. Sirvió la marcha para darse cuenta que todavía hay gente con
altura moral en Argentina, pero no sirvió para intimidar a la tirana. La
protesta tiene que ir encauzada mediante una finalidad. No protestar por
protestar o por algo indefinido, sino: protestar para que la malvada renuncie,
protestar pidiendo que se le haga juicio político, protestar para sacarla a
patadas de la Casa Rosada, protestar para que se siga adelante con la causa
AMIA y la denuncia por encubrimiento sin que Gils Carbó destruya todo,
protestar para echar a Berni por desplegar una actuación que favoreciera al
gobierno aun a costa de la verdad. No se lleva un volumen completo de un
tratado de filosofía a una marcha en las calles, pero alcanza con llevar unos
pocos puntos bien centrados y definidos para exigir, reclamar, demandar, según
sea la ocasión. Manejando estos elementos, se sabe por qué se marcha, para qué,
contra qué o a favor de qué.
. . .
Lo que está en juego aquí es la República, nada menos. Si
somos una nación compuesta por individuos libres en el marco de una
civilización con instituciones transparentes, o si somos una nación de esclavos
masificados en el marco de la barbarie con un gobierno oscurantista.
Los que dicen componer un “modelo nacional y popular”, han traicionado a la
patria y sus muertos, y han pactado con el que antaño era un enemigo foráneo
que atacó dentro del suelo argentino. Ese agresor para ellos pasó a ser un
aliado. Impunidad y desviación de la causa a cambio de restablecer relaciones
comerciales de estado a estado. Granos a cambio de petróleo, pero fabricando
inocencia sobre el atentado para que esto sea posible. Una inmoralidad
detestable y nauseabunda, de la mano de una ilegalidad susceptible de
destitución. Esto es lo que han pactado los que te matonean con el discurso
nacionalista y de soberanía. Y cuando asesinan a un Fiscal de la Nación que
investiga y denuncia, ellos optan por
callar o defender ciegamente al régimen.
Llega el martes 20 de enero e imagino. Me imagino cómo los
que se apresuraron en homenajear al tirano extranjero Hugo Chávez en las
universidades nacionales y en las facultades de derecho ahora se están
abarrotando ante los decanatos y rectorados pidiendo por nombrar un aula
“Alberto Nisman”. Mucha imaginación, ¿no? Muchísima.
. . .
Previo a esto último, en la siesta del martes, había
escuchado a mi querido Gustavo Perednik en TN hablar sobre su amigo Alberto.
Noté cómo casi se quiebra al final de la nota hablando de la amistad, y yo casi
me quiebro con él. Nosotros perdimos al Fiscal; Gustavo también perdió a un
amigo. Y es doloroso verlo sufrir sin poder acompañarlo. Gustavo espera que la
figura de Nisman despierte inspiración. Lo espero yo también.
Ahora bien, si la mayoría del país se inspira en el caudillismo y el líder
autoritario, y está deseosa de ser gobernada por quien tiene hambre insaciable
de dominio político, y son quienes representan estos valores los que mantienen
el poder, no se lograrán cambios positivos. Todo irá para peor.
Quienes nos situamos en la vereda de enfrente de los autoritarios estilo K,
ahora que contamos con una figura cuya historia es digna de ser contada y sus
valores merecedores de difusión, tenemos tarea para hacer. Para contrarrestar
al kirchnerismo, Nisman nos ha dado herramientas elementales.
. . .
Miércoles 21 de enero, y me tengo que enterar de otro
atentado terrorista. Esta vez en Tel Aviv. No hay descanso para los judíos. No
hay respiro. Por eso hay que estar siempre preparados.
Repasé lo sucedido concerniente a los judíos en relación a
terrorismo sufrido desde que comenzó el año. El mencionado atentado terrorista
en Israel realizado por un palestino que apuñala trece personas y las deja
heridas. Días antes islamistas atacan el local kosher en Francia dejando cuatro
judíos asesinados. Y hacía un par de madrugadas del miércoles nos habíamos
enterado del asesinato de Nisman, el fiscal judío heroico de la causa AMIA, la
mutual judía que sufrió un atentado terrorista efectuado por islamistas iraníes
encubiertos por el kirchnerismo.
De esto puedo sacar una relación de tres episodios (apuñalamientos
en Tel Aviv, asesinatos en el local kosher, y atentado a la AMIA) de los cuales se desprenden injusticia y
violencia, por parte de los mismos culpables islamistas, y con un cómplice
(diplomático en el primer caso por favorecer la movida unilateral del estado
palestino premiando al terrorismo; moral en el segundo por callarse la boca y
no enviar representación al evento internacional de protesta realizado por la
ola de violencia a partir del ataque contra Charlie Hebdo; y político y
jurídico en el tercer caso por encubrimiento): el kirchnerismo
.
Pero les informo a los judeófobos variopintos nacionales e
internacionales: no pudieron, no pueden y no podrán con nosotros. Am Israel
Jai, y vean como seguimos por la historia, mientras ustedes se van disipando y
quedando atrás.
(Por si fuera poco, el lunes a la madrugada ocurrió otro
episodio judeofóbico. En Lago Puelo, localidad chubutense, unos judeófobos
agredieron a turistas israelíes que se hospedaban en un hostel, lanzando
piedras, rompiendo vidrios, y según el dueño disparando contra el edificio.
Propietarios y policías también resultaron heridos por la violencia desplegada
.
No escuché pronunciamiento alguno por parte del kirchnerismo. ¿Complicidad por
omisión?).
. . .
Avanzando la mañana del miércoles, me hice muchas preguntas
sobre el caso. Surgían interrogantes derivados de las versiones contradictorias,
poco creíbles o directamente inverosímiles que salían de las bocas de los
funcionarios kirchneristas. El secretario de seguridad Sergio Berni era uno de
los blancos principales de crítica por sus incoherentes relatos, en los que
podía pisarse y desdecirse con facilidad. El secretario general de presidencia
Aníbal Fernández a esta altura también regalaba papelones.
Cosas que no cerraban: las ambulancias, el médico de Swiss Medical, la versión
del suicidio adoptada sin pruebas y apresuradamente por el gobierno (no por
cualquiera, por el gobierno), que la madre de Nisman estuviera tanto tiempo en
el departamento sin poder ver y chequear la situación de su hijo desplomado,
etcétera. Toda la confusión generada y amplificada por declaraciones como las
de Berni, a las cuales el periodista de TN especialista en crímenes, Ricardo
Canaletti, catalogó como “un relato de fantasía”.
Y una pregunta que me hacía, no sé si por ignorante, pero con ganas de hallar
respuesta completa a la brevedad posible: ¿cómo puede ser que tratándose de
Nisman (la persona más importante del país en aquel momento
)
la custodia operara -según percibo- de manera liviana o negligente, no
derribando alguna puerta de acceso al departamento cuando este no les respondía
a la hora de encuentro pactada? Hay tiempo de llamar y buscar a la madre, de
localizar a un cerrajero, pero no se intentó hasta entonces entrar por la
fuerza a la vivienda. Esto no me cierra, y habrá que estar atentos a los datos
y versiones que arrojen las testimoniales.
. . .
Por el mediodía aproximadamente, termino de redactar mi
primer artículo tras la muerte de Alberto. Un homenaje que desde mi lugar podía
hacerle. Al escrito lo titulo “Asesinato del Fiscal de la Nación Alberto Nisman”,
directamente
.
Y lo cierro en la misma línea de lo que vengo hablando:
Nisman, sustentado en la grandeza de su obra, la entereza de
su trabajo y la valentía de su persona, fue un Héroe. Fue quien logró
re-encauzar AMIA, reunir las pruebas para imputar a los funcionarios iraníes,
reconstruir los hechos relativos al criminal atentado, y denunciar un nuevo
encubrimiento (otro más) de las autoridades estatales argentinas. Nisman mostró
el camino, cómo se debe hacer para investigar y perseguir judicialmente al
terrorismo internacional, y cómo un fiscal puede sobreponerse a las
adversidades planteadas por gobiernos, mafias y células terroristas para llegar
al meollo del asunto.
Nisman simboliza uno de los pocos sostenes de la República que quedan en este
país. Personas como él son las que merecen estar vivas, para seguir luchando
por la Justicia. Personas como los funcionarios kirchneristas que aprobaron el
Memorándum de Entendimiento con Irán (el documento legal superficial que
escondía el plan de impunidad para los culpables iraníes a cambio de
restablecimiento de relaciones comerciales entre Argentina e Irán) y defienden
fanáticamente a la cabecilla presidencial, son las que merecen estar muertas.
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Jueves 22 y el gobierno se victimiza más, artera y
asquerosamente. Como solo personas que han renunciado a cualquier dejo de
dignidad pueden hacer. Con la cara que solo los que rinden culto a la
deshonestidad pueden poner.
Primero dijeron que Nisman hacía esto contra el gobierno, y ahora resulta que su asesinato es contra el gobierno.
Siempre, según la presidente y sus infumables bufones, la víctima es el
gobierno. Tanto Nisman como sus asesinos operaron contra la eterna víctima, el
gobierno kirchnerista.
Pues no. Más allá de la victimización vergonzosa de estos tiranos, el gobierno
es el victimario. Las víctimas son los asesinados de AMIA y ahora el asesinado
Nisman. Los asesinos son el estado iraní y el kirchnerismo. Y el que los
defiende, es cómplice de asesinato y debe ser tratado como tal.
Otra noticia de jueves: Sandra Arroyo Salgado, jueza federal
y exesposa de Nisman, duda de lo practicado hasta el momento en la pesquisa.
Declara: “Hay algunas cuestiones que me preocupan acerca de la investigación”
.
Se informa que se constituirá en querellante, pedirá perito de parte y
solicitará una nueva autopsia (esta última al final no fue considerada
necesaria por Arroyo Salgado).
Bien, a ver si la jueza que ha sido funcional al kirchnerismo se reivindica un
poco tras haber favorecido al gobierno que asesinó o es cómplice de asesinato
del exmarido. Reitero que no hay perdón para los que han sido kirchneristas o
cómplices; sin embargo aquí hay una oportunidad de reivindicación en cierta
medida,
para ella; lo cual no borra
lo ya efectuado,
contra otros.
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Viernes 23 y puedo empezar a hacer públicamente comentarios
que contengan, si se quiere, un poco de humor irónico. La seriedad del momento
y mi dolor al transitarlo me lo impedían con anterioridad. Solamente emitía
comentarios y análisis serios, algunos quizás con cierta ironía (como el del
aula “Alberto Nisman”), pero despojados de humor. Ahora bien, si hay algo que
el régimen no debe lograr para dominarnos, es entristecernos y amargarnos de
por vida de modo que pensemos que solo de su lado está permitida la felicidad.
A partir de esto, dos consejos ofrezco a mis amigos:
1) Si la custodia está implicada en el asesinato, ojo cuando Gils Carbó les
ofrezca más protección (como se la ofreció a Nisman en su momento y este la
rechazó). Más custodia significaría que se van a morir antes.
2) No es tan grave si dejan a su hija adolescente sola un par de horas en la
vip de un aeropuerto internacional bien cuidado. El kirchnerismo critica a
Nisman por dejar a su hija porque ellos toman como parámetro de hijo a Máximo.
Ese tonto grande si lo dejas solo se pierde y tienen que llamar por parlantes
para decir que está buscando a su mamá. Pero a sus hijos, amigos, no creo que
les pase.
. . .
Sábado 24 me sigo informando sobre el caso Nisman, en una
semana que traté de ver cuanto programa se emitía y leer cuanto artículo se
escribía al respecto. Domingo 25 me encuentro con una foto publicada en la
revista Noticias. La última imagen de WhatsApp de Alberto Nisman. Capo. Lo
reafirmo: capo.
“Keep calm and
we don’t negotiate with terrorism” con
una pequeña foto suya. Esto constituye un pequeño
símbolo pero habla a las claras del férreo posicionamiento moral del Fiscal de
la Nación. No se negocia con terroristas. Y habla también de mantener la calma,
reflejando que Nisman quería estar lo mejor posible para seguir adelante y
lograr ir al fondo del asunto.
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Es hora de ir concluyendo con la crónica y los pensamientos
de la primera semana sin el Fiscal. Su muerte me dejó completamente amargado.
Como si se hubiera muerto un familiar, o un ser querido. Caigo en la cuenta de
que, a pesar de no conocerlo personalmente, Alberto era en efecto un ser
querido. Respetado, admirado, una de esas personas que sirven como modelos a
seguir una vez que uno racionalmente entiende lo que hacen. Uno de esos
individuos a los cuales los personeros del mal, esos que quieren destruir a los
jóvenes borrándoles ejemplos a seguir e insertándoles basura mental, quieren
triturar y hacer desaparecer.
Todos en mi familia estábamos así, con esa sensación de bajón y amargura ante
lo terrible del suceso. Compartiendo la angustiosa sensación, conmovidos,
esperando novedades. Mis familiares también participaron de la marcha del
lunes; un gesto que estaba a su alcance y era digno de hacer.
Estoy amargado por Alberto; extrañamente, no tanto por la causa AMIA y la
denuncia por encubrimiento. Más que amargado, por la causa y la denuncia estoy
alerta. ¿Por qué me siento así? Porque creo que el material probatorio que ha
dejado Nisman es tan contundente, que se irá para adelante con el asunto.
Quizás sea un ingenuo equivocado, pero confío en que así será, y el Mal no
triunfará. Se sobrepondrá el Bien, como victoria póstuma del valiente fiscal.
Por supuesto, hay que impedir que las pruebas caigan en las garras equivocadas
y sean desvirtuadas; y se deben designar fiscales dignos de continuar lo
empezado por Nisman. Si no ocurre la corrupción señalada, estoy seguro que el
legado de Nisman puede mandarlos a la cárcel o hacer que se vayan del país, tal
como se lo confío a Gustavo en su última reunión de café, aproximadamente un mes
antes del fallecimiento.
Para Argentina como país la muerte de Nisman es un golpe al corazón. Una
exhibición obscena de todo lo malo que anda dando vueltas. El escaso valor que
el kirchnerismo le otorga a la vida humana y a la institucionalidad, ha quedado
en evidencia. Lo grave es que también ha quedado en evidencia lo poco que esto
le importa a algunos sectores que debieran oponerse.
Para los judíos, el asesinato del Fiscal es otra mala noticia que se suma a la
lista de crímenes, calamidades e improperios sufridos. Más allá del difícil
panorama, saldremos adelante. Y esto ya se lo escribí a mi estimado Gustavo: son
gente como vos desde la intelectualidad y Alberto desde la acción pública las
que nos han levantado cada vez que hemos caído.
Murió Alberto Nisman, pero su legado debe permanecer en
nuestras consciencias como una incitación a continuar por la vía de la justicia.
Confiemos en que el enorme trabajo desplegado traiga la victoria póstuma del
fiscal, y los culpables del atentado y el encubrimiento sean castigados.
Vos ya demostraste lo que fuiste, Alberto. Ahora nosotros
tenemos que demostrar, en lo que queda de República y luchando por su
recuperación, que somos dignos de haberte tenido.